THE KINDEMAN REMEDY – Análisis

THE KINDEMAN REMEDY – Análisis

¿El fin justifica los medios?

Con The Kindeman Remedy, Troglobytes Games ofrece una turbia experiencia, cargada de situaciones moralmente cuestionables, que nos convertirá en cómplices de una atroz investigación


Si algo nos ha enseñado la historia de la humanidad es que no hay nada más monstruoso que el hombre. Ni hablar cuando se trata de uno particularmente obsesionado. Es entonces cuando la capacidad de llevar a cabo abominables actos que ignoran todo tipo de lineamiento moral con tal de obtener lo que desesperadamente busca, se hace presente. Esto es justamente lo que Troglobytes Games busca representar con su videojuego The Kindeman Remedy. Se trata de un videojuego de gestión, pero no precisamente de recursos sino de suministros médicos y, sobre todo, del tiempo. Una propuesta sencilla que busca entretener a través de convertirnos en los cómplices de una oscura, escalofriante y atroz investigación.

The Kindeman Remedy nos pone en el papel del Dr. Carl Kindeman, un profesional del campo de la salud y la química. Un genio entre sus pares que hoy en día se ve relegado a trabajar en una lúgubre cárcel que recuerda a la Prisión de Alcatraz. Que se encuentre allí no es casualidad. Al fin y al cabo, nuestro protagonista llevó a cabo investigaciones sobre el cuerpo humano empleando métodos poco convencionales. Harto de verse limitado realizando procedimientos dignos de un mero estudiante de medicina, decide destinar sus conocimientos y tiempo libre a obtener un nuevo fármaco.

A fin de ayudar a Kindeman a cumplir con su objetivo, estaremos obligados a cometer actos atroces mediante «tratamientos» que ignoran por completo el Juramento Hipocrático, pero que agilizarán sus estudios. Lo interesante es que dicha misión no la realizaremos en solitario. Por el contrario, estará potenciada por la corrupción del personal de seguridad carcelario y de la hermana Anna, una monja que hará las veces de asistente, convencida de que el doctor realiza el trabajo de Dios castigando pecadores. Es interesante la relación que se llega a forjar entre ambos personajes, bastante retorcida y de subordinación, que deja la puerta abierta a algo más estrecho e íntimo de lo estrictamente laboral.

The Kindeman Remedy Análisis

La trama se desarrolla mientras trascurren los días dentro de la prisión. Las actividades del doctor y su cómplice se ejecutan en dos jornadas laborales bien marcadas: mañana y noche. De día, Kindeman dedica su tiempo a fabricar píldoras y goteros requeridos en la sala de atención médica gestionada por la hermana Anna. Además, en determinados momentos realizará investigaciones menores operando pacientes que lleguen al quirófano. Sin embargo, durante la jornada nocturna el dúo da rienda libre a su lado macabro, llevando a cabo intervenciones en extremo invasivas. También servirá para reponer los insumos faltantes para la próxima jornada.

Cada personaje tiene sus zonas de trabajo bien determinadas. Es decir, sólo se mueven a través de salas concretas y teniendo la posibilidad de asignarles tres tareas a cada uno. Resulta importante estudiar minuciosamente los tiempos de demora de cada proceso, puesto será esencial para que tanto Anna como Kindeman atiendan sus responsabilidades. De esta manera evitaremos perder la oportunidad de atender como corresponde a los pacientes. Es decir curarlos o, en su defecto, envenenarlos para conseguir sujetos de prueba.

No solo se trata de disminuir la población de la cárcel a una velocidad alarmante, si no también de conseguir poco a poco mejor equipo haciendo uso de un sistema que nos recompensa con puntos de reputación. Estos se obtienen al tratar las necesidades médicas básicas de los condenados. El detalle es que envenenarlos no disminuye el valor obtenido en este apartado. Al fin y al cabo, no se trata de un sistema de karma, sino de una retribución que podemos intercambiar por equipamiento más eficiente.

Para dar con su tan anhelado remedio, Kindeman necesita investigar la carne humana en estado fresco. Para ello cuenta con una potente droga que manufactura por las noches en sus salas secretas, garantizando a sí mismo sujetos de prueba vivos que servirán para sus siniestros experimentos. ¿Como? Cada dos días en la cárcel se sentencia un reo a la pena capital: ejecución en la silla eléctrica. Con la ayuda de guardias corruptos, el Dr. Kindeman programa una cita previa a la ejecución para suministrar la droga con la dosis necesaria para que éste resista la descarga eléctrica y se mantenga en un delicado reposo que facilite el acta de defunción.

Es interesante como The Kindeman Remedy nos coloca en una posición donde resulta difícil evitar la dicotomía planteada por la historia donde, si lo pensamos más allá, casi que nos invita a justificar nuestro terrible accionar. El hecho de que se trate de investigar a base de conejillos de indias que «algo habrán hecho» para terminar tras las rejas, es un tema aparte que merece otro tipo de análisis. Pero el lado oscuro es procesar lo que acontece en las habitaciones más recónditas. Porque, sin quererlo, terminamos convirtiéndonos en cómplices de las barbaridades que provocan la disminución de la población carcelaria.

El caso es que una vez pactada la consulta médica y concretada la falsa ejecución, el doctor tendrá a su disposición una persona consciente a quien mutilar. Pero seremos nosotros los que, al compás de una apacible música clásica, obremos como ejecutores. Durante estos tratamientos «especiales», se llevará a cabo un minijuego donde tendremos que realizar una acción en el momento justo para completar una barra de «datos obtenidos». Nada demasiado complicado, pero que no quita el hecho de estar obligados a formar parte de una cuestionable investigación, que es lo que nos llevará a estar un paso más cerca de obtener el remedio Kindeman.

El título tiene una duración un tanto extensa para lo que ofrece. Llegar al objetivo final del doctor puede tomar unos cuantos días dentro del juego, y con días me refiero a semanas. Por más experimentado que sea el personaje en el campo de la medicina, dar con su fórmula final tomará un tiempo considerable (incluso sin verse atado a lineamientos morales). Pero, al igual que ocurre con su nivel de violencia, el entretenimiento comienza a diluirse poco a poco. Al final, resulta inevitable que algunas jornadas se sientan repetitivas y monótonas. Especialmente cuando alcanzamos un equilibrio óptimo entre atender nuestras obligaciones legales y llevar a cabo la investigación.

Tal vez la adición de eventos aleatorios que pudieran llegar a complicar las tareas, obligándonos a hacer malabares para poder atender todo a la vez, habría aportado algo más de dinamismo. A lo que voy es que estamos dentro de una prisión. Un entorno donde los disturbios, las fugas, peleas o incluso que un motín son situaciones recurrentes. Sinceramente estuve aguardando a que sucediera algo por el estilo, pero todo resultó más tranquilo de lo que esperaba.

Al final, la monotonía termina impactando en el nivel de diversión. Es inevitable sentir que en The Kindeman Remedy el entretenimiento se diluye rápidamente, luego de las primeras horas en las cuales se sostiene la novedad. El título peca de mostrar todo lo que tiene para ofrecer con bastante rapidez, y no cualquier juego puede sostenerse fresco desde su inicio hasta el final. Para que se hagan una idea es como jugar el ancho de espadas en la una primera ronda de «Truco». En ocasiones es mejor macerar a fuego lento la experiencia para que logre cautivar al público objetivo de principio a fin.

En lo visual destaca gracias a unas cinemáticas de estilo cómic muy buenas y una representación in game sospechosamente parecida al genial Ravenous Devils. La diferencia es que, mientras que este paradójicamente presentaba un entorno más ameno y cálido, The Kindeman Remedy hace lo propio de forma umbría, utilizando una gama de colores más oscura, aunque poco variada. La iluminación también deja entrever la clase de ambiente por el que se mueven los protagonistas. Respecto al apartado sonoro, resulta muy modesto y limitado, destacando sólo los sonidos de tortura que producen los reos y poco más. Cumple con el mínimo esperado.

The Kindeman Remedy Review

The Kindeman Remedy se presenta como una apuesta un tanto arriesgada, especialmente teniendo en cuenta cómo se ven boicoteados aquellos videojuegos que intentan entretener a partir de tocar temas sensibles o exponiendo actos moralmente cuestionables. Sin embargo, obviando dichas cuestiones, el trabajo de Troglobytes Games ofrece una experiencia rara. Esto se debe, en parte, a su falta de novedad debido a que las comparaciones con Ravenous Devils (que se encuentra un escalón por encima) son inevitables, y a lo rápido que se diluye el factor entretenimiento. Y pese a que no es un título para cualquiera, resulta ser una buena opción para quien desee probar algo distinto, con una vuelta de tuerca poco frecuente dentro del género, que resulta divertida, al menos durante las primeras horas.


FICHA TÉCNICA:

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Sobre Darío Gadea

Sniper de pura cepa. Fanatico del horror, la fantasia y la ciencia ficción. Adicto a los Metroidvanias, los RPG, la musica pesada y el synthwave. Cuando no esta leyendo algo perturbador esta jugando a Age of Empires II


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