Los juegos de simulación y gestión suelen cubrir diferentes aspectos o temáticas, siendo los más populares los simuladores de granja, como por ejemplo Stardew Valley. Sin embargo, dentro del amplio espectro de propuestas del género tenemos aquellas que ofrecen otro tipo de experiencias, las cuales se alejan radicalmente de los cultivos y los animales de granja. Ahí es donde se ubican títulos como While The Iron’s Hot, cuya jugabilidad se enfoca en la fabricación, concretamente en la herrería, y la verdad es que se siente un tanto refrescante encontrar algo así en medio de tanto ‘juego de granjas’. El título de Bontemps Games nos pone en el papel de un herrero errante que deberá explorar un mundo de maestros artesanos, apelando a un loop de juego relajado y divertido, mientras forjamos nuestra propia leyenda a puro martillazo.
La trama comienza con nuestro protagonista, cuyo nombre es completamente personalizable, buscando un lugar donde demostrar sus dotes de herrero al mundo. Los azares del destino finalmente lo conducen a Ellian, una tierra donde legendarios artesanos dedicaron gran parte de su vida a pulir sus habilidades, lo cual lo convierte en el lugar idóneo para juzgar la nuestra valía. Pero convertirse en un ‘Maestro Herrero’ no será un camino fácil. Como primer reto, tendremos que revitalizar la fragua del abandonado poblado de Stal, que tiene el potencial de convertirse en una próspera comunidad si logramos estar a la altura del desafío.
De entrada contaremos con un sistema de prestigio con el cual podremos cuantificar el progreso general. Mediante la fabricación de objetos, conocer gente y mejorar las instalaciones del pueblo mejoraremos nuestra reputación. Al terminar la jornada laboral e ir a dormir, el juego nos presentará un resumen diario detallando nuestras proezas, lo cual se traduce en experiencia. Al subir de nivel se nos permitirá escoger entre tres mejoras, como por ejemplo cansarnos menos o vender nuestros objetos más caros. Pero este no es el único propósito, puesto que mediante este sistema podremos desbloquear nuevos edificios para pueblo, mejoras para el hogar y, más importante aún, para la forja.
La herrería es nuestra segunda casa, ya que gran parte del tiempo lo pasaremos allí, empleando las diferentes estaciones de trabajo como el yunque, la piedra de afilar y, por supuesto, la fragua. Cada una de ellas tiene su propio minijuego. Por ejemplo, en el del yunque tendremos que hacer uso de un martillo y golpear el molde de un objeto en las partes correctas para fabricarlo en buenas condiciones. Por supuesto, todo esto conlleva un gasto de energía, la cual se irá consumiendo no sólo al forjar cosas, sino también al viajar o realizar determinadas actividades en el mundo, como talar árboles o minar. Afortunadamente, contamos con un buey como medio de transporte, al que podemos acariciar y vestirlo con diferentes atuendos. Un detalle que encontré sumamente agradable.
Si bien podemos estar todo el día machacando metal, de poco nos sirve si no logramos vender nuestras creaciones. Para solventar esta situación, podemos tomar encargos por los diferentes poblados del juego, donde también se dedican a sus propios oficios. Hay pueblos de carpinteros o de mineros, por ejemplo. Además de ello, otra buena fuente de ingresos proviene de interactuar con algunos de los habitantes de Stal y tomar misiones secundarias o pedidos especiales.
La progresión de While The Iron’s Hot nos llevará desde encargos simples con madera y bronce, hasta la manipulación de minerales más raros y desafiantes de tratar. Los recursos básicos pueden recolectarse en alguna cueva como así también en el mapa del mundo. No obstante, existen minerales de mayor nivel mucho más escasos y complicados de encontrar. O al menos es así hasta que se da con el truco. Y es que durante la aventura encontraremos objetos ya forjados, los cuales podremos colocar en la fragua para derretirlos y reutilizarlos. Debo admitir que en un principio estuve bastante perdido y sin saber como conseguir dichos materiales hasta que por casualidad descubrí esta mecánica. Pero también puede que estuviera despistado y esto me lo hubiera explicado algún NPC. No lo sé.
While the Iron’s Hot ofrece además bastantes minijuegos y rompecabezas por doquier, pero lo que realmente engancha es la repetición (por más contrario que suene) de ir a pedir encargos, forjar los objetos y venderlos. Es un bucle de jugabilidad que encontré muy satisfactorio gracias a las recompensas derivadas del sistema de prestigio. Especialmente por aquellas mejoras a las que se puede acceder mediante los nuevos edificios del pueblo. Mi favorita, sin lugar a dudas, es una carreta que permite llevar una fragua móvil para viajes largos. Pero lo mejor de todo es cómo la fabricación, dista de ser una mecánica que se sienta forzada o cansina, ya que es un aspecto que se integra muy bien con la historia.
En lo que respecta a su apartado visual, presenta un pixel art muy bonito, con sprites simples pero con animaciones sumamente detalladas e interesantes. Un ejemplo de ello es el movimiento de nuestro delantal cuando caminamos, corremos o subimos por escaleras. Todo se siente muy fluido. Además, ver la progresión del pueblo a medida lo reconstruimos también es muy gratificante, en especial pasado un punto donde podemos ver en la distancia murallas de piedra acordonando el área. En resumidas cuentas, es muy agradable a la vista y el estilo artístico le queda perfecto.
While the Iron’s Hot es un videojuego sumamente entretenido, que ostenta bastante humor y un bucle jugable algo relajante pero que roza lo adictivo. En lo personal, me enganchó muchísimo. Tanto que cuando encontré un bug que me impidió progresar, llegué a sentirme realmente frustrado por no poder seguir jugando. Afortunadamente desde Bontemps Games resolvieron dicho inconveniente sumamente rápido y, a partir de ahí, no paré hasta terminarlo. Es una aventura que cumple con lo que promete y brinda un buen puñado de horas de diversión. Pero sobre todo, un enfoque notablemente distinto dentro del género.
Sobre David Cedres
Fanático del anime, la ciencia ficción y por supuesto los videojuegos, de preferencia indies.
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