La conciencia ¿Qué es? ¿Podríamos definirla con exactitud? Es impresionante lo mucho que puede viajar la mente cuando se alimenta a base de incertidumbres y se plantean interrogantes compulsivamente para poner en tela de juicio lo que uno da por sentado o piensa creer. Hace aproximadamente una década cuando un videojuego nos hacía reflexionar acerca de esta clase de planteamientos, mientras nos deleitaba con inteligentes acertijos que buscaban hacernos pensar didácticamente en lo que ocurría alrededor. The Talos Principle 2 es la secuela de dicha propuesta, que regresa con todos sus atributos potenciados: más puzles, trasfondo filosófico y un argumento que, acoplado a una narrativa mejorada, nada tiene que envidiarle a la obra de Isaac Asimov. De hecho, el título de Croteam, bebe de este y otros autores para dar lugar a una interesante trama que se disfruta incluso luego de haber cerrado el videojuego.
The Talos Principle 2 es un videojuego de aventura con resolución de puzles y una gran carga narrativa. Al igual que en la primera parte, nos invita a poner a prueba nuestra capacidad de resolución de problemas para sortear numerosos obstáculos. De buenas a primeras, estos parecen sencillos, pero no debemos dejarnos engañar, puesto que la solución puede llegar a calar hondo en el encéfalo. El título brilla por su sencillez, por sus mecánicas simples pero efectivas y escenarios de ensueño que contienen múltiples “salas” donde el protagonista -y nosotros mismos- tendremos que mostrar inteligencia. El argumento nos sitúa muchos años después de los acontecimientos de The Talos Principle. En esta aventura encarnamos a 1000, el milésimo ser nacido en una solemne sociedad de autómatas que se habían impuesto como meta aguardar nuestro nacimiento.
Pero, ahora que este acabamos de «nacer», las interrogantes que surgen son más de las que podríamos imaginar: ¿Qué sigue? ¿Cuál debe ser el nuevo objetivo? ¿Porqué esta sociedad de máquinas esperaba exactamente este momento? y ¿Acaso es eso motivo para sentirnos especiales? Todo es cuestionable, tanto para el protagonista como para nosotros al ser testigos de esta experiencia que sutilmente atraviesa la cuarta pared para perturbar nuestro más profundo sentido de la curiosidad. Un rasgo que al parecer no es exclusivo para los humanos o, en su defecto, los gatos. No por nada estos robots se autodenominan como ‘los nuevos humanos’. Sumado a ello, la sociedad de máquinas se ve interesada en averiguar acerca de una megaestructura que apareció repentinamente y, al parecer, oculta grandes secretos. ¿La llegada de 1000 tuvo algo que ver? ¿Eso lo vuelve «el elegido»? La única manera de descubrirlo, es investigando.
En The Talos Principle 2 recorreremos escenarios semi abiertos donde tendremos que resolver diversos puzles que ponen a prueba la lógica. En cada escenario los acertijos pueden abordarse sin ningún orden específico. No obstante, si bien el orden de los factores no altera el producto, existe una línea que puede seguirse para completar los desafíos de menor a mayor dificultad (ingresando a los recintos por orden de proximidad) combinando métodos y herramientas para superarlos. Al igual que en su predecesor, los acertijos son brillantes. Cada nueva área suma algún tipo de artilugio. Primero se nos enseña cómo se deben utilizar para sacarle provecho en un procedimiento sencillo. Pero conforme avancemos pasaremos horas devanándonos la cabeza, tratando de encontrar la forma de combinarlos para sortear complejos mecanismos que impiden el avance.
Los rompecabezas están muy bien pensados y las herramientas que permiten configurar el entorno a conveniencia del protagonista también. En un principio haremos uso de simples cajas que, dispuestas de manera correcta, pueden formar una escalera o utilizarse para activar placas de presión en el suelo para abrir alguna puerta. Pero casi sin darnos cuenta, pasamos de utilizar estos objetos rudimentarios a manipular otros dispositivos más sofisticados que nos darán la posibilidad de activar o conectar complejos sistemas de nodos de energía. Estos puzles no son otra cosa más que un reloj suizo donde cada pequeño y simple engranaje tiene un lugar específico donde ser ubicado para hacer funcionar un instrumento aún más grande.
La resolución a estos problemas está tan bien planteada que, hasta que no salimos del videojuego y lo pensamos en frío (algo que inevitablemente va a suceder varias veces), no nos vamos a percatar de lo complejos que pueden llegar a ser algunos artefactos o los métodos de resolución de una zona. La evolución de la cual somos parte en el proceso de aprendizaje está desarrollada de forma amena. Llegado un punto pareciera como si el mismo juego nos llevara de la mano por un entorno difícil de atravesar, pero no imposible. Uno en el cual el razonamiento será nuestra herramienta más poderosa. Esto deriva en situaciones en las que resolveremos un rompecabezas complejo en pocos minutos, mientras que otros, más obvios, puedan jugarnos una mala pasada por razonar equívocamente. No es un error de diseño: solo somos nosotros mismos pensando un procedimiento.
Aparte de estos acertijos, también hay enigmas para resolver entre niveles, pero se nota que la dificultad en estos es menor. La sencillez de estos se debe a que están pensados de este modo. Su planteo es básico pero por un motivo en concreto. Porque los puzles en cuestión no buscan que nos quememos los sesos con su resolución. Por el contrario, pretenden recompensarnos con una suerte de micro satisfacción por haber dado en el clavo y completarlos. No está muy alejado de cómo uno estudia las matemáticas, donde para poder realizar ejercicios más difíciles y complejos, en el medio debe practicar con otros más sencillos para no perder lucidez de resolución. Aquí se aplica ese mismo ejercicio mental.
La ambientación sonora cumple adecuadamente con una musicalización soberbia a la altura del mundo que representa. Estas melodías no resultan agotadoras en ningún momento, lo cual es de agradecer porque estaremos horas recorriendo escenarios en los que el protagonista estará solo resolviendo problemas y nuestra única compañía serán nuestros pensamientos. La música está a cargo de Damjan Mravunac, compositor del soundtrack de Serious Sam y otros numerosos títulos menos conocidos del género de investigación. En los créditos también aparece -aunque colaborativamente- Chris Christodoulou quien musicalizó Risk of Rain 1 y 2. No es un apartado que destaque demasiado, pero cumple con su cometido más que bien.
Tema aparte es el apartado visual. Croteam hace una oda a la naturaleza mezclando arquitectura antigua y futurista con paisajes extremadamente bellos. Un añadido en la secuela es el modo fotografía que resulta muy entretenido. Es una herramienta a la que se le puede sacar mucho provecho, al menos si se tiene un poco de paciencia y buen ojo. Esta opción puede llegar a robarnos varias horas, pero también convertir la actividad de retratar los entornos en una obsesión. Principalmente, porque el título goza de espléndidos paisajes a lo largo de sus doce zonas, en los cuales se presentan diferentes biomas de las cuatro estaciones del año. Les aseguro que en esta modalidad encontraremos la excusa perfecta para tomar unos minutos y obtener un nuevo fondo de pantalla.
Han pasado casi 10 años desde su primera entrega, pero la espera para experimentar The Talos Principle 2 ha valido la pena. Disfrutar de una interesante trama que da pie a miles de planteamientos e hipótesis sobre lo que es la conciencia, mediante una idea sencilla que obliga al jugador a pensar más allá del videojuego haciendo que se embarque en un extenso debate filosófico, es algo genial. Sin lugar a dudas esta secuela no sólo es un referente del género junto a Portal, sino que supera a su predecesor en todo aspecto, especialmente en su narrativa que se antoja más compleja, puesto que no gira en torno al protagonista y sus motivaciones, sino también en los NPC que pueblan el mundo. Todo en pos de conspirar contra nuestra curiosidad y llevarnos a navegar por turbulentas aguas que dan lugar a diversas interpretaciones existenciales.
Sobre Darío Gadea
Sniper de pura cepa. Fanatico del horror, la fantasia y la ciencia ficción. Adicto a los Metroidvanias, los RPG, la musica pesada y el synthwave. Cuando no esta leyendo algo perturbador esta jugando a Age of Empires II
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