El stop motion, es una técnica que consiste en fotografiar objetos inanimados moviéndolos ligeramente entre cada fotograma para crear la ilusión de movimiento. Lo curioso es que surgió por accidente, pero su empleo se volvió extremadamente popular, particularmente en el cine. Si bien su uso en los videojuegos es menos común, existen ejemplos notables como Neverhood o Skullmonkeys. Ahora, a esta breve pero notable lista, se suma The Spirit of the Samurai, un título desarrollado por Digital Mind, un estudio de animación afincado en España que nos trae una interesante aventura de acción en 2D con elementos soulslike y metroidvania a tener muy en cuenta.
En The Spirit of the Samurai tomamos el control de tres personajes, cada uno con un rol específico en el desarrollo de la historia. Gracias a ello, el juego se nutre de una variada jugabilidad que, adornada con un excelso trabajo de stop motion, saca al título fuera del estándar común de los juegos indie. En su travesía nuestros protagonistas deberán hacer frente a fuerzas oscuras y diferentes desafíos para salvar a su aldea. A todo esto, el juego presenta una narrativa que se enriquece gracias a elementos fantasiosos y siniestros, convirtiendo dicho aspecto en uno de los más elaborados de la propuesta.
La historia está narrada en tercera persona y nos cuenta la leyenda de un samurai llamado Takeshi, un guerrero perteneciente a una orden guerrera encargada de vigilar el regreso de Shuten Doji, un ancestral enemigo con propósitos apocalípticos. A fin de detener a este demonio, nuestro protagonista cuenta con la ayuda de fuerzas espirituales que le permiten poseer el cuerpo de un diminuto espíritu de los árboles: Kodama. Gracias a ello, vamos a poder llegar a lugares virtualmente inaccesibles. Por otro lado, tenemos a una gatita llamada Chisai quien juega un papel importante en la misión de desterrar nuevamente al temible Yokai.
Cada personaje tiene una participación bien establecida en términos jugables. Por el lado de Takeshi, es el avance lateral en secciones de progresión lineal a través de escenarios que profundizan la inmersión, gracias a una fantástica ambientación que nos presenta un mundo destruido. Sobre él es que también gira la acción, con enfrentamientos viscerales y violentos contra no muertos y demonios. En cuanto a Kodama nos permite avanzar por el subsuelo, y a ejecutar ataques limitados y mucho menos sangrientos. Finalmente, Chisai se limita a segmentos de plataformas y sigilo. Si bien estos no son abundantes, presentan cierto reto y diversión. Eso sí, la gatita demuestra carácter, aunque le hace falta hostilidad.
Vale la pena resaltar la vulnerabilidad que supone controlar a Chisai, por lo que durante dichas secuencias el juego profundiza en una temática tierna y delicada. Lo interesante es que durante estos segmentos podemos ver a los enemigos más creativos y mórbidos que el título tiene para ofrecer, los cuales nos hacen sentir en un cuento de fantasía de monstruos y hadas. Otro aspecto a destacar es que las diferencias jugables entre los tres personajes dejan en evidencia que hace falta un poco de equilibrio y balance. Por momentos el control no responde como esperamos, particularmente al momento de esquivar, o al saltar sobre pendientes y cornisas. Esto no es algo que arruine la experiencia, pero se hace notar.
En cuanto al combate, tampoco es particularmente preciso. Los ataques no los realizamos con un botón, sino con el control analógico derecho del joystick. Dependiendo de hacia donde lo movemos, se ejecuta un tipo de golpe diferente. Takeshi es un samurai, pero no cuenta con la precisión y fineza que el Lobo de Sekiro. Aún así, cuenta con un arsenal de movimientos y ataques que podemos desbloquear aumentando la fuerza o la destreza. Como sería de esperarse, los mejores combos podemos obtenerlos, pero sólo cuando tocamos los niveles máximos en ambos atributos. Cabe destacar que, tanto el Kodama como Chisai, no tienen ningún árbol de habilidades a desarrollar, por lo que su control y manejo es más sencillo y pragmático.
La dificultad de The Spirit of the Samurai es desafiante. Sólo contamos con tres puntos de vida y que algunos enemigos sólo necesitan tocarnos para hacernos perder uno. Afortunadamente, contamos con pociones de vida para recuperarlos. Es por ello que resulta fundamental familiarizarse con el bloqueo y el parry, medios indispensables para pasar de la defensa al ataque rápidamente. Sin embargo, lo que vuelve al juego realmente difícil es la falta de precisión en las secciones de plataformas, como así también en el hitbox de los enemigos.
El diseño de niveles tampoco ayuda en el sentido de que apelan a cuestiones que nos sumergen en un agotador bucle de ensayo y error. Un claro ejemplo de ello, son las trampas -especialmente las que se activan al pisarlas- que cuesta mucho distinguirlas. También hay segmentos que se tornan tediosos debido a cuestiones de plataformeo, lo que hace que la progresión se sienta más lenta de lo que debería. El broche de oro -por decirlo de algún modo- lo ponen las zonas en que debemos enfrentar a oleadas de enemigos, dado que el sistema no es lo suficientemente ágil. De cualquier modo, una vez nos familiarizamos con los controles, todo se vuelve más manejable.
Conforme eliminamos enemigos y recolectamos objetos por el escenario, Takeshi obtiene puntos de experiencia que le permiten subir de nivel. Cuando esto sucede, obtenemos tres runas que podemos invertir para mejorar la resistencia, la fuerza, la destreza, o el daño con el arco. Para comprar estas mejoras, es necesario orar en una especie de altar, donde además se pueden realizar ofrendas de objetos e intercambiarlos por incienso, la moneda de cambio con la que podemos comprar flechas, kunais, y otros consumibles.
Algo que me llamó poderosamente la atención es la total ausencia de un mapa local. Si bien no estamos frente a un metroidvania de pura cepa, la falta de un elemento clave que nos permita chequear los puntos de interés o lugares visitados, se hace extraño. Cierto es que contamos con un mapa general que muestra -a groso modo- las zonas por las que avanzamos con un estilo artístico maravilloso. Ahí se enseñan algunas estadísticas como la cantidad de enemigos eliminados o los secretos descubiertos, pero sólo del lugar en el que estamos. No existe forma de verificar si en una zona previamente visitada nos quedó algo por descubrir.
Por otra parte, pese a que The Spirit of the Samurai es demandante, los combates contra los jefes dejan algo que desear. Me refiero a que, la presentación y diseño de cada uno de ellos es fantástica. Antes de cada enfrentamiento podemos ver una cinemática que nos anticipa el peligro inminente al que vamos a tener que hacer frente. Además, en términos de diseño intimidan y la expectativa ante lo que se percibe como una contienda épica es digna de emoción. El tema es que cualquier jugador con un mínimo de experiencia no encontrará ningún problema para sortearlos. En mi caso particular, ningún combate me tomó más de dos o tres intentos.
Indudablemente, el punto más elogiable y disfrutable del trabajo de Digital Mind es su ambientación y las animaciones stop motion. La calidad visual es sublime y, por momentos, más que un juego independiente parece como si estuviéramos frente a una película de Tim Burton, o incluso ante una escena del clásico filme Clash of Titans de 1981. Cada nueva área se siente como una pequeña obra de arte, con escenas que evocan la atmósfera de antiguas películas japonesas, con un aspecto cinematográfico muy bien logrado. A nivel sonoro, también cumple, con tonadas que acompañan muy bien lo que sucede en pantalla. También hay actuaciones de voz de gran factura, aunque se echa en falta un doblaje en japonés.
The Spirit of the Samurai es una grata sorpresa que nos dio el 2024. Un juego que si bien no revoluciona el género, presenta un estilo artístico muy trabajado con una ambientación oscura, tétrica y desolada, con un nivel de detalle maravilloso. Los planos con fondos en 2.5D, en conjunto con el diseño de enemigos generan una inmersión que por momentos es realmente impactante. Y todo aderezado con un estilo de animación muy poco usual en el medio que denota el talento de Digital Mind. Incluso me atrevería a aseverar que este es el juego indie vanguardia en este estilo. Por lo demás, si podemos convivir con las asperezas que presenta su apartado jugable, estamos frente a una propuesta muy llamativa que definitivamente vale la pena darle una oportunidad.
Sobre Ulises Corrales
Soy un apasionado de la fantasía oscura medieval y fanático de los soulslike. Cuento historias con voz sensual en cada hoguera en la que paro a descansar.
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