SKALD: Against the Black Priory – Análisis

SKALD: Against the Black Priory – Análisis

Una auténtica experiencia old school

High North Studios ofrece una ventana hacia el pasado con Skald: Against the Black Priory, una propuesta RPG de corte retro sumamente nostálgica y encantadora


A día de hoy, luego de las proezas técnicas y de lo amigable que resulta acceder al género RPG gracias a joyas como Baldur’s Gate 3, resulta complicado volver a aquellos títulos denominados old school. De hecho, ni siquiera hace falta regresar tanto en el tiempo, puesto que videojuegos como el primer Fallout pueden hacernos sentir en propia carne lo dura y complicada que puede volverse una batalla contra una simple rata. En el caso de Skald: Against the Black Priory, las cosas no son muy diferentes, puesto que el juego captura a la perfección dicho espíritu, aunque añadiendo algunas bondades modernas. El resultado es una propuesta de corte retro, con gráficos pixel art y música de 8 bits que crea una sensación de nostalgia maravillosa.

Skald: Against the Black Priory parte de una premisa bastante sencilla. Nuestra misión consiste en encontrar a la hija de un poderoso aristócrata que por cuestiones desconocidas, marchó hacia las costas de Idra. Este simple encargo oficia como el disparador de una historia que poco a poco, se vuelve más interesante. Sin ánimos de hacer spoilers, a poco de pisar tierra descubriremos que una maldición insidiosa invadió el lugar. La gente se comporta de forma extraña, misteriosos cultistas rinden sacrificios a primigenias deidades, mientras que el hambre y la enfermedad se cobran las vidas de cientos de inocentes.

Dicho de otro modo, el mundo planteado por High North Studios se autodefine como ‘Lovecraftiano’. Y si bien el juego no pertenece al género de terror, la fantasía oscura rezuma por cada uno de sus poros. Lo mejor es como el juego consigue generar interés a través de una escritura muy sólida, descriptiva y profunda, que invita a descubrir qué es lo que está volviendo locos a todos en la isla. Incluso las misiones secundarias están lo suficientemente bien escritas, al punto de que llegan a sentirse como pequeñas historias que nada tienen que envidiar a los juegos de rol modernos.

Es realmente fantástico como el título describe estas aventuras mediante el uso de imágenes pixeladas, sorprendentemente detalladas, que parecen arrancadas de los años ’80. Por supuesto, este intencionado estilo retro tiene un costo y es que el texto -también pixelado- se vuelve difícil de leer. Acostumbrar nuestros ojos a este tipo de fuente, toma un buen puñado de horas de juego. Afortunadamente, el juego incluye algunas opciones para modificar el aspecto de la tipografía. Pero aún así, el cansancio de la vista es prácticamente inevitable, aunque soportable.

Por supuesto, Skald ofrece todo lo que podemos esperar de un RPG de antaño. Hablamos de dificultad elevada, exploración, secretos y combates que requieren de un planteamiento estratégico. Pero a la ecuación, también se añaden algunos elementos modernos, como las populares ‘tiradas de dados’ que nos permiten tomar decisiones, como evitar conflictos, ser amable o amenazador. Esto no es algo que tenga un impacto considerable en la historia. Se trata más bien una herramienta que el juego ofrece para que seamos nosotros los que elijamos cómo afrontar cada situación. Gracias a esto, incluso acciones sencillas como escalar un pequeño risco o saltar un puente, se vuelven increíblemente arriesgadas. De todos modos, no es nada que una soga bien colocada no pueda resolver.

En cuanto a la creación de personajes, el juego ofrece 9 clases entre las que elegir. Tenemos los arquetipos clásicos (guerrero, mago y ladrón), además de algunas más especializadas como el Mago de Batalla, el Guardabosques o el Campeón. Aparte de ello, también podemos definir el aspecto y un trasfondo, que si bien no tiene un impacto narrativo, otorga algunas mejoras a determinados atributos. Crear nuestro avatar no es algo que debamos tomar a la ligera. No existe la posibilidad de cambiar de profesión y, obviamente, esto afecta en gran medida tanto la forma de abordar la aventura, el equipo que podemos usar y al árbol de habilidades al que tendremos acceso. ¿Un ladrón con armadura pesada o un mago con un mandoble? Podemos ir olvidándonos de eso, porque es algo que no vamos a ver acá.

SKALD: Against the Black Priory Review

Skald es un juego difícil y que no perdona los errores. Entablar combate estando en inferioridad numérica se traduce como un amargo ‘game over’. Llegado el caso, no debemos escatimar en hacer uso de todo lo que tengamos a mano, ya sea que se trate de pociones que incrementen los atributos de nuestro grupo, a hechizos defensivos. Y si finalmente conseguimos salir con vida, lo ideal será buscar una posada para descansar o montar un campamento, puesto que no recuperaremos salud luego de la batalla. Durante el descanso, podemos asignar diferentes tareas a nuestros acompañantes, como fabricar flechas, llevar a cabo un entrenamiento o salir de caza para obtener comida.

Cabe destacar que en un acto de misericordia, y pensando particularmente en los nuevos jugadores que deseen tener una aproximación con el género, desde High North Studios tuvieron el acierto de añadir varios niveles de dificultad: historia, fácil, normal y difícil. Sin embargo, también podemos configurar los diferentes parámetros por separado y crear dificultades personalizadas. Por ejemplo, activar la curación luego de cada combate, poder repetir tiradas de dados, desactivar el límite de peso del inventario o que el grupo deba alimentarse en cada descanso, entre otras tantas posibilidades.

A decir verdad, poco es lo que se le puede reclamar a Skald, más allá de que no es un videojuego para todo el mundo. En lo personal, no veo esto como algo particularmente ‘malo’, porque la propuesta tiene muy en claro hacia qué público apunta. Desde el apartado gráfico compuesto de píxeles gruesos, pasando por la banda sonora, hasta el sistema de combates por turnos, todo está impregnado de una encantadora aura retro. Una que sin duda llegará a las fibras más nostálgicas de los veteranos del género. De cualquier modo, eso no justifica el hecho de cuando un personaje sube de nivel, una vez accedemos a la pestaña de habilidades, estaremos atrapados ahí hasta que no distribuyamos los puntos obtenidos. Detalles que de seguro pueden solucionarse mediante un simple parche.

SKALD: Against the Black Priory Análisis

Skald: Against the Black Priory es una suerte de homenaje a aquellos videojuegos que cimentaron y consolidaron el género. Un título que toma algunos elementos modernos, permitiéndoles permear lo justo y necesario en una experiencia que pretende mantenerse en la línea de lo clásico, enarbolando la bandera de la nostalgia. Claro está que no es un videojuego para todo el mundo, pero tampoco lo pretende. No obstante, quienes puedan pasar por alto las limitaciones gráficas y adaptarse a sus mecánicas, encontrarán en el trabajo de High North Studios una maravillosa ventana al pasado y una auténtica propuesta old school.


FICHA TÉCNICA:

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Sobre Franco Borgogna

Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.


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