Mucho se habla acerca del videojuego como una expresión artística de un desarrollador o grupo de programadores. Ya sea a través de una historia emotiva, o de un exquisito conjunto de píxeles en movimiento, numerosas propuestas buscan ir más allá de simplemente ofrecer unas horas de ocio y diversión. Sin embargo, no todos los juegos logran alcanzar su cometido. En el caso de Neva, no sólo lo consigue, sino que se siente como una verdadera obra de arte en movimiento. Una experiencia poderosa, con la capacidad de permanecer en nuestros corazones aún después de ver los créditos finales y a la que si tuviera que definir en una sola palabra, sería ‘emocional’.
Gris, el primer trabajo de Nomada Studio, era un videojuego cautivador que presentaba un delicado apartado gráfico, y una forma muy particular de contar una historia de pérdida y dolor prescindiendo de cualquier tipo de texto. Lo único en lo que el título flaqueaba, era en su apartado jugable, el cual se antojaba algo simple. En Neva, el estudio oriundo de Barcelona vuelve a apelar a dichos elementos, pero añadiendo un par de mecánicas que enriquecen la experiencia.
El título nos pone en los pies de Alba, una joven que vive en los bosques junto a una especie de lobo mágico llamado Neva. Después de una escena introductoria increíblemente trágica y emotiva, con la capacidad de hacernos caer las primeras lágrimas, comienza un viaje a través de un mundo siniestro, pero sobre todo hermoso. La historia se desarrolla a lo largo de las cuatro estaciones (Verano, otoño, invierno y primavera) donde somos testigos del crecimiento del mamífero que nos acompaña.
A golpe de vista, las comparaciones con Gris resultan inevitables. Al fin y al cabo, hablamos de dos juegos creados por el mismo estudio. La diferencia es que, cuando dicho título nos hablaba del duelo y sus etapas, aquí la historia gira en torno al círculo de la vida. En un inicio, somos nosotros los que cuidamos de Neva, brindándole protección o dándole cariño cuando lo necesita. Es un cachorro inocente que persigue mariposas y se asusta cuando debe realizar un salto desde una altura elevada o ante la presencia de un enemigo.
Conforme pasan las estaciones, nuestro acompañante crece y todo comienza a cambiar. No sólo se vuelve más fuerte y valiente, sino que nos ayuda, nos protege, pelea por nosotros y nos cuida. Ya no necesita de nuestra supervisión constante, pese a que se mete en problemas de vez en cuando. El propio crecimiento hace que sea mucho más autosuficiente y pueda cuidar de sí misma la mayor parte del tiempo. De hecho, con el tiempo se vuelve bastante útil tanto en combate como en movimiento.
Otro aspecto en que Neva se diferencia notablemente de Gris, es que en términos jugables estamos ante un título más ‘completo’. Por un lado, Alba puede hacer uso de una espada con la que defenderse, además de realizar esquivas y saltos. Si bien la base de ambas propuestas gira en torno al plataformeo, aquí tenemos varias secuencias de combate e incluso enfrentamientos contra jefes. Esto no quiere decir que estemos frente a un clon 2D de Dark Souls ni mucho menos. Aún así, las batallas presentan un desafío interesante, además de que son sumamente épicas y emocionantes.
En este sentido, Nomada Studio se luce con encuentros trepidantes que involucran persecuciones y enfrentamientos que comprenden varias fases. Cuando por fin logramos vencer, se desata una bonita animación en la que los protagonistas escalan sobre el cuerpo del enemigo caído al mejor estilo Shadow of the Colossus, para asestar el golpe definitivo. Un detalle realmente fantástico que enfatiza la relación simbiótica que existe entre los dos personajes. En cuanto al resto de criaturas, a pesar de que prácticamente no existen variantes y todas lucen muy similares entre sí, tienen una marcada personalidad distintiva.
Resulta increible el modo en que el trabajo de Nomada Studio consigue atrapar desde el primer momento. Todo sin verse obligado a apelar a sistemas complejos o a la introducción forzada de mecánicas. Apenas contamos con la posibilidad de saltar, esquivar y atacar, además de contar con la ayuda del mamífero que nos sigue y poco más. Pero sólo con eso, el juego se las arregla para ofrecer situaciones variadas, como segmentos de plataformas, puzzles y -por supuesto- el mencionado combate. Como resultado, la progresión siempre se siente interesante y el ritmo del juego mantiene un atractivo único, gracias a la constante alternancia de soluciones exploratorias y rompecabezas ambientales.
La aventura de por sí es tremendamente conmovedora y tan sólo bastan unos pocos minutos para encariñarse con los protagonistas y preocuparnos por ellos. El juego presenta unas vibras que remiten a la Princesa Mononoke, con paisajes dominados por la naturaleza y animales de dimensiones descomunales. Sin embargo, al igual que sucede en el largometraje de Studio Ghibli, los escenarios son amenazados por entidades oscuras. No queda claro si se trata de la mano del hombre, pero definitivamente es una fuerza implacable que consume el mundo, volviéndolo negro, sucio, contaminado y muerto.
Y es que el punto más álgido de Neva definitivamente se encuentra en su increíble apartado artístico. Nomada Studio una vez más nos regala una verdadera obra de arte, con colores y fondos tan bonitos donde presionar el botón de capturar de pantalla se convierte en una acción compulsiva. A cada paso que damos es fácil encontrarnos con una imagen cautivadora que nos deja con la boca abierta. Algo similar sucede con la banda sonora a cargo de Berlinist, el mismo responsable de la música de Gris. La forma en que estas dos partes trabajan en conjunto es fascinante. Una amalgama que no hace más que deleitar, tanto la vista como los oídos. Una auténtica experiencia sensorial.
Neva es una propuesta maravillosa y uno de los mejores videojuegos independientes del 2024. Al igual que en su día lo hizo con Gris, Nomada Studio consigue una vez más dar vida a un título con un estilo artístico único y una historia emotiva que gira en torno al fuerte vínculo entre los protagonistas. Con tan sólo un puñado de mecánicas, sus responsables consiguen ofrecer un combate intenso y una jugabilidad variada, que evoluciona y fluye de forma natural. Una experiencia hermosa de contemplar, que entretiene de principio a fin sin extenderse demasiado, y que sin mucho esfuerzo, consigue dejar una huella en el corazón.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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