LORDS OF EXILE – Análisis

LORDS OF EXILE – Análisis

Acción con alma de 8 Bits

Lords of Exile, la aventura 2D de Squidbit Works, captura la esencia de jugar un clásico del catálogo de la NES pero con algunas ventajas del gaming moderno


Aquellos que vivimos en carne propia la evolución de los videojuegos guardamos un lugar especial en nuestro corazón para ciertos géneros. Esto es muy personal, cada cual tendrá sus estilos favoritos, pero en mi caso las aventuras de corte Castlevania tienen un encanto irresistible. La primera vez que vi un tráiler de Lords of Exile me maravilló su pixel art de 8 bits y las aparentes similitudes con los grandes clásicos de antaño. Hoy, luego de completar todos sus modos de juego, puedo afirmar que se trata de un sólido juego de acción en 2D. Uno que ejecuta con estilo propio un tributo indiscutible y nos deja con ganas de más.

El título de Squidbit Works nos pone en la piel de Sir Gabriel, un guerrero atormentado por el asesinato de su esposa que emprende una campaña de venganza contra el villano Galagar. La historia está contada a través de una serie de breves cinemáticas que rápidamente nos ponen en contexto, en un clarísimo guiño a la trilogía original de Ninja Ryukenden (Ninja Gaiden en occidente). Con tan solo tomar control del protagonista vamos a entender las influencias que forjaron el pasado como jugador de Carlos Azuaga, el pixel art de 8 bits grita: ¡Castlevania clásico!. Y el estilo de juego responde a todo lo que podríamos esperar, pero con una vuelta de tuerca más que bienvenida.

Antes de avanzar, es necesario aclarar que Lords of Exile no responde a las características modernas de un metroidvania. Todo lo contrario, se trata de una aventura de acción 2D de progresión lineal con jefes intermedios y de final de nivel. Es un título que bien podría pertenecer al catálogo original de NES, claro, si la consola de Nintendo hubiera podido procesar una banda de sonido de 16 bits de esta categoría. La esencia de este tipo de propuestas es aprender a lidiar con los obstáculos, los saltos ajustados y los patrones de ataque de los enemigos. Pero lo más importante es que cada uno de los jefes finales ofrecen un desafío interesante y, por suerte, el juego del desarrollador español no decepciona.

La progresión lineal es un bálsamo fresco en medio de la complejidad de los lanzamientos modernos. Los ocho niveles están representados por un pequeño mapa horizontal, al mejor estilo Ghosts ‘n Goblins, que nos adelanta su nombre y ubicación. Cada escenario tiene su impronta propia, desde una cueva con ríos internos, una gruta o un pueblo en llamas, hasta el castillo del mismísimo Galagar. El pixel art de 8 bits cumple con creces su función, tanto para darle una identidad definida a los enemigos como para generar el clima de las locaciones. Todo esto no sería posible sin la excelente banda sonora a cargo de Dominic Ninmark, Enrique Martín y el maestro Yuzo Koshiro (Streets of Rage) que ostenta algunas melodías que nada tienen que envidiarle a los clásicos de los ’90.

A la hora de jugar, Lords of Exile es tan simple como efectivo. Toda la acción se desarrolla con 4 funciones básicas: ataque, salto, invocación y arma especial. Al derrotar un jefe, nuestro protagonista adquiere una mejora pasiva que van desde desbloquear el doble salto, o extender el rango de la espada, hasta aumentar el daño de los ataques regulares. Hay dos instancias que nos dan una invocación que, si bien puede utilizarse para combatir, en realidad son necesarias para atravesar ciertos obstáculos. En ese sentido son una oportunidad desperdiciada. Con las 4 armas especiales ya es más que suficiente para lidiar con todos los enemigos con cierta facilidad. De hecho, si nos damos maña, con el ataque regular basta.

La dificultad puede llegar a ser un problema, en especial para quienes estén buscando un verdadero desafío. La jugabilidad pura y dura está ajustada al estilo clásico, por lo que caerse a un pozo equivale a una muerte súbita (inclusive durante los jefes). Pese a ello, y a su condición de ‘retro‘, el juego sabe adaptarse a los tiempos que corren. En primer lugar, contamos con varios puntos de control a lo largo del nivel. Al morir no tendremos otra penalización que reiniciar desde el último que hayamos alcanzado. Tampoco perderemos el dinero, que sirve para jugar en las tragamonedas ocultas y comprar armas, escudo o recuperar salud en la tienda. En segundo lugar, no hay vidas ni continuaciones limitadas que sumen esa capa de dificultad artificial tan característica de los títulos que inspiraron al desarrollador.

En lo personal, celebro que Carlos Azuaga no haya caído en la tentación de perpetuar ese tipo de mecánicas de castigo. Entiendo también a quienes buscan una experiencia casi sadomasoquista, aunque nada los impide de inventar sus propias limitaciones. Por ejemplo, reiniciar la partida luego de morir una cierta cantidad de veces. Dejando de lado las mecánicas en sí, Lords of Exile me ha parecido un juego relativamente fácil. Los enemigos no oponen demasiada resistencia, el dinero abunda y los jefes tienen patrones de ataque claros. Esta apreciación es muy subjetiva y debo admitir que llevo más de 30 años jugando este tipo de títulos, pero en ningún momento lo sentí insípido o demasiado fácil. Me resultó extraño poder derrotar algunos jefes en el primer intento, o incluso de hacer casi perfectas las dos fases de Galagar, pero se disfruta de todas formas.

Lords of Exile Review

Creo que la mayor complicación, que fue una constante en las 8 horas que pasé revisando el título, es el timing del doble salto. Generalmente se ejecuta en lo más alto del primer salto y, en mi caso, siempre fue contra intuitivo. Se vuelve especialmente molesto en los últimos dos niveles, donde el juego demanda mucha más precisión. Esos niveles me hicieron agradecer que existan puntos de control y vidas infinitas. No necesito esa dosis de estrés extra mientras estoy disfrutando de una buena aventura retro en 2D. Más allá de eso, la ejecución en general funciona muy bien, las colisiones y la detección de los golpes se sienten justas. Es importante sentir que todo puede ser esquivado y, salvo un ataque en particular de cierto Jabalí Cibernético Gigante, esta sensación se mantiene a lo largo de toda la aventura.

La propuesta se completa con varios extras que se desbloquean al finalizar el juego por primera vez. Por un lado, un personaje nuevo, una misteriosa ninja cuya identidad prefiero no spoilear. Ofrece una experiencia más sencilla y ágil por varios motivos: es el doble de rápida, ataca a distancia con kunais y cuenta con doble salto desde el inicio. Es ideal para conseguir logros complicados, como los que requieren derrotar algunos jefes sin recibir daño. Por el otro, dos modalidades de juego clásicas como el Contrarreloj y el Boss Rush. Ambas proponen un divertido desafío, pero mi favorito sin duda es el que nos permite enfrentar a los jefes uno tras otro. Y es que, a diferencia de otros exponentes del género, los jefes de Lords of Exile tienen un patrón claro que expone sus puntos débiles. Y si prestamos atención es posible aprender exactamente cómo evitarlos.

Lords of Exile Análisis

Lords of Exile es un divertido arcade que captura la esencia de los clásicos de antaño sin tropezar con las capas de dificultad artificial de aquellos títulos. A lo largo de 8 niveles presenta un desafío simple y directo, con una progresión lineal y buenas dosis de acción a la vieja escuela. Destaca su apartado artístico pixel art de 8 bits, la banda sonora compuesta con el chip de Mega Drive, y por ese aire nipón bien logrado. Puede que resulte fácil para los puristas, pero paralelamente es una fantástica puerta de entrada para introducir a las nuevas generaciones el amor por este género. No me extrañaría que sea el inicio de una nueva franquicia y, si es así, estoy listo para más aventuras. Me encantaría ver el regreso de Sir Gabriel en unos años, pero en una secuela de 16 bits. Mientras tanto a seguir derrotando a Galagar.


FICHA TÉCNICA:

Compartir artículo:

Cebanos un Matecito

Sobre Sebastián Cigarreta

Periodista especializado en gaming, amante de los juegos incomprendidos y eterno enamorado de los clásicos noventosos. Tengo debilidad por todos los MegaMan, siempre Vega main y soy eterno caballero de Boletaria.


Artículos más recientes

Buscar