Cuando hablamos de la navidad, lo más común es pensar en Papá Noel, el pan dulce y, en menor medida, en Charles Dickens y su popular Canción de Navidad. Dicha obra, ha contado con sendas adaptaciones en el cine y en decenas de series animadas. Pero ¿Que hay de los videojuegos? No mucho la verdad. Y quizá ese sea el motivo por el que Orbit Studio y Play on Worlds decidieron ponerse manos a la obra y trasladar las desventuras del viejo Scrooge a dicho ámbito. Concretamente, al género metroidvania. El resultado de esta peculiar mezcla es Ebenezer and the Invisible World. Se trata de una encantadora propuesta donde nuestro protagonista demostrará que aquello de ser un viejo tacaño es cosa del pasado, convirtiéndose en el benévolo benefactor de una colorida Londres victoriana.
Desde el inicio, Ebenezer and the Invisible World traza un halo de misterio con la música e imágenes que se ven en el menú. Pareciera como si el propio juego quisiera arrastrarnos a ese mundo invisible que sólo nosotros podemos ver. Aquí es donde se produce el ‘primer giro de tuerca’. Los fantasmas del pasado que tantas veces atormentaron al viejo Scrooge, visitarán a un magnate industrial llamado Caspar Malthus, a quién también se le enseña una visión del futuro. Pero entonces, un cuarto espíritu aparece y le sugiere que tome el conocimiento del futuro para cambiar el presente a su favor. Nuestro objetivo será ayudar a Ebenezer a despertar la chispa de bondad que habita en Malthus y abrir de nuevo su corazón.
Lo que tenemos aquí no es una historia épica, en el sentido Homérico. Tampoco una odisea o tan siquiera un viaje desventurado. Por el contrario, es un cuento navideño inspirada en el relato de Dickens, donde nuestro objetivo es llevar bondad e iluminar la parte oscura de Londres y ayudar al villano de la historia a alcanzar su redención. Es una trama bastante lineal que desde el mero inicio ya nos deja en claro que el objetivo final será desbaratar los planes de Caspar Malthus. Lo interesante es que en el camino conoceremos sus motivaciones y cuales fueron los sucesos de su vida que lo llevaron a estar donde está.
El trabajo de Orbit Studio y Play on Worlds presenta una jugabilidad muy cómoda, con controles responsivos y precisos para lo que el título demanda. Nuestro protagonista cuenta con múltiples opciones que permiten definir la forma en que queremos abordar la aventura. Por ejemplo, distintas tipos de armas que causan daño físico o espectral, reliquias que modifican atributos y -por supuesto- los espíritus acompañantes que otorgan a Ebenezer diferentes capacidades. Los hay de diferentes tipos y cada uno cumple con un propósito específico. Los fantasmas azules otorgan habilidades de desplazamiento, como atravesar paredes o planear; y los fantasmas de rojos que permiten ejecutar distintos ataques especiales.
Eso sí, no todas las opciones estarán disponibles desde el comienzo. Para acceder a ellas tendremos que obrar como buenos samaritanos ayudando a un amplio repertorio de NPC humanos y también a numerosos espíritus con sus causas inconclusas que los mantienen en el mundo terrenal. De hecho, son estos quienes, desde el mundo invisible, nos brindan las nuevas habilidades que aportan al título un toque de variedad y dinamismo. Las misiones secundarias abundan, otorgan interesantes recompensas y, en cierto modo, impulsan una exploración que se ve enriquecida con un divertido plataformeo y algunos puzles. Podría decirse que cumple con las expectativas de un metroidvania con creces.
Por el camino tendremos que hacer frente a varios jefes. Y en este sentido Ebenezer and the Invisible World hizo los deberes bastante bien. Los combates son entretenidos, desafiantes, varían mucho de uno a otro y da gusto encontrarlos. Un aspecto llamativo y que encontré particularmente encantador es que estas batallas contribuyen con un notorio cambio de ritmo. Además, los escenarios en que se desarrollan son geniales. Es aquí cuando más atención tendremos que poner y emplear toda la gama de herramientas que nuestro héroe dispone para plantear estrategias que puedan facilitarnos las cosas.
Todos los enemigos tienen un diseño precioso y son variados. Cada uno cuenta con su historia a la que podremos acceder desde un completo bestiario completo que además nos muestra las recompensas que obtendremos al eliminarlos. Dependiendo de la zona del mapa podremos encontrar al típico y molesto ‘bicho volador’, el ‘grandote con escudo que pega duro’, o el que se ‘mueve rápido’, entre otros tantos. Pero siempre se adaptan y amalgaman al contexto de forma estética y con armonía, lo que genera fluidez en las transiciones de la exploración y continuidad del juego. Cabe destacar que, al igual que cada enemigo, los espíritus también tienen su trasfondo y la interacción con ellos mantienen el juego activo. Tal vez esto parece una obviedad, pero es un rasgo que a veces vemos que no funciona y este no es el caso.
Donde Ebenezer and the Invisible World realmente destaca es en su estilo artístico. Es encantador, lleno de detalles que le dan color a las escenas y coherencia a la historia. Da gusto recorrer cada escenario debido a que siempre hay algo ocurriendo de fondo. Esto hace que la exploración de este mundo sea cautivante, poniendo en relieve la ambientación navideña y excelentes referencias que honran a la novela de Dickens. Un retrato bien logrado de un Londres victoriano con salones de alta alcurnia, vestuarios suntuosos, charlas sobre relojes de bolsillos, gente refinada y pobre, farolas, tejados con chimeneas y mucha nieve. Por otra parte, lugares sombríos, oscuros, donde habita la desdicha, el asco y miseria humana. Todos los colores, ni le sobra ni le falta para cumplir con un maravilloso mundo, dibujado y animado a mano, que invita ser descubierto con entusiasmo junto al estimado amigo Ebenezer.
Hasta ahora no puedo decidir cuál es mi lugar favorito, porque cada segmento tiene lo suyo. El mapa funciona y está bien diseñado al igual que los niveles. Los viajes en el tren fantasma (como la oruga de Hollow Knight), las habilidades de movimiento, el mundo espejo que habilita una mecánica particular, las transiciones al mundo invisible; todo encaja perfectamente. Y lo mejor es que no encontré ningún bug o traba por el camino. A todo esto, se suma una ambientación musical y sonora que cumple, desde el primer escenario, cuando escuchamos los murmullos de los sirvientes y los pasos del protagonista. Cada sonido está bien ubicado y pensado. Los cuadros, con esto, mantienen la inmersión en este mundo que le pone algo de magia con esos detalles.
Además, el texto en los diálogos están bien elaborados, son coquetos y entretenidos de leer, con modismos formales que le dan la personalidad inglesa y de época. No obstante, pese a lo mencionado, siento que al título le hubiera sentado muy bien una voz en off en la introducción del relato y en las cinemáticas. Creo que habría aportado algo más de inmersión tener a un narrador. Por otro lado, si bien a nivel auditivo está muy bien, hay un pequeño fallo que se produce cuando se superponen varios sonidos al recoger muchos materiales en el mismo momento. Al margen de ello, no tengo ningún otro reclamo. Cumple.
Por otra parte, si bien cumple con todas las expectativas de un metroidvania, no plantea nada que no hayamos visto antes en el género. Es decir, marca con todos los casilleros: Misma progresión y avance, exploración, ir y volver por el mapa, acceder a lugares que antes no podíamos al descubrir nuevas habilidades y ya. Pero lo característico de este juego, es el universo que plantea, coherente y armónico en todos los sentidos. Eso y una narrativa que se mantiene, con sencillez, pero que nos invita a disfrutar de la historia sin tantas vueltas o misterios.
El foco no está en el protagonista y su viaje interno. Está en el entorno y como nosotros somos ese caballero bondadoso que salva el día. El objetivo es más importante que el viaje. Con la exploración no encontraremos «secretos» sino más bien personajes y misiones secundarias que son las que nos conducirán a las consecuentes mejoras y habilidades. Tal vez ahí se hace evidente que falta algo de misterio. Pero, de nuevo, el foco está en descubrir la historia y circunstancias del villano.
Tal vez muchos juegos nos acostumbraron al héroe desdichado y estepario. Aquí tenemos un protagonista restaurado, resuelto, y va a la ayuda de los problemas de otros. Lo mencionado quizá lleve a pensar que entonces aquí no hay lugar a muchas preguntas que en otros títulos -como los anteriormente mencionados- podríamos hacernos. ¿Punto negativo? No, para nada. Al fin y al cabo, es lo que este mundo propone. Y lo que nos lleva a jugar o no un metroidvania es cuanto nos cautiva, identifica o inspira a explorar. En ese sentido no tengo objeción alguna.
Ebenezer and the Invisible World es encantador y entretenido. Un juego creativo que tiene las ideas claras de lo que pretende ser y representar, y lo consigue de la mejor manera. Cumple con todo lo que promete, con un grado de dificultad aceptable, un mundo coherente lleno de detalles y una variedad de enemigos bien pensados que responden al contexto y la temática. Definitivamente no es la revolución del género, pero sí una experiencia inmersiva que ostenta un estilo visual que acompaña una bonita historia navideña. Es una interesa propuesta a tener en cuenta. En especial durante estas fechas, para sentirnos buenos samaritanos dando ayuda a los necesitados y caridad con quienes quieran purgar sus culpas.
Sobre Exequiel Morgendorffer
Lic. en Artes Escénicas. Stremer y profesor, me gusta la filosofía, lo audiovisual y los placeres de la vida. De La Rioja, Argentina.
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