En 1998, Commandos: Behind Enemy Lines llegó con una propuesta de juego muy diferente a todo lo que habíamos visto hasta entonces. El trabajo de Pyro Studios ofrecía una mezcla de estrategia en tiempo real, táctica y sigilo que se volvió extremadamente popular a partir de entonces. Si bien es cierto que con el paso del tiempo el género quedó relegado a un nicho algo reducido, hasta prácticamente desaparecer. Y no fue sino hasta que la extinta Mimimi Games entró en escena con Shadow Tactics, que logró resurgir como el ave fénix. Desde entonces, este tipo de videojuegos ganaron un segundo aire, algo que evidencia los anuncios de Sumerian Six, Eriksholm o The Stone of Madness. Sin embargo lo que pocos vimos venir, era el regreso de la saga que dio inicio a todo: Commandos: Origins.
Durante nuestro paso por la Gamescom 2024 tuvimos la posibilidad de conversar con Thilo Gebhardt, director de arte del equipo de Claymore Games Studio, y conocer esta nueva entrega un poco más en profundidad. En líneas generales, cabe destacar que Commandos: Origins no pretende reinventar la rueda. Tanto el estudio a cargo del desarrollo como Kalypso Media (la editora del título) son muy conscientes de que los fanáticos incondicionales de la saga tienen una idea muy clara de qué esperar de un juego de Commandos. Estamos hablando de complejos escenarios donde tendremos que cumplir con múltiples objetivos mientras saboteamos, eliminamos y evitamos a las fuerzas del Tercer Reich.
La diferencia más sustancial es que Commandos: Origins ofrecerá un enfoque narrativo más profundo. Esto nos permitirá descubrir cómo Jack O’Hara, el Boina Verde, y sus cinco compañeros se conocieron y formaron la infame unidad que opera detrás de las líneas enemigas en misiones que nadie se atrevería a aceptar. Por lo demás, hablamos de un juego clásico que prescinde de meta progresión o cualquier otro atisbo de modernidad, amén de lo visual y sonoro. Es simplemente un juego que de algún modo busca rendir tributo a una saga legendaria de la forma más pura y refinada.
En primera instancia, lo que más llama la atención es el apartado gráfico. El juego luce muy bien, con escenarios sumamente detallados, llenos de edificios, soldados y enemigos patrullando por doquier. Sin embargo, resulta llamativo el hecho de que lejos de lucir oscuro y opaco (Algo que se esperaría en cualquier juego de guerra), el título presenta una paleta de colores mucho más viva y variada. De acuerdo a Gebhardt, la idea era probar algo nuevo y diferente. Es decir, crear entornos más agradables que destaquen la belleza de sitios como las Islas del Canal o las Islas Lofoten, lugares sumamente peligrosos dentro del juego, pero hermosos en la vida real.
La demostración a la que tuvimos acceso nos permitió ver una misión ambientada en Guernsey, Islas del Canal, en septiembre de 1940. En la misma Jack O’Hara «el Boina Verde«, Thomas «el Zapador» Hanock y James «el Marine» Blackwood debían colaborar para lograr desactivar dos radares de detección de largo alcance. Al igual que en los juegos originales, los mapas son enormes y ofrecen diferentes posibilidades a la hora de infiltrarnos en las bases enemigas. Podemos hacer uso de armas de fuego (idea muy poco recomendable) o aprovechar elementos del entorno para deshacernos de una patrulla de soldados del tirón. Las posibilidades están ahí, aunque todo dependerá de nosotros como jugadores. De qué tan observadores y cautelosos seamos.
Sea cual sea nuestro enfoque, las muertes causadas por ‘el entorno’ parecen presentarse como una oportunidad para deshacerse de enemigos de forma ‘gratuita’. El caso es que si durante su ronda de patrulla, un soldado enemigo encuentra a otro en el piso y con señales de haber sufrido un apuñalamiento, se alertará y por ende, todo el mundo comenzará a buscarnos. Existen 3 niveles de alarma, antes de llegar a la alerta máxima donde las cosas podrían complicarse demasiado. Es por ello que, además de aprovechar todas estas herramientas, debemos recordar que el arrastrar y esconder cadáveres es crucial.
Una herramienta que Commandos: Origins incorpora a su arsenal, es la posibilidad de realizar maniobras coordinadas entre los miembros de nuestro equipo. Al igual que, por ejemplo en War Mongrels, podemos posicionar a nuestros héroes, hacer una pausa táctica y elegir qué acción realizará cada uno. El detalle, es que no es necesario que todas se ejecuten al unísono, sino que podemos ir ‘activando’ a cada soldado a la vez pulsando un pequeño botón de ‘play’ ubicado debajo de sus retratos. Una adición más que bienvenida y que sienta especialmente bien al género.
Otro cambio sustancial se encuentra en las transiciones al interior de los edificios. Durante la misión, el equipo debía acceder a una pequeña mansión y la forma en que el juego pasó de estar en campo abierto a los estrechos pasillos del lugar, fue muy fluida. Al acercarnos a este tipo de estructuras, podemos ver el interior, planificar por dónde vamos a acceder y buscar la ruta de escape más rápida. Nuevamente, detalles que hablan de un juego que prima por ofrecer una experiencia purista, pero que aprovecha las bondades técnicas y evolutivas del propio género.
Después de explorar varias formas posibles de llegar a la zona más profunda de la base para cumplir con nuestra misión y aprender los conceptos básicos de cada clase, es muy fácil darse cuenta de que el ADN de la saga Commandos sigue intacto en Origins. Es un videojuego que pide a los jugadores que sean creativos a la hora de abordar cada desafío, ya sea en solitario o en modo cooperativo (local u online). Cada nivel está pensado teniendo las características de cada soldado en mente. Como si todo fueran partes de una maquinaria muy ajustada que podemos romper fácilmente cuando entendemos las múltiples posibilidades que el título ofrece.
Commandos: Origins también ofrecerá mucha rejugabilidad, no sólo por los múltiples enfoques que podemos adoptar en cada misión, sino por los propios objetivos y las formas en que podemos resolverlos. Por ejemplo, en la misión que vimos, los radares podían ser desactivados o bombardeados, aunque para ello antes debíamos destruir tres cañones antiaéreos. Dependiendo de lo que decidamos hacer, visitaremos diferentes zonas del mapa y enfrentaremos nuevos desafíos. Todo mientras buscamos la forma de desenredar una compleja maraña compuesta de cientos de enemigos y conos de visión.
El trabajo de Claymore Games Studio marcha por la senda correcta en su objetivo de convertirse en una continuación digna de la saga creada por Pyro Studios. Commandos: Origins promete una experiencia clásica, pero a la vez revitalizadora para la veterana franquicia, por lo que no podemos estar más que entusiasmados al respecto. Si todo marcha de acuerdo a lo planeado, el juego se estará publicando en algún momento de 2024. De todos modos, no sería de extrañar si su lanzamiento se pasa al año próximo. Según nos anticiparon, el estudio estará llevando a cabo una nueva beta cerrada a fin de pulir algunos detalles. Por lo demás, todo pinta muy bien.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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