Desarrollar un videojuego implica, en cierto modo, el seguir una receta al pie de la letra pero, a pesar de ello, el resultado no siempre es ‘delicioso’. En ocasiones un buen puñado de bugs, puede llegar a sentirse como un exceso de sal en lo que, a priori, se percibe como un sabroso platillo. Sin embargo, pareciera ser que el equipo de WildArts Studio o bien tiene el título de chef o están muy cerca de obtenerlo, porque con Born of Bread ‘cocinaron’ una autentica maravilla. Se trata de un título cuyos ingredientes lo conforman una divertida jugabilidad, espolvoreada con personajes entrañables. Todo hecho al horno y acompañado de una genial banda sonora. El resultado es una deliciosa aventura ambientada en un fantástico mundo, con ciertas reminiscencias a Paper Mario, y un sentido del humor sumamente chistoso.
Debo admitir que en primera instancia el aspecto visual del juego no me terminaba de convencer. Pero conforme comencé a prestar atención a los trailers y avances, dichas impresiones fueron cambiando al punto que, poco a poco, me terminó comprando. Y siendo completamente honesto, no es para menos, puesto que el apartado artístico que se nos presenta, combina un estilo caricaturesco para los personajes con escenarios 2,5D, cuyo contraste es fantástico. Esto se vuelve particularmente notable gracias a algunos añadidos del entorno, como objetos o estructuras en 3D que lejos de desentonar, resultan ser un agregado verdaderamente estupendo. Dicha personalidad está presente también los menús (tanto el principal como los que accedemos dentro del juego), rebosantes de carisma, con garabatos que decoran las fichas de los personajes, que cuadran muy bien con la estética en general.
Cabe destacar que en la configuración, disponemos de opciones de accesibilidad para jugadores que padezcan de daltonismo. Algo que, por desgracia, rara vez suele estar presente en otros títulos. En este sentido, no puedo más que felicitar al equipo de WildArts Studio por facilitar el acceso a su trabajo. La música es igual de fantástica y me tuvo completamente fascinado desde que comencé la aventura. Tal es así que pasé un buen rato escuchando la canción principal mientras navegaba por los menús. Pero no sólo ahí destaca el sonido, ya que a lo largo de la aventura podremos disfrutar de un repertorio de canciones exquisito y varios remix de combate adecuados para cada zona del juego. Sin duda un aspecto súper trabajado.
En lo que respecta a la historia, Born of Bread nos pone en el papel de Pan, un gólem de harina recién salido del horno, que no tardará en verse involucrado en una disparatada sucesión de eventos desafortunados. Todo comienza cuando aparecen los villanos, unas criaturas provenientes del pasado que llegan al presente con el objetivo de completar una especie de ritual enigmático. Como buenos héroes que somos, nuestro deber consistirá en detenerlos antes de que causen más problemas para el reino. La aventura, si bien no es demasiado extensa. Aún así, a lo largo de las 15 horas que puede tomar terminarla, nos llevará por zonas muy variadas, cada una con su propia temática, desde bosques pantanosos, hasta la cumbre de una montaña donde se celebra un torneo de artes marciales.
En nuestro trayecto podremos entablar amistad con un reparto de personajes encantadores, alocados y únicos. En este sentido, he de destacar a Dub, el dragón cronista, puesto que juega un papel crucial al ser quien se encarga de guardar nuestra partida. Encontré particularmente bonito el detalle de darle este rol a un NPC en particular. De cualquier forma, todos son geniales y cuentan con sus propias subtramas mediante las cuales se profundiza en sus personalidades. El juego también cuenta con un elenco secundario y recurrentes, como Papi Panadero, el padre de Pan, que es un generador de carcajadas constantes. Cabe destacar que los villanos también tienen su propia historia que transcurre a la par de la nuestra. De hecho, eventualmente podremos presenciar algunos detalles desde su punto de vista, lo cual es un lindo recurso narrativo.
Por el lado de la jugabilidad, es sumamente entretenida y dinámica. Podremos recorrer diferentes mapas pudiendo hacer uso de habilidades que nos permitirán explorarlos de pies a cabeza. Eso sí, las mismas estarán disponibles de acuerdo a los compañeros que llevemos en el grupo. Cada miembro cuenta no sólo con un rol que jugar, sino con particularidades que los hacen especialmente útiles dependiendo de la situación, como excavar montículos o alumbrar camino oscuro con una linterna. Sin embargo, debo decir que abrir constantemente el menú para cambiar de personaje se vuelve ‘denso’. Especialmente en las instancias finales de la aventura. Creo que un botón para alternar entre ellos mitigaría dicha sensación.
Mientras exploramos el mundo de Born of Bread podremos encontrar nuevas armas para Pan. El detalle es que para equiparlas tendremos que gestionar el espacio en el inventario con un sistema que recuerda al mítico Tetris. De este modo, dispondremos de un interesante arsenal en combate, siempre y cuando logremos hacerles lugar. Además, contaremos con amuletos o talismanes que otorgan bonificaciones pasivas, como más salud o movernos más rápido. También hay unos lagartos que técnicamente son los coleccionables del juego, los cuales nos recompensan con puntos de habilidad que se pueden emplear en desbloquear nuevos ataques para nuestros compañeros. Un sistema bien integrado que ofrece un buen balance entre exploración y combate.
El combate es por turnos y podremos atacar o defendernos con diferentes elementos, teniendo en nuestro grupo a Pan y un compañero que se puede cambiar en medio de la trifulca. Hasta ahí todo normal. Pero lo que le da un buen sabor al sistema son diversas acciones activas que se manifiestan en forma de Quick Time Events, los cuales varían según el arma y el ataque. Esto aporta una dinámica muy divertida en los combates. Algunas secuencias nos harán mantener el cursor en el centro de una diana, mientras que otras demandarán que presionemos una secuencia de botones en concreto. Para defendernos, la tónica es más o menos similar. La diferencia de que en lugar de un minijuego simplemente tendremos que presionar el botón de interacción al momento justo para recibir menos daño.
Aprender a defendernos es sumamente importante, puesto que es una de las formas en que obtendremos Puntos de Voluntad. Dicho de otro modo, es el maná del juego y lo que nos permitirá usar habilidades en batalla. También podremos adquirir estos puntos con objetos o al realizar pedidos que nos haga nuestra audiencia, como realizar determinados ataques. ¿Audiencia? Sí, porque nuestros combates se desarrollan en vivo y en directo, como si de un stream se tratase. Hasta disponemos de un chat de la transmisión con espectadores spameando emotes basados en los personajes del juego o comportándose como típico usuario de internet. Un añadido maravilloso que sorprende gratamente por su originalidad.
Born of Bread es un juego cocinado a la perfección, que ofrece diversión, humor y hasta momentos emotivos por partes iguales. Cierto es que el combate se vuelve un poco fácil a medida subimos de nivel y encontramos armas poderosas, pero a pesar de ello sigue siendo entretenido. WildArts Studio nos obsequia un maravilloso mundo, muy alegre y a la vez misterioso, con una historia que se desarrolla muy bien y que tiene algunos giros geniales. Ni que decir del repertorio de personajes entrañables, que siempre logran sacarnos una sonrisa con sus agudos comentarios acera de lo que sucede. Es un título que logró superar mis expectativas y que me dejó más que satisfecho en todos los sentidos.
Sobre David Cedres
Fanático del anime, la ciencia ficción y por supuesto los videojuegos, de preferencia indies.
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