Pese a que muchos todavía sostienen que ‘los combates por turnos atrasan’ lo cierto es que están más vigentes que nunca. En especial, dentro del género RPG. Tal es así que el reciente éxito de Baldur’s Gate 3, no sólo consiguió revalidarlo, sino también despertar el interés en miles de jugadores deseosos de probar experiencias similares. Zoria: Age of Shattering es un título que perfectamente puede saciar dicha sed y, pese el trabajo de Tiny Trinket Games no reinventa la rueda, podría ser ese juego es ideal para llenar el hueco hasta el siguiente gran ‘AAA’.
Zoria: Age of Shattering es un RPG clásico con vibras a ‘año 2000’, muy en la línea de Baldur’s Gate y Diablo, si se quiere. Casi podría decirse que es como un Pathfinder indie, de bolsillo, con casi todo lo que dicho título ofrece, pero con menos presupuesto. Pese a ello, nada tiene que envidiarle a sus hermanos mayores, debido a que tiene mucho para ofrecer. El mundo es enorme, e invita a la exploración ofreciendo numerosas misiones, poblados que visitar, bandidos y bestias contra los que poner a prueba nuestras habilidades y, por supuesto, muchísimos tesoros.
El juego nos lleva a un mundo de fantasía donde la nación de Iziria y reino de Elion se encuentran en una guerra sin fin. Sin embargo, las cosas se complican cuando los Izirianos hacen uso de la nigromancia, involucrando a los muertos vivientes en la contienda e inclinando la balanza a su favor. Como jugadores, estaremos del lado del bando que está perdiendo la batalla, por lo que nuestro objetivo será poner fin a dicha situación. Claro que no será una tarea fácil, puesto que muchos peligros aguardan por el camino, pero afortunadamente no estaremos solos.
Como todo buen RPG que se precie, Zoria: Age of Shattering ofrece la posibilidad de configurar a nuestro desde el principio, pudiendo escoger entre diferentes tipos de clases. Básicamente disponemos de los arquetipos clásicos dentro del género, cada uno con sus árboles de habilidad propio. Asimismo podemos equipar a los personajes con objetos que van por rareza (distintiva por colores) y acordes al nivel. Además, a medida que avancemos en la historia nos encontraremos con varios aventureros que, sea por ayudarlos o por otros motivos, podrán acompañarnos de manera temporal o permanente, pudiendo tener un grupo conformado por un máximo de 4 personajes.
En términos de progresión el sistema también es bastante clásico. Luego de cada combate o misión cumplida, recibimos experiencia y subiremos de nivel. Cuando esto sucede, obtendremos puntos para mejorar los atributos y desarrollar nuevas habilidades. Lo interesante es que los puntos de habilidad repartidos en el árbol se pueden redistribuir a nuestro antojo. Por lo tanto, si ese nuevo y flamante golpe de espada, rayo de escarcha o flecha de fuego, no nos convence, siempre podemos asignar esos preciados puntos en algo que sea más de nuestro agrado.
Un detalle bastante particular, es que el mapa de mundo no dice absolutamente nada. Es decir, para lo grande que es, apenas tiene marcadores. Tan sólo una banderita que marca misiones encontradas y poco más. El tema es que hay muchas cosas ocultas en el camino y es una pena que los indicadores que se pueden añadir no sean de mucha utilidad. Especialmente porque en ocasiones será necesaria una habilidad o clase específica para poder avanzar. Además, suele pasar que la navegación se hace muy confusa, sobre todo en terrenos llenos de obstáculos, como por ejemplo los bosques. De hecho, suele suceder que los personajes se queden ‘trabados’ con algún objeto.
Otro aspecto interesante de la propuesta se encuentra en la mecánica de construcción de bases. Explorando el mundo, eventualmente encontraremos asentamientos que podremos reclamar y que funcionarán como una suerte de campamento avanzado. En estos lugares es posible descansar, reclutar nuevos camaradas, construir edificios e incluso enviar a nuestros personajes que no formen parte del grupo a que realicen misiones para ganar experiencia y obtener recursos. Porque sí, también disponemos de un sistema de ‘crafteo‘ de equipo, pudiendo adquirir nuevos con a través de distintos NPC.
Respecto a los combates, en Zoria: Age of Shattering tienen una importancia crucial por su carácter limitado. Es decir, los enemigos no reaparecen luego de un tiempo, por lo que no será posible ‘farmear‘ experiencia. Las batallas son por turnos y cada personaje dispone de una determinada cantidad de puntos de acción, tanto para el movimiento como para el uso de ataques o habilidades. En este sentido, también se mantiene en la línea de lo tradicional, aunque durante las peleas pueden pasar muchas cosas. Por ejemplo, que nos sorprendan en una emboscada, o que un enemigo se una de imprevisto a una lucha hasta entonces bajo control, complicándonos mucho las cosas.
De cualquier modo, al principio todo es más o menos manejable, pero conforme el juego avanza, la dificultad pega un salto muy notable. Las peleas contra jefes enemigos elite se ponen muy cuesta arriba y se tornan realmente desafiantes. Pero nadie dijo que este fuera un juego sencillo, aunque sí uno muy atrapante. Además, en caso de notar que barren el piso con nuestros héroes una y otra vez, siempre podemos dar un paso atrás y explorar otras zonas. Y un detalle a tener en cuenta es que el juego cambia radicalmente dependiendo de que personajes llevemos en el equipo y de cómo distribuyamos los puntos de habilidad.
Técnicamente hablando, los controles resultan sumamente cómodos. Eso sí, es un juego que mantiene su impronta clásica en este sentido también, puesto que está pensado para jugarse con ratón y teclado. Gráficamente es bastante bueno, con escenarios que se ven de película, aunque los retratos de los personajes dejan un poco que desear. La música, pasa algo desapercibida y carece de ‘épica’. Aún así, cumple haciendo de compañía mientras estamos ocupados pensando en lo que nos rodea, viendo si hay enemigos, tesoros, u organizando el inventario.
Cabe destacar que Tiny Trinket Games todavía tiene trabajo por delante, puesto que Zoria: Age of Shattering presenta varios ‘bugs’. En lo personal, me sucedieron varios, aunque algunos son dignos de mención. Por ejemplo, en una ocasión, uno de mis personajes permaneció invisible hasta que un enemigo murió varios turnos despues a causa de sangrado. Luego me pasó de que en el tercer gran mapa me era imposible moverme al intentar levantar cosas del piso (algo que se arregló grabando la partida y volviendo a cargar). Finalmente, el juego se cerró sin más en múltiples ocasiones. Es una suerte que el autoguardado sea bastante frecuente, por lo que prácticamente la perdida de progreso fue mínima. Aún así, no deja de ser molesto.
Zoria: Age of Shattering es un juego muy bueno. Uno de esos que llegan de la nada y sorprenden para bien. Si bien las observaciones y puntos negativos denotan falta de pulido y que todavía quedan detalles por arreglar, lo cierto es que lo que el título necesita es un repaso. Además, desde Tiny Trinket Games se muestran trabajando en ello, publicando continuos parches gracias al ‘feedback‘ proporcionado por la comunidad de jugadores. Por lo demás, así como está, ofrece una experiencia sólida. Una interesante alternativa dentro del género, especialmente para todo aquel que busque una propuesta clásica a la vieja escuela.
Sobre Eduardo Maiztegui
Habitante de Kamurocho al servicio del oficial Bradford. Me muevo por casillas, me equipo materias según mi clase y en mi tiempo libre busco reliquias. Hice 5 runs en Persona 5 y siempre terminé con Futaba.
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