Independientemente de a qué época a la que nos lleve, el universo de Warhammer es atractivo e interesante. Es una franquicia amplia, cuyo nombre suele acompañar a varios videojuegos al año, eso sí, con resultados irregulares. Durante 2023 pudimos disfrutar de shooters, RTS, e incluso de un genial run & gun, ambientados en este mundo. Sin embargo, lo mejor llegó a finales de 2023 con Warhammer 40,000: Rogue Trader, de la mano de Owlcat Games. El estudio ruso-chipriota volcó todo el conocimiento y experiencia adquiridos en Pathfinder en pos de ofrecer una de las mejores experiencias RPG del 2023 y uno de los títulos que mejor hace justicia a la IP Games Workshop desde Dawn of War.
Warhammer 40,000: Rogue Trader es un RPG clásico de pura cepa. Es un título duro, de ritmo lento, lleno de historias, personajes, actividades y muchísimo texto. Posiblemente sea uno de los juegos más ambiciosos dentro de la saga, puesto que aborda el trasfondo de este universo de forma singular, con mucho cuidado y atención al detalle. Puede ser abrumador, pero a la vez fascinante. Además, asumimos el papel de un Comerciante Independiente, una peculiar combinación entre explorador, conquistador y mercader que ostenta muchísimo poder. Gracias a ello tendremos muchísima libertad de acción -en términos narrativos- pudiendo ser un ferviente servidor del Dios Emperador o convertirnos en el mismísimo heraldo del Caos.
Sumergirse en el nuevo trabajo de Owlcat Games es fascinante, aunque demandante porque no sólo tendremos que leer sino familiarizarnos con el léxico propio de Warhammer. Palabras como ‘Vocos’, ‘Cogitador’ u ‘Xenos’; expresiones como ‘mon-keigh’ o ‘shereen’; nombres como ‘Omnissiah’ o las 7 u 8 formas de referirse al Emperador, son moneda corriente. Es fácil sentirnos perdidos si no estamos familiarizados con el universo. Lo bueno es que disponemos de un completísimo diccionario -que también está integrado a los diálogos- para tener en claro cuál es el significado de cada cosa.
Crear el personaje principal es una tarea que puede tomar fácilmente un par de horas. La cantidad de posibilidades puede llegar a ser abrumadora debido a la gran cantidad de información a tomar en cuenta. Es genial que existan numerosas opciones, pero entender cómo funcionan las reglas, estudiar cada talento o habilidad, pensando en lo práctico que pueden llegar a resultar en combate, es extenuante. Dicho de otro modo, el creador de personajes es increíblemente rico y profundo, pero cuando lo que se desea es comenzar con la aventura, se siente como un muro invisible imposible de atravesar. Como resultado, o bien tenemos un Comerciante Independiente fantástico, o uno creado a las apuradas con un rejunte de capacidades completamente inútiles.
El juego se transcurre durante el 41.º milenio, donde el un universo se encuentra sumido en una suerte de guerra perpetua a gran escala entre el Imperio y todo aquello que no forma parte de este. Nuestro papel en esta obra comienza como el de un simple heredero de la prestigiosa dinastía von Valancius, liderada por Lady Theodora. Sin embargo, luego de una serie de eventos desafortunados que concluyen con la misteriosa muerte de la matriarca, estaremos obligados a tomar el control. A partir de entonces, cada decisión tomada y su consecuente resultado, pesará sobre nuestros hombros.
La trama está bien muy contada y su desarrollo puede cambiar activamente y en diferentes direcciones en función de la alineación y de las decisiones que tomemos durante una aventura que puede tomar, fácilmente, más de 100 horas en completarse. El nivel de profundidad que el juego ofrece en este sentido -y en otros tantos- es increíble. Podemos comportarnos como un auténtico cretino aristócrata, un corsario que se mueve por interés o un fanático del Imperio que no dudaría en acusar de hereje hasta a sus propios camaradas. Porque si lo deseamos, podremos condenar al destierro o incluso a la muerte a aquellos compañeros que no estén alineados con nuestra forma de pensar o que causen muchos problemas.
Los compañeros se identificarán con el Comerciante Independiente en algunos aspectos, pero en otros no. De hecho, dependiendo de cómo nos comportemos podrían no querer formar parte de la tripulación. Esto dependerá de sus razas, actitudes, creencias y de nuestra forma de actuar. Cada uno tiene su historia personal, un trasfondo muy trabajado y personalidades marcadas. A lo largo de la aventura podremos dedicar tiempo a conocerlos mejor, entablar romances, coquetear, ayudarles con tareas e incluso pedirles una opinión a la hora de tomar una decisión. Y por último, pero no menos importante, nos ayudarán en la batalla.
El sistema de combate es por turnos. Dicho sistema es usualmente cuestionado y considerado como un ‘fósil’, aunque lo cierto es que funciona especialmente bien. En especial para este tipo de juegos donde el pensamiento estratégico y el correcto uso de habilidades marcan la diferencia. Si bien conoceremos a un gran número de acompañantes, durante la exploración sólo podremos llevar a 5 de ellos, además del Comerciante Independiente. Al momento de luchar, podremos realizar un despliegue táctico (salvo que seamos emboscados) y luego hacer uso de puntos de movimiento y de acción para atacar. La dificultad está balanceada, aunque eso no quiere decir que sea un juego fácil. Si no tenemos el suficiente cuidado y analizamos bien los movimientos a llevar a cabo, veremos la pantalla de ‘Game Over’ con bastante frecuencia.
Las batallas se ven muy enriquecidas gracias a un amplio abanico de posibilidades. Para empezar podremos hacer uso de espadas y hachas, diferentes tipos de pistolas, los infalibles bolters, rifles automáticos o sniper, lanzallamas, armas pesadas, y granadas. También podemos equiparnos con armaduras y objetos que proporcionan bonificadores. Sin embargo eso no es todo ya que los personajes también cuentan con sus propias habilidades especiales e incluso hasta poderes psíquicos que causan mucho daño. Y por si fuera poco, podemos emplear una serie de ‘habilidades definitivas’ para inclinar la balanza a nuestro favor durante una batalla complicada.
Igual de amplio es el desarrollo de personajes. Para empezar, tenemos cuatro arquetipos básicos: luchador, oficial, agente y soldado. Al llegar a nivel 16 podremos optar por una especialización. Existen 7, aunque sólo podremos elegir una de entre tres disponibles ya que no todas son compatibles con las clases iniciales. Finalmente al alcanzar el nivel 36, nos convertiremos en un ejemplar de élite; el pináculo de la evolución. Ahora, si crear a nuestro personaje puede tomar fácilmente 2 horas, gestionar la progresión de todo un equipo puede llevar mucho más tiempo. Si queremos ir por la vía fácil, el juego nos sugiere que poderes o habilidades podemos adquirir. No obstante, lo mejor es indagar con tranquilidad, puesto que existen talentos realmente poderosos y útiles que podríamos pasar por alto fácilmente.
Todas y cada una de las habilidades tienen sus propias descripciones, aunque nunca queda demasiado claro cuál es su aplicación en la práctica. Las reglas resultan confusas y algo complicadas de entender. Incluso los atributos básicos tienen una denominación que escapa al estándar. El único que puede reconocerse de primeras es ‘fuerza’ pero, el resto es irreconocible. Por ejemplo, ‘Habilidad de Armas’ hace referencia a la pericia del personaje en el combate cuerpo a cuerpo, mientras que ‘Habilidad de proyectiles’ se refiere a las armas de fuego. Puede parecer una tontería, pero familiarizarse con todos estos términos requiere de varias horas de juego.
En Warhammer 40,000: Rogue Trader la alineación de nuestro personaje juega un papel importante, ya no sólo por las opciones de diálogo que pueden abrirse, sino en todos los aspectos del juego. Las acciones llevadas a cabo tienen efectos y consecuencias persistentes cuyo impacto puede ser sumamente significativo. Además, las elecciones tomadas tendrán un impacto en el desarrollo de las colonias que tengamos bajo nuestra protección. En este sentido, el juego pareciera desdoblarse en una suerte de juego de estrategia 4X (bastante más limitado, por supuesto) donde podremos construir edificios, producir recursos y establecer nuevas rutas de comercio. También podremos edificar determinadas estructuras para mejorar la reputación con algunas de las 5 facciones presentes en el universo y acceder a un gran número de recompensas.
El mapa galáctico es enorme y está lleno de sistemas solares que visitar, los cuales a su vez albergan a varios planetas a descubrir. La exploración se hace a bordo de una enorme nave del vacío con una tripulación de decenas de miles de personas. Pero viajar entre las estrellas no es un paseo por el parque. No solo nos encontraremos con piratas, herejes y alienígenas dispuestos a luchar en batallas espaciales (también por turnos), sino que los viajes a través del Immaterium podrían captar la atención de las entidades demoníacas. Esto, por supuesto, desencadenará en combates aleatorios que cortan con bastante frecuencia con el ritmo de juego, que ya de por sí es lento.
Las batallas espaciales resultan ser un añadido interesante, en parte. Es decir, están bien planteadas e incorpora a la experiencia toda una micro-gestión de la nave, la cual cuenta con su propio árbol de habilidades y mejoras. Aquí también podemos apelar a los acompañantes para que ocupen diferentes puestos cómo Comandante, Maestro Artillero, Maestro de Escudos, Maestro de Maniobras, Maestro de Disformidad y Maestro Etérico. Lejos de ser algo meramente decorativo o anecdótico, asignar tripulantes capacitados en cada puesto nos permitirá usar habilidades adicionales. Hasta ahí, todo fantástico.
El problema con estos combates es que las reglas son un poco diferentes. Para empezar, siempre estaremos en desventaja numérica, ya que no podemos aumentar nuestra flota. Sólo disponemos de una nave y ya. Luego, el movimiento se compone de tres zonas y es estrictamente obligatorio desplazarse hasta el final. Es decir, no es posible moverse dos o tres casillas y pasar de turno. Aquí es donde las cosas pueden volverse un poco ‘frustrantes’ porque realizar un giro para posicionarnos y atacar a los enemigos puede tomar varios turnos. La maniobrabilidad de la nave es bastante limitada y sólo puede girar durante la fase final del movimiento.
Luego está el alcance y direccionamiento de las armas que es completamente fijo. Los cañones laterales, por ejemplo, tienen un rango en forma de cono, pero no pueden moverse. Por lo tanto, si no estamos en la posición adecuada para dispararlos, son completamente inútiles. Afortunadamente contamos con diferente tipo de armamento y hasta torpedos que podremos controlar manualmente. Las reglas también aplican a los enemigos, con lo cual podría decirse que ‘jugamos en igualdad de condiciones’. De todos modos, pese a lo mencionado, las batallas aportan algo de variedad a la propuesta y están justificadas por la propia naturaleza del juego. Es decir, no porque es un RPG, sino porque es una epopeya espacial.
Un detalle que cabe destacar es que en su lanzamiento Warhammer 40,000: Rogue Trader presentaba varios bugs. Algunos de ellos eran leves y no llegaban a entorpecer la experiencia de juego. Sin embargo, existían varios problemas críticos, como misiones que no podían terminarse debido a personajes clave que desaparecían, crasheos frecuentes y un amplio catálogo de inconvenientes que arruinaban el disfrute. Al momento de escribir el análisis, muchas de estas asperezas fueron limadas a través de sucesivos parches. Es realmente impresionante la cantidad de cosas que se corrigieron, lo cual hace pensar que el estado en que el título se puso a la venta, no fue precisamente el mejor. Hoy por hoy la realidad es diferente y el videojuego es muy disfrutable.
Técnicamente estamos ante un título que se ve como un desarrollo de Owlcat Games. Al igual que Pathfinder, Warhammer 40,000: Rogue Trader, presenta un apartado gráfico sólido y bastante detallado, construido completamente en Unity. Si bien queda algo rezagado en comparación a otras producciones similares, la atmósfera típica del universo Warhammer fue capturada a la perfección. Los paisajes están compuestos de ciudades futuristas construidas con acero y hormigón, llenas de luces y estatuas gigantescas. Pero también podremos recorrer entornos selváticos, viejas naves abandonadas, templos, instalaciones militares y muchísimas zonas más. Todas con mucha personalidad y características particulares. A todo esto se suman unas actuaciones de voz muy buenas y una musicalización orquestal que aporta un toque épico fantástico.
Warhammer 40,000: Rogue Trader es un RPG fantástico, y lleno de posibilidades. Si bien se notó una clara falta de pulido en su lanzamiento, desde Owlcat Games limaron todas las asperezas de su trabajo, convirtiéndolo en uno a tener en cuenta no sólo por los fanáticos del género, sino también por quienes disfrutan de este universo. Paralelamente también es un juego que puede abrumar a quienes lleguen aquí pensando que encontrarán una experiencia accesible. En ese sentido, no es el punto de entrada más amigable al mundo creado por Games Workshop. Por lo demás, es un título lleno de momentos épicos, decisiones que dan forma al destino de sistemas estelares enteros y de una historia muy bien contada. Un videojuego creado por un equipo apasionado que tuvo la visión de dar vida a una ambiciosa experiencia rolera ambientada en Warhammer. Y lo lograron.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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