JoyMasher es un estudio brasileño que nos tiene acostumbrados a títulos de estilo retro con un estándar de calidad insuperable. Desde sus inicios, con Oniken y Odallus, hasta el fantástico Run N’Gun Blazing Chrome, siempre ha sabido adaptar a la actualidad la esencia de las generaciones pasadas. Su obra se centra en destilar la jugabilidad de ciertos videojuegos clave. De extraer sus mecánicas y adaptarlas a los tiempos que corren, con un apartado técnico y jugable extremadamente pulido. Y Vengeful Guardian: Moonrider no es la excepción. Tiene todos los ingredientes para ser un clásico de los de antes, pero a la vez ofrece una experiencia fresca. De buenas a primeras, se siente como si algún archivista de internet hubiera encontrado un nuevo Strider olvidado, pero programado por el gran Keiji Inafune en sus mejores días.
Vengeful Guardian: Moonrider es un juego de acción en 2D que propone, a través de una dificultad exigente y controles bien pulidos, un desafío divertido, no lineal y balanceado. La aventura se desarrolla a lo largo de ocho niveles diseñados en exquisito pixel art de 16 bits. Cada uno repleto de enemigos con detalladas animaciones, gigantescos jefes intermedios y encarnizadas batallas contra los guardianes de la revolución al final de cada etapa. De buenas a primeras, esta descripción podría encajar en cualquier Mega Man. Pero en realidad el título de JoyMasher se diferencia porque el combate es ágil y cuerpo a cuerpo. Y es que no podría ser de otra manera, porque Moonrider es un ninja cibernético. Una suerte de robot con aires de Gundam que puede escalar paredes, atacar con su espada y caer desde el aire con una patada brutal que, a la vez, suma movilidad.
Los niveles están bien diferenciados entre sí. No sólo porque cada uno está inspirado en una zona en particular, sino porque incluyen una vuelta de tuerca que impacta en la jugabilidad. En uno habrá que controlar el nivel del agua, en otro un robot gigante que irá rompiendo el camino a nuestro paso. También habrá que esquivar láseres en un laboratorio y saltar entre vehículos voladores. Como si esto fuera poco, en algunos niveles también usaremos la moto de Moonrider. En dichas instancias, el juego cambia de perspectiva y se vuelve un shoot em up por un ratito.
Otro ingrediente que suma a la variedad son los «chips». Básicamente son power ups ocultos en los niveles que, una vez encontrados, podemos equipar en uno de los dos slots disponibles. Los chips son la forma en la que JoyMasher permite adaptar la experiencia a nuestro gusto. Por ejemplo, el chip de armadura reduce el daño recibido, pero limita el ranking máximo al que podemos aspirar al finalizar un nivel. De la misma manera habrá chips que permiten hacer un doble salto, extender el rango de la espada o absorber puntos de magia o salud al derrotar enemigos. Y para quienes busquen el reto supremo, hay uno que nos hará morir de un solo golpe.
Moonrider se llama el ninja robótico que controlamos, sin embargo, el verdadero protagonista es la acción. Y no podría ser un buen juego sin un sistema de combate bien pulido. Al comienzo lo sentí un poco lento, casi tosco podría decir. No obstante, pasados los primeros minutos me adapté tan bien a los controles que parecía haberlo jugado toda la vida. Correr, saltar y atacar resulta casi intuitivo, en especial cuando aprendemos el timing de las patadas aéreas y las aprovechamos para cubrir distancias largas o rebotar en enemigos. La espada cuenta con un combo de tres golpes bien clásico, pero también puede romper y hasta rebotar algunos proyectiles. Además podemos saltar entre paredes, con un timing bastante específico pero para nada complicado.
Como es de esperar en un título de esta características, al final de cada nivel deberemos enfrentarnos al guardián de la zona. Cada uno presenta su set de movimientos especiales, habilidades únicas y, por supuesto, un patrón de ataque que aprender. Al derrotarlos heredaremos su habilidad especial, que se sumará a nuestro arsenal de forma permanente. Estas batallas son épicas y, si bien por momentos pueden parecer injustas, les aseguro que siempre hay una forma relativamente sencilla de derrotar a cada jefe. A veces es tan simple como encontrar a qué habilidad especial son vulnerables u observar sus patrones y atacar cuando bajan la guardia.
Una vez derrotados los ocho guardianes se abrirá el paso a los dos últimos escenarios, con el infaltable nivel de ascensor incluido y algunas sorpresas más. Eventualmente llegaremos al jefe final que cuenta con tres fases. La última batalla es bastante picante pero, como les comentaba anteriormente, siempre hay un patrón que aprender detrás de cada ataque. Por suerte JoyMasher no escatimó en esconder vidas ocultas e incluir checkpoints antes de los jefes. Y hasta tuvieron el detalle de recargar la barra de energía tras cada muerte para que podamos experimentar con las habilidades especiales sin preocupaciones.
El final viene con moraleja incluída. De hecho, a lo largo de toda la aventura veremos breves cinemáticas que ponen en evidencia el conflicto ético y moral en el que se desarrolla la acción. Conociendo el contexto socio económico de Brasil, en especial durante el desarrollo del juego, se nota que Danilo Dias y Thais Weiller decidieron dejar plasmadas sus experiencias en la narrativa.
Vengeful Guardian: Moonrider es un título de acción exquisito. Una ventana en el tiempo, en el mejor sentido de la expresión. Es un juego que captura perfectamente la esencia de Strider, Shinobi y Shadow Dancer elevándola a la potencia de un Mega Man, pero sin caer en la imitación. El título de JoyMasher es corto, pero invita a que vuelvas a jugar, a mejorar en el ranking y a pasarlo lo más rápido posible. Y creeme que vas a volver, simplemente porque es divertido y desafiante. Por las mismas razones que volvíamos a jugar una y otra vez a los juegos de 16 bits. Lo único que puedo reclamarle es que no haya personajes o modos desbloqueables, pero no es algo que empañe una experiencia maravillosa. Moonrider es una carta de amor a los noventas y un juego que no debería faltar en la juegoteca de todo amante del retrogaming.
Sobre Sebastián Cigarreta
Periodista especializado en gaming, amante de los juegos incomprendidos y eterno enamorado de los clásicos noventosos. Tengo debilidad por todos los MegaMan, siempre Vega main y soy eterno caballero de Boletaria.
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