Cambiar de género para una secuela siempre es una movida arriesgada. Es confiar en que el universo construido en el título anterior es suficiente como para fidelizar a una base de usuarios y mantener su interés con una jugabilidad absolutamente diferente. Con Valfaris, Steel Mantis construyó un mundo oscuro, cautivador, repleto de peligros y secretos que centraba su propuesta en la acción y exploración. Si tuviera que trazar un paralelismo hablaría de Doom Troopers y, tal vez, apenas una pizca de Hard Corps Uprising. Por eso ver que la esperada secuela, Valfaris: Mecha Therion, es un shooter de scroll automático y lateral me dejó perplejo. Sin embargo, contra todo pronóstico, el estudio consiguió salir airoso de su experimento.
Valfaris: Mecha Therion retoma la historia justo luego del final de Valfaris, con nuestro protagonista volviendo a emprender una cruzada contra su padre, Lord Vroll, que demuestra ser más que difícil de matar. Para eso deberemos recorrer la galaxia buscando pistas, arrasando con cuanta criatura demoníaca se nos cruce por delante. La diferencia es que en lugar de caminar y explorar como en el juego anterior, Therion se desplaza a bordo de su fiel robot, transformándose en la máquina de asedio definitiva. Así, con poco preámbulo, somos invitados a un tutorial opcional para, posteriormente, lanzarnos a la acción frenética.
La propuesta de Steel Mantis mezcla la jugabilidad de un shooter de desplazamiento lateral, en el que la pantalla avanza automáticamente, con el arsenal propio de un juego de acción tradicional. Por eso nuestro mecha cuenta con tres tipos de armas diferente: una para atacar cuerpo a cuerpo, otra para usar en todo momento y finalmente un poderoso ataque ideal para cuando estamos rodeados. El armamento tiene nuevas incorporaciones, muy típicas del género, cómo hachas, escopetas, rifles láser e incluso magias.
También están de regreso algunas viejas y queridas armas provenientes de Valfaris. Ejemplo de ello es nuestro hermano Bathoryn (el protagonista de Slain) transformado en una fiel espada para atacar a cuerpo a cuerpo. Pero, en general, cada pieza de equipo tiene mucha personalidad y una función en concreto. Steel Mantis nos ofrece una interesante variedad de armamento, tanto básico como especial, porque quiere que encontremos una combinación adecuada para enfrentar cada desafío. Por eso es que los puntos de control abundan, ya que es donde podremos cambiar y mejorar el equipamiento. Eso sí, siempre y cuando contamos con los recursos necesarios.
Es simple, conseguimos el recurso principal simplemente matando enemigos, mientras que el secundario está oculto en las decenas de cuartos secretos que hay desperdigados por los niveles. Éstos también tienen armas especiales y accesorios, los cuales funcionan como un modificador pasivo que afectan a un amplio abanico de mecánicas. Por ejemplo, hay uno que atrae ítems automáticamente, mientras otro nos marca los caminos secretos, o incluso arrojar nuestra arma cuerpo a cuerpo como si fuera un boomerang. Podemos equipar hasta tres a la vez, una vez conseguida la mejora por historia. Todas son extremadamente útiles y, planeando una buena estrategia, podemos hacer que ciertos jefes caigan en un abrir y cerrar de ojos.
La acción es constante, rápida y generalmente implacable. Los primeros niveles nos hacen pensar que somos hábiles tiradores. Pero luego del primer tercio de la aventura la dificultad comenzará subir obligándonos a repensar qué tipo de armas y accesorios estamos usando. Todas las armas son mejorables, sin embargo los recursos para hacerlo son limitados y no alcanzarán para maximizar más que dos o tres. Por eso es vital no apurarse para gastarlos, probar bien cada una e invertir en aquellas que mejor se adapten a nuestro estilo de juego. En ese sentido, pude replicar la misma configuración de Valfaris, combinando un arma a larga distancia con la escopeta Hammerhead para arrasar con todo lo que estuviera cerquita.
El loop de jugabilidad está balanceado y bien diseñado. Nuestras armas de fuego consumen parte de una barra de ‘super’, que a su vez podemos regenerar golpeando a los enemigos o inclusive a sus proyectiles con ataques melee. De este modo, Valfaris: Mecha Therion garantiza batallas variadas, porque no podemos quedarnos en el fondo de la pantalla disparando y listo. Hay que acercarse a los enemigos sí o sí, gestionar el uso de la munición y estar siempre atentos. Las oleadas de enemigos pueden venir desde ambos lados y, si bien podemos darnos vuelta en cualquier momento, es fácil que nos agarren desprevenidos. Si algo no le falta a este título es acción a raudales, con situaciones épicas y jefes desafiantes.
Lo mejor de Valfaris: Mecha Therion es la sensación de continuidad que consigue Steel Mantis. No sólo porque el apartado estético se mantiene, aún con el nuevo estilo poligonal, sino porque la música metalera vuelve a estar a la orden del día. Las composiciones de Curt Victor Bryant, el ex-Celtic Frost, acompañan a la perfección la propuesta jugable y complementan el estilo artístico para definir un sello único de identidad. Por más que el juego pertenezca a un género completamente diferente, en ningún momento tendremos dudas de que continuamos con la historia de Therion y que la aventura se desarrolla en el mismo universo. Incluso el clásico head bang al conseguir una nueva arma está de regreso.
Una partida en dificultad normal puede llevar unas 4 o 5 horas. Todo depende de nuestra habilidad para esquivar y contraatacar los proyectiles enemigos. También del instinto a la hora de descifrar la mejor forma de enfrentarnos a las docenas de jefes disponibles. Aún así, nuestra estadía en esta secuela pasará volando y, cuando menos lo esperemos, estaremos viendo los créditos finales. Sin embargo, como buen shooter de navecitas, terminar la campaña no significa dejar de jugar. Al instante nos habilitará el modo New Game +, en el que podremos reiniciar el juego con todos los ítems y mejoras conseguidos. También podremos aumentar la dificultad y hasta intentar completar un desafío especial que demanda finalizar la aventura en menos de dos horas. Hay contenido para rato.
Valfaris: Mecha Therion es una digna secuela y un divertidísimo shooter de scroll lateral. La posibilidad de gestionar y mejorar el equipamiento, la variedad de estrategias que se desdoblan de la combinación de accesorios y la sólida propuesta jugable, lo perfilan como un excelente exponente del género. Se siente un poco corto y algunos jefes algo desaprovechados, pero todo lo demás funciona tan bien que es imposible dejar de jugar. Es posible que el cambio de género divida las aguas con los fans de Valfaris, pero a pesar de ello, no deja de ser una gran experiencia de acción por mérito propio. Es uno de esos títulos que podemos dejar instalado en nuestro disco rígido puesto que el espacio que ocupa está bien aprovechado. Además, reventar insectos mutantes o batallar contra un jefe colosal al son del mejor heavy metal, resulta épico a cualquier hora, día o época del año.
Sobre Sebastián Cigarreta
Periodista especializado en gaming, amante de los juegos incomprendidos y eterno enamorado de los clásicos noventosos. Tengo debilidad por todos los MegaMan, siempre Vega main y soy eterno caballero de Boletaria.
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