¿Vale la pena jugar a Dragon’s Dogma a día de hoy?

¿Vale la pena jugar a Dragon’s Dogma a día de hoy?

5 puntos clave a tener en cuenta

Dragon’s Dogma II está a la vuelta de la esquina por lo que desmenuzamos la primera entrega en 5 puntos claves con los que determinamos si vale la pena jugarla o no en la actualidad


La fantasía oscura medieval es sin  lugar a dudas uno de los escenarios más explotados y aprovechados dentro del entretenimiento audiovisual contemporáneo. Tanto en el cine como en los videojuegos tiene un papel predominante y significativo, sumando cada vez más adeptos a tan maravilloso estilo. Pese a que durante los últimos años hemos recibido grandes exponentes que abordan dicha temática, existe uno que, a prácticamente 12 años de su lanzamiento, lo hizo como ningún otro. Y lo mejor, es que es un título que todavía vale la pena jugar. Estoy hablando de Dragon’s Dogma, una propuesta única y singular que este mismo año recibirá una secuela.

Dragon’s Dogma es un RPG de acción en tercera persona con un sistema de combate muy similar al de cualquier soulslike y un sistema de compañeros extremadamente novedoso en su día. Otro aspecto muy interesante del juego se encuentra en su mundo, fantasioso, medieval, vivo, amenazante y disfrutable. El título de Capcom es, por decirlo de algún modo, un experimento que toma elementos que hoy podríamos identificar en Dark Souls, The Witcher 3, The Elder Scroll V Skyrim y, en cierto modo, Shadow of the Colossus. Si bien esto puede resultar sumamente interesante, cuidado, puesto que cuando los juegos mencionados son dignos de admiración, la forma en que las partes de cada uno de ellos se combinan en esta propuesta, no es particularmente la mejor.

De más está decir que, desde 2012 a día de hoy, la tecnología avanzó bastante por lo que la calidad visual es modesta. Pero muy a pesar de ello, explorar el mapa, luchar, visitar cuevas y ciudades, y descubrir los muchos secretos que se esconden, sigue siendo tan entretenido como antaño, además de un notable reto. Pero la cuestión aquí es ¿Porqué jugar Dragon’s Dogma en 2024? ¿Qué tan bien envejeció el juego? ¿Cuáles son las claves que lo diferencian ante otros videojuegos de características similares? Todas estas preguntas (y muchas más) tienen su respuesta, pero vamos por partes.

Vale la pena jugar a Dragon's Dogma

1-Exploración bien recompensada y fantástico diseño del mundo

El mapa de Dragon’s Dogma es como un lienzo en blanco donde, conforme vayamos explorando cada rincón del mismo, comenzará a rellenarse. Aquí no encontramos con las típicas atalayas de Assassin’s Creed por lo que estaremos obligados a explorar. Eso sí, caminando de aquí para allá, porque tampoco contaremos con una montura que nos lleve. En principio, esto puede tornarse un tanto desafiante porque las distancias a recorrer son realmente extensas, quizá no tanto como -por ejemplo- las Tierras Intermedias de Elden Ring, pero si lo suficiente amplias como para hacernos pensar en desistir.

Sin embargo, si tomamos dicha tarea con paciencia y tranquilidad, podremos disfrutar de bellos amaneceres, coloridos atardeceres y oscuras noches coronadas por un cielo estrellado. Además, el simple hecho de hacernos ir a pie invita a prestar atención a los entornos. De este modo es que descubriremos bosques, cuevas, asentamientos, torres de vigilancia y ríos. También encontraremos a otros viajeros, personas en peligro y, lo mejor de todo esto, todo tipo de adversarios que parecen arrancados de las páginas de las más fantasiosas historias, como grifos, trols, arpías, quimeras, hidras o duendes.

Si somos los suficientemente valientes y curiosos, podremos reclamar cofres llenos de tesoros, armas, armaduras, herramientas, ingredientes y toda tipo de objetos. También disponemos de misiones secundarias, pero se sienten demasiado triviales, sin importancia para la historia y con una carga narrativa muy escueta. Podría decirse que son una mera excusa para explorar el mundo a fondo. Sea como sea, la exploración en Dragon’s Dogma está muy bien recompensada, siendo este uno de los puntos más fuertes del título.

2-El genial sistema de peones y el amplio repertorio de enemigos

Uno de los sistemas más característicos y distintivos de Dragon’s Dogma es el de poder crear y desarrollar un acompañante o peón (cómo se conoce a estos personajes en el trasfondo del juego). Los peones tienen sus propias clases (guerrero, arquero o mago) y siempre estarán a nuestro lado para ayudarnos durante el combate. En algunas zonas del mapa podremos hacer uso de piedras de invocación e invocar a peones creados por otros jugadores, aunque este apartado está prácticamente muerto. Lo interesante de esta mecánica, es que transmite una sensación similar a la de estar en un MMORPG, además de volver a los combates en un auténtico espectáculo campal.

El único detalle a tener en cuenta es que el sistema de peones tiene un punto clave en contra. Si bien con el tiempo se vuelven más fuertes y eficaces en combate, llevar a tres peones al mismo tiempo puede volverse desgastante e incluso ligeramente frustrante. El caso es que al menos uno de ellos, sin importar su nivel o equipo, será bien débil. Por lo tanto, tocará estar al pendiente puesto que la colaboración en combate no es rentable y tocará estar reviviéndolo a cada rato. Lo peor de todo es que, a veces, esto también pasa con nuestro peón principal.

Respecto a los enemigos, el repertorio es extremadamente variado además de vistoso. Es genial ver volar a un grifo, cortar la cola de serpiente de una quimera o despedazar trasgos. No obstante, los enemigos resultan ser extremadamente fuertes y poderosos, especialmente al inicio, donde hasta un simple lobo puede convertirnos en un cena fácilmente. Cabe destacar que esto depende en gran medida de la dificultad en la que juguemos. El problema con ello es que la falta de balance convierte al título en una prueba de resistencia. Una que va más allá de la diversión, sino de la obligación de tener que derrotar a un jefe. Algo que, dicho sea de paso, puede demandar de dos horas de nuestro tiempo. Pero no repartido a lo largo de sucesivos intentos, sino de tan sólo uno.

Sucede que los enemigos de alto nivel tienen una exagerada cantidad de vida, con lo cual los combates se tornan repetitivos y, por consiguiente, aburridos. Es de entender que vencer a, por ejemplo, un dragón no ha de ser tarea fácil. Sin embargo, una cosa es que el juego presente una jugabilidad donde podemos aprender de nuestros, y otra que una pelea sea muy extensa sólo porque el enemigo en cuestión tiene 11 barras de vida. Es cierto que existen estrategias para hacer las peleas un poquito más llevaderas, como treparnos a un enemigo en busca de un punto débil, aunque el proceso sea lento y demande de mucha resistencia.

Vale la pena jugar a Dragon's Dogma hoy día?

3-Sistema de combate bien, gestión del inventario mal

De acuerdo a lo mencionado en el punto anterior, podemos concluir en que las peleas se sienten un poco arcaicas, en el sentido que no existe una recompensa derivada del aprendizaje. Pero claro, estamos hablamos de un juego que tiene 12 años encima. No obstante, en lo que al sistema de combate respecta, el mismo es dinámico, fluido, divertido y robusto. Desarrollar las habilidades de cada clase nos permite explotar al máximo todos los beneficios. Por ejemplo, con la espada y el escudo podemos realizar arremetidas, ataques aéreos, o incluso servir de trampolín para impulsar a uno de nuestros peones por el aire. En este sentido, Dragon’s Dogma es muy sólido y, viéndolo en perspectiva, bastante avanzado para su época.

Ahora, donde se notan las costuras, es en la gestión del inventario. Literalmente se siente como un juego al que el tiempo le pasó factura. Cabe mencionar que el uso de consumibles y objetos arrojadizos tiene un mecanismo tedioso. Básicamente, cada vez que deseemos usar uno, tendremos que acceder al inventario, seleccionarlo y arrojarlo. Por ejemplo, si tenemos 15 bombas de fuego en la mochila, para lanzarlas será obligatorio ir al inventario, equiparla y luego lanzarla, pero esto por cada bomba que queramos utilizar.

4-Desarrollo y progresión de personaje, aunque con sus ‘pero’

El desarrollo de personaje en Dragon’s Dogma es bastante amplio. Pero aquí se debe resaltar algo muy bueno y algo molesto. Lo bueno es que podemos elegir entre diversas clases como arquero, mago, guerrero o soldado. Básicamente las clases generales presentes en prácticamente todo RPG. Cada una de ellas tiene sus propias habilidades especiales que confieren al título una jugabilidad bastante amplia, divertida, variada y atractiva. Además se pueden adquirir capacidades que desarrollan la forma física de nuestro héroe, convirtiéndolo en una verdadera máquina de combate a la que ni un orco podrá hacer frente.

Siempre que derrotemos a un enemigo obtendremos puntos de vocación para invertir en habilidades y sus progresivas mejoras. El gran problema es que los puntos no puede usarse a no ser que estemos con el NPC apropiado. Por poner un ejemplo, en Dark Souls 2 pasa algo similar cuando debemos ir a Majula, lo cuál es muy simple porque se hace mediante el uso de una hoguera. El inconveniente con Dragon’s Dogma es que trasladarnos desde un punto del mapa a cualquier otro lugar, implica recorrer a pie todo el camino, teniendo en cuenta además, que la resistencia nos detendrá a cada rato.

Eventualmente encontraremos un modo para teletransportarnos, aunque está relativamente escondido, puesto que se deben conseguir piedras y cristales para ello. Las piedras nos teletransportan solamente a las ciudades principales y también a donde hayamos colocado un cristal. Pero cuidado, porque estos últimos son muy escasos. No será sino hasta que ya esté bien avanzada la historia que podremos encontrar una piedra de viaje rápido infinita.

5-La historia, aunque se cuenta mejor en la serie animada

La historia de Dragon’s Dogma es muy interesante. Asumimos el papel de un elegido al que un dragón extrae su corazón. El único motivo por el que sobrevivimos es por el simple hecho de ser un Arisen; un bendecido por los dioses. Por lo tanto, el objetivo consistirá en recuperar nuestro corazón para volver a ser humanos. Para ello tendremos que recorrer el mundo, cumpliendo con una serie de encargos que van desde dar caza a diferentes monstruos, ayudar a poblados en peligro y sumergirnos en una trama que aborda asuntos políticos y morales. Es una pena que las misiones secundaras estén tan poco conectadas, además de que se hecha en falta la intriga.

La trama tiene sus altibajos, aunque lo mejor de la historia está al final del juego. Es en ese momento donde se nos presentan una serie de ideas, conceptos y valores que aluden a la fragilidad de la naturaleza humana, a la vulnerabilidad del corazón y a los sentimientos. Aquí es donde todo se antepone ante nuestra verdadera misión que atribuye a un cargo, en este caso un Arisen. Definitivamente todo esto está mucho mejor planteado en la serie animada de Dragon’s Dogma, donde todo es más natural y lógica, donde el protagonista emprende una campaña de venganza contra el dragón.

En virtud de lo explayado, Dragon’s Dogma es un buen juego, pero no uno para todo el mundo. Jugarlo en la actualidad puede ser muy duro y se puede volver cuesta arriba por todas aquellas mecánicas que no resisten el paso del tiempo. Tiene cosas que agotan, como el sistema de desplazamiento lento, la gestión del inventario, además de las peleas con los enemigos más importantes que nos harán pasar momentos de desidia y cansancio.

No obstante, Dragon’s Dogma también tiene cosas fantásticas. Ejemplo de ello es un bestiario que nada tiene que envidiar a The Witcher 3, una exploración a la altura de Skyrim, el sistema de peones, y un combate entretenido que, con sus más y con sus menos, recuerda a Dark Souls. A todo esto se suma un mundo vivo, diverso y medieval, rejugabilidad, diversas clases, y una filosofía que abarca un mensaje humanista, moral y ético. Entonces ¿Merece la pena jugarlo? Eso queda a discreción de cada quién. Sin embargo, no estaría de más darle un vistazo para estar listos y preparados para Dragon’s Dogma 2.

Compartir artículo:

Cebanos un Matecito

Sobre Ulises Corrales

Soy un apasionado de la fantasía oscura medieval y fanático de los soulslike. Cuento historias con voz sensual en cada hoguera en la que paro a descansar.


Artículos más recientes

Buscar