por Exequiel Nieto
Lo lindo y atractivo del mundo del videojuego es que siempre hay margen para sorprendernos y emocionarnos. Tan sólo basta con instalar un juego para ver ‘que onda’ para sumergirnos en una propuesta contemplativa que, mediante mecánicas muy simples, puede hacernos reflexionar. Esto es lo que me sucedió con Unpacking, un título que me encontró vulnerable en una tarde de Sábado. Una de esas en la que lo único que quería era estar en casa todo el día con un café entre las manos. Entonces, lo que aparentemente se perfilaba con una tarde tranquila, disfrutando de una propuesta sencilla y relajante, como doblar ropa a lo Mari Kondo, terminó convirtiéndose en un torbellino de emociones. Reflexioné sobre lo que fue, lo que pudo haber sido y lo que el futuro nos depara. Fue una oportunidad para conectar conmigo mismo y con mi pasado.
A primera vista, parecía solo un ejercicio de organización, como un tetris de mudanzas, donde cada objeto encontraba su lugar. Pero al ir acomodando cucharas, juguetes y recuerdos en sus nuevas ubicaciones, descubrí que este juego sencillo escondía una profundidad inesperada. Más allá de contar la historia de una niña que crece y se transforma, me invitó a reflexionar sobre mi propio vínculo con los objetos y los recuerdos que guardan.
Desempacar cajas no es solo un acto de organización; es un viaje a través del tiempo. Cada objeto es un marcador que señala un momento específico de nuestra vida, un recuerdo congelado en el tiempo. Al igual que la protagonista de Unpacking, encontramos en estos objetos los vestigios de nuestra evolución. Las cucharas de plástico de la infancia, los libros de la adolescencia, las tazas de café de la adultez. Cada uno cuenta una historia y nos recuerda quiénes éramos y quiénes somos ahora. A través de este proceso de selección y ordenamiento, nos desprendemos de lo que ya no nos sirve y abrimos espacio para nuevas experiencias y una nueva versión de nosotros mismos.
Unpacking transmuta objetos cotidianos en portales hacia experiencias multisensoriales. Cada objeto, desde una vieja muñeca hasta un libro polvoriento, es un fragmento de una vida. Una memoria tangible que invita a una inmersión profunda en el pasado. Al interactuar con estos objetos, no solo estamos ordenando un espacio físico, sino también tejiendo una narrativa personal a través de la materialidad de la memoria. La sinestesia se manifiesta en la capacidad de los objetos para evocar no solo recuerdos visuales, sino también sensaciones táctiles, olores y emociones asociadas. Es como si cada objeto fuera una partitura que orquesta una sinfonía de sentidos, invitándonos a explorar las profundidades de nuestra propia psique.
Cada nivel es un viaje introspectivo que nos sumerge en la intimidad de una vida. La nostalgia se entrelaza con la esperanza, el pasado con el futuro, y los objetos se convierten en catalizadores de emociones profundas. La ubicación del diploma bajo la cama, por ejemplo, revela no solo un cambio en las circunstancias de la protagonista, sino también una compleja gama de sentimientos relacionados con la identidad, la independencia y las relaciones. A través de esta experiencia, nos damos cuenta de que los objetos son mucho más que simples posesiones. Por el contrario, son fragmentos de nuestra historia, testigos silenciosos de nuestra evolución y reflejos de nuestra alma. Es por eso que algo dentro nuestro empieza a rasgarse cuando reconocemos una y otra vez aquellos objetos que nos acompañan y muestran en ellos el desgaste por el paso del tiempo.
Unpacking invita a detenernos un momento y mirar alrededor. A observar en el lugar donde estamos y ver por un segundo todas las cosas que nos rodean. Por que a veces nos sentimos perdidos o abandonados, pero ¿Cómo puede ser esto posible?. Ese libro que reposa en una vieja estantería ¿No es acaso el regalo de un viejo amigo?; las fotos que cuelgan en la pared, ¿No retratan momentos tan lejanos como especiales?; ese paquete envuelto en papel de regalo, ¿No es el presente de un viejo amor?. Incluso la camiseta que uso para dormir, desgastada y maltrecha, ¿No es la misma de aquellas noches de juventud y gloria?
Este juego me puso sentimental. Me llevó a pensar en mis vivencias, en los objetos que algunas vez llamaron mi atención alguna vez. A repasar mentalmente en todo aquello que fui acumulando con el tiempo, en los hobbys que alguna vez tuve y los que aún mantengo. Pero sobre todo en todas aquellas cosas que mantengo conmigo aunque se encuentren despojadas del significado y sentimiento que alguna vez tuvieron pero que hoy se sienten como reliquias del pasado. También pensé en las amistades que hice, en las que se fueron y en las que volvieron. En los vínculos que dejaron recuerdos, y en la emoción de los amores que me dieron esperanzas de un mundo mejor pero que dejaron muecas de un profundo dolor cuando las cosas dejaron de funcionar.
Al final de la partida somos recompensados con una agradable canción, cuya letra funciona como una suerte de síntesis de la narrativa intertextual jugada. Me quedo con la frase ‘tu peluche favorito al frente del mío’, algo que podría representar la idea de encontrar a nuestra otra mitad y la importancia de mantener viva al niño interior. También con que, pese de los cambios, las idas y vueltas de la vida, si mantenemos el paso, al final, tal vez vamos a conseguir esa postal añorada de un atardecer con la compañía de quienes más amamos. El final feliz de nuestra historia. Un horizonte compartido de atardeceres como final esperanzador.
Unpacking es un juego conmovedor que resignifica el lugar y pertenencia de nuestros recuerdos y vidas puestas representadas en las cosas que nos rodean. Una pausa para observar nuestro mundo interno y verlo reflejado en aquello que nos importa. Es una experiencia introspectiva que nos invita a desempacar no sólo cajas, sino también recuerdos y emociones que se revelan a través de los objetos. Cada libro, fotografía, y objeto decorativo cuenta una historia, construyendo un relato íntimo y conmovedor sin necesidad de diálogos. Es un juego que celebra la nostalgia, pero también la esperanza, invitándonos a reflexionar sobre nuestro pasado y a mirar hacia el futuro con optimismo.
Sobre Exequiel Nieto
Lic. en Artes Escénicas. Stremer y profesor, me gusta la filosofía, lo audiovisual y los placeres de la vida. De La Rioja, Argentina.
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