Soy muy fan de los juegos de gestión. Siempre encontré cierta satisfacción en ver esa transformación que se va dando a medida que las ciudades, imperios o empresas -según la ocasión- comienzan a expandirse. Esa maravillosa sensación de estar armando un rompecabezas, en el que poco a poco van encajando todas las fichas. Terra Nil, el desarrollo de Free Lives que llega de la mano de Devolver Digital, es un titulo que se centra particularmente en ese aspecto. Es decir, en transformar el entorno a medida que se van encajando piezas, dando como resultado un juego de estrategia que exige lógica, pero también creatividad.
Cuando la mayoría de juegos de gestión se centran en depredar el entorno para poder avanzar y expandirse, Terra Nil plantea el desafío de restaurar el medioambiente. Es decir, nuestro impacto como jugadores debe ser positivo y no predatorio. Es el «anti-Sim City», el «Factorio-inverso». Aquí es donde el juego resalta a primera vista respecto a otros, en lo temático. Sin embargo, también se diferencia mecánicamente, a la hora de plasmar una campaña que implica recolectar recursos y construir edificaciones.
Terra Nil presenta distintos escenarios en los que nuestra misión consiste en restaurar el ecosistema para luego retirarnos sin dejar rastro. Cada nivel tiene sus características particulares, como por ejemplo clima, biomas, fauna y flora. El objetivo, entonces, será completar diferentes metas según cada escenario, ya sea bosques, tundras, o selvas tropicales, entre otros.
El proceso de tarraformación tiene ciertos pasos que debemos seguir según el ecosistema que estemos restaurando. Aquí es donde Terra Nil muestra su identidad por fuera de lo temático, para hacerlo en su apartado jugable. En este punto, el titulo pasa de ser un juego de gestión a un juego de puzzles, pero manteniendo un balance entre estos dos conceptos, dando como resultado un juego con estructura y ritmo particular.
A primera vista todo es muy típico y familiar. Tenemos edificios que cumplen funciones y se complementan entre si, como también recursos que administrar para poder gestionar nuestras construcciones. No obstante, el juego se centra menos en gestionar estos recursos y mas en planificar su uso en la construcción de edificaciones. Para poder cumplir con los objetivos planteados, hay que pensar en cada etapa del proceso, pero en el presente y también a futuro. Todo se siente como una mezcla entre un rompecabezas y un juego de ajedrez.
El proceso de restauración del terreno tiene varias fases. Primero hay que restaurar la tierra para construir los biomas, luego ubicar la fauna, y finalmente levantar campamento abandonando el mapa sin dejar rastro de nuestro paso por ahí. Cada parte tiene sus particularidades y, al mismo tiempo, influye en el siguiente escalón. Entonces el juego pasa a ser menos acerca de gestionar recursos y colas de producción, y mas sobre realizar acciones pensando en encajar distintas piezas. De este modo, será posible completar los objetivos presentes, pero al mismo tiempo evitando generar un efecto cascada que pueda hacer que futuras etapas de la cadena se vean truncadas.
Es en este aspecto en el cual Terra Nil puede llegar a ser un juego bastante complejo, y ahí es donde particularmente brilla. El titulo es pequeño, pero no por su duración ni por el tamaño de los mapas, sino por como sus mecánicas se encuentran condensadas en ejes específicos que funcionan perfectamente entre si. Pero ojo, «Pequeño» no es un rasgo negativo en este caso. El juego, con pocos elementos, nos pone en escenarios que se pueden volver complejos si no se toman con calma.
Mentiría si dijera que no he tenido que reiniciar algunos escenarios. Mas de una vez estuve estancado, pero siempre lejos de frustrarme por esto. El conocimiento adquirido durante estos intentos fallidos no solo me permitió sobreponerme eventualmente a estos obstáculos, sino también poder trabajar de manera mucho mas creativa y eficiente en circunstancias posteriores.
Como dejé establecido en parrafos anteriores, Terra Nil se siente como un juego de ajedrez en el que jugamos con uno mismo. Es un videojuego en donde con poco se pide hacer mucho, pero que lejos de presionar exige relajarnos. El trabajo de Free Lives anima a tomarnos las cosas con calma, observar, aprender, y pensar menos en ser eficientes y mas en ser creativos a la hora de superar obstáculos. Una propuesta que seguramente pueda satisfacer tanto a jugadores casuales como hardcore por igual, y que destaca mucho mas que por su enfoque temático.
Sobre Mariano Daneri
Me gustan las milanesas con fideos.
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