Han sido varias las oportunidades en que he tenido acceso a videojuegos que me llevaron de regreso hacia una de las épocas más gloriosas y de mayor innovación de la historia: los ’80 y ’90. Muchos de los lectores que estén leyendo estas líneas, posiblemente hayan nacido en el año 2000 o más adelante, por lo que quizá encuentren a los shooters en primera persona tipo DOOM como algo vintage u “old school”. Productos que solo apelan a la añoranza de los jugadores más veteranos. Sin embargo, títulos como Project Warlock II, Impaler, Cultic o Supplice -el desarrollo de Mekworx del cual hablaré en esta ocasión- son prueba fehaciente de que el género y la nostalgia siguen estando más vigentes que nunca.
Como podrán imaginar, Supplice es un retro shooter que, tal como indican sus responsable, es una propuesta con una fuerte impronta noventera donde todo pasa por reventar demonios a punta de escopeta. Sin embargo, la historia detrás de su desarrollo hace que el título tenga un sabor interesante y diferente. El caso es que este videojuego comenzó siendo nada más y nada menos que un mod creado para el célebre DOOM. Es decir, como una de las tantas modificaciones que podemos encontrar por ahí para el padre de los padres en lo que concierne al mundo de los juegos de disparos en primera persona.
No obstante, este mod tenía algo especial que lo hizo convertirse en una propuesta independiente. Pero ojo, porque el motor GZDoom no hace nada especialmente nuevo o diferente que los veteranos no hayamos visto en ningún otro lugar. Aún así, el diseño de los enemigos y del entorno funciona muy bien y es lo que dota de cierta personalidad al título. A todo esto se suma un buen balance en su dificultad y desafío; algo que en propuestas con «gráficos viejos» está bastante presente. Porque sí, en el desarrollo de Mekworx, tan solo un paso en falso será suficiente para ir de regreso al último punto de control.
Y quiza te preguntes ¿Qué historia nos cuenta Supplice? La narrativa es bastante sencilla y es más que nada una excusa para pegar tiros. El juego nos lleva a un rincón recóndito de la galaxia donde nuestra heroína, que anteriormente formaba parte de un equipo de terraformación encargado de buscar y preparar nuevos mundos para la colonización, se encuentra sola. La cosa es que algo salió mal y ahora debe luchar por su vida contra interminables hordas de zombis y monstruos. Simple, sencillo y funcional.
Esta colonia, devenida en un campo de batalla, se llama ‘Matusalén’. La misma cuenta con 5 niveles que nos conducirán a diferentes locaciones como laboratorios infestados, pasillos con múltiples puertas infestados de eneigos a zonas más abiertas. Cada locación cuenta con múltiples secretos que solo podremos descubrir explorando minusiosamente los niveles y varios coleccionables, como cartas que amplian el lore del juego. Si bien aquí el fuerte no es la narrativa, se agradece la adición.
Los enemigos a los que tendremos que hacer frente son, básicamente, criaturas alienígenas que no entienden de socialización, por lo que toda comunicación será a través de balas. Ah, y de perforar pechos con un taladro, el arma cuerpo a cuerpo principal. Las armas en general se sienten bastante familiares, aunque no hay demasiadas, he de decir. Contamos tan solo con una escopeta de tres cañones, un rifle de asalto y una minigun. Eso sí, todas tienen un modo de disparo alternativo bastante útil. Por ejemplo, la escopeta puede lanzar granadas que generan una devastadora explosión.
Mateusz Filipe, Director de Marketing de Hyperstrange (la editora del juego), sostuvo en diferentes entrevistas otorgadas a varios medios que lo que desde Mekworx buscaron en primer lugar es mantener la premisa original de este tipo de propuestas: funcionalidad, mecánicas y apartado gráfico simple. Sin embargo, el puldio es tal que gráficamente es mucho más agradable a la vista que propuestas similares. Y sin lugar a dudas lo lograron porque es un juego que atrae visualmente y demuestra que aun buscando inspiración en los clásicos se puede dar saltos de calidad respetando los valores fundamentales que en los que se forjó el género.
En cuanto a la banda sonora, es digna de la época aumentando considerablemente en los momentos de combate y decreciendo cuando las armas callan. Lo que me llamó la atención, es que las melodías no apelan tanto al rock o al heavy metal, sino a un estilo más progresivo. Es agradable al oido tener variantes de tanto en tanto, ya que en este aspecto la mayoría de los juegos apelan a una musicalización muy similar.
Finalmente, he de mencionar que Supplice aún está en acceso anticipado. En este momento, el juego solo ofrece el primero de los 6 capítulos que presentará su versión final (la cua llegará a finales de 2024) y tan solo una porción del arsenal. Esto se traduce en tan solo 5 niveles, que para un jugador experimentado podría tomar alrededor de 3 horas en completar. De cualquier modo, para el lanzamiento completo, se espera que esta cantidad se incremente a 30. Desde Mekworx explican que el título se irá actualizando con nuevos capítulos cada 2 o 3 meses. Estimo que volveré con regularidad para ver como progresa el desarrollo. Tengo mucha curiosidad por ver las nuevas armas y enemigos que se añadirán, como así también ver que hacen con el diseño de niveles. Creo que aqui estamos frente a un diamante en bruto con mucho que ofrecer.
En su estado actual, Supplice ofrece un interesante pero breve pantallazo a todo lo que tiene para ofrecer. El desarrollo de Mekworx tiene potencial como para hacerse un nombre en el nuevo mundo de los retro shooters. Pero también para competir contra colosos mucho más grandes por la atención de los jugadores. De cualquier modo, he de mencionar que ahora mismo parece una demo -algo extensa- que permite acceder solamente del primer capítulo. No obstante, ya son muchos los creadores de contenido y medios especializados que han puesto dedos en el asunto, haciendo que el título acapare muchísimas reseñas positivas. Mi voto de confianza, obviamente lo tiene y espero pronto poder regresar para seguir perforando demonios.
Sobre Max Van Hauwaert Duart
Estudiante, fotógrafo, apasionado de la historia y gamer. Devoto de las Don Satur (saladas, obviamente). Intento frustrado de lector de libros. Fiel al Séptimo Arte. Dicen que si le das una UI la destruye en segundos.
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