Cuando uno lleva más de treinta años jugando videojuegos, es más que comprensible el perder poco a poco la sensación de asombro de antaño. Pero de vez en cuando aparece de la nada un título que nos devuelve, aunque sea por unas horas, aquella sonrisa de oreja a oreja que solíamos ostentar en la infancia. Spirit Mancer es una de esas excepciones a la norma. Es un plataformero que bebe de las aguas de los grandes clásicos de los noventas, algo evidente desde el primer instante, pero en lugar de homenajearlos hace propias sus mecánicas y las vuelca en una propuesta exquisita. El resultado es un pulido plataformero que bien podría pasar por una gema olvidada del catálogo de Saturn, pero se trata de un título nuevo creado a pulmón por Sunny Syrup Studio, un estudio indie tailandés.
Spirit Mancer nos recibe con una presentación animada en un fantástico pixel art, ideal para sumergirnos en su graciosa pero bien desarrollada narrativa, que luego da paso a escenas dialogadas con el motor del juego. La acción no tarda en decir ‘presente’ y en cuestión de minutos estamos despachando enemigos a diestra y siniestra al mando de Sebastian, un protagonista canchero y confiado que arrastra a sus amigos a una dimensión repleta de demonios. Un grupo de aldeanos le da la bienvenida y lo reconoce como un guerrero legendario, una cosa lleva a la otra, y de repente adquiere superpoderes para salvarlos de la tiranía de una Reina fuera de control. El costado humorístico está presente a lo largo de toda la aventura y se convierte en una inagotable fuente de sonrisas, con chistes y ocurrencias de todo tipo. Eso sí, el apartado jugable es cosa seria.
El trabajo de Sunny Syrup Studio luce espectacular. Al estudio no se le escapó un detalle: cada enemigo, escenario, arma, habilidad especial y personaje cuenta con una animación fluida y vistosa. Todo es tan hermoso que en varias ocasiones me detuve a disfrutar del paisaje, inclusive dejando quieto a los personajes para ver sus animaciones ‘idle‘, como en las épocas de los 16 y 32 bits. Quizás sea una comparación inútil por lo viejo de las referencias, pero un apartado artístico de esta calidad pertenece a los mejores títulos de mediados de los noventas, como Ristar, Mega Man X, Rayman o Gunstar Heroes. Es maravilloso saber que en la industria todavía existe este tipo de talentos, capaces de dar vida a obras de esta categoría. Ver este nivel de detalle se siente como un bálsamo fresco, en especial cuando lo comparo con otros títulos modernos del género.
La acción de Spirit Mancer se desarrolla en escenarios largos y espectaculares repletos de cuevas, castillos, bosques, playas y un sinfín de locaciones para explorar. Los mapeados tienen una sorprendente verticalidad, con cofres ocultos y secretos para premiar a los jugadores más observadores. Todo lo que recolectamos tiene su función, ya sea para comprar nuevas mejoras en los amplios árboles de habilidades, utilizar la forja de armas, o directamente para participar del puñado de minigames disponibles. Podemos comprar semillas y cultivar plantas para luego cosechar sus frutos, pescar cofres de diferente calidad (que varían según el tipo de carnada empleada) y hasta probar nuestra destreza en complicados desafíos secundarios para seguir recolectando recursos. El sistema de progresión es robusto pero accesible y muestra sus mejores cualidades a medida que avanza la historia.
El apartado artístico es exquisito, pero no serviría de nada sin una jugabilidad pulida y una propuesta entretenida. Por suerte Sunny Syrup Games tampoco defrauda en este campo y nos brinda una docena de horas de acción y plataformeo de altísima calidad. Los controles responden a la perfección y el combate se siente genial, no sólo con las más de 10 armas de fuego que tenemos a disposición, sino a la hora de atacar cuerpo a cuerpo. Los enemigos tienen diferentes escudos, con fortalezas y debilidades a explotar, por eso es vital utilizar el tipo de arma apropiada para cada ocasión. A veces un mismo enemigo cuenta con varios escudos, por lo que debemos variar nuestros ataques. Esta mecánica está implementada de forma espectacular en los jefes y es uno de los pilares de la experiencia jugable.
El otro pilar es un sistema que se centra en capturar enemigos debilitados para utilizarlos en cualquier momento. Cuando bajamos los escudos a un demonio quedarán listos para absorberlos. Ahí debemos decidir si los eliminamos o no. Según lo que hagamos vamos a conseguir diferentes recursos útiles. Sin embargo, si optamos por capturarlo se transformará en una carta que se sumarán a nuestro mazo, el cual cuenta con varios niveles de mejora. Aquí entra en juego el último elemento de la propuesta, ya que deberemos gestionar nuestra baraja teniendo en cuenta la capacidad máxima de la misma y el costo de cada naipe. Las de nivel bajo son económicas, pero luego podremos subir el nivel de las mismas, por lo que costarán más.
A la hora de la acción todos estos elementos funcionan en perfecta armonía. Fuera del pueblo, en el que hacemos toda la gestión de inventario, mazo y habilidades, todo es combate y plataformeo del bueno. En cuestión de minutos aprendemos a absorber demonios y a utilizar sus habilidades como si fuera algo natural. Lo mismo sucede con las armas de fuego que ofrecen un amplio abanico de posibilidades para enfrentarnos a los más de 100 enemigos únicos disponibles. Algo que, dicho sea de paso, se traduce en la misma cantidad de cartas para utilizar. Lo bueno es que en ningún momento el juego resulta apabullante. Por el contrario, la jugabilidad es tan accesible e intuitiva que experimentar con diferentes combinaciones resulta siempre divertido.
Como resultado de lo mencionado, Spirit Mancer se juega como una deliciosa mezcla entre Mega Man X y Gunstar Heroes. Además, se ve como un título de la edad dorada del pixel art y hasta se puede jugar en cooperativo local de punta a punta. Al comienzo parece fácil, pero a medida que avanzamos crece el nivel de desafío con un par de picos más que interesantes. También tenemos misiones secundarias que ofrecen recompensas jugosas si cumplimos ciertos requisitos, lo que añade una capa extra de dificultad. Y eso sin olvidar los minijuegos que suman una más que bienvenida dosis de variedad entre los extensos niveles repletos de acción.
El equipo de Sunny Syrup Studio creó un universo memorable. Uno lleno de guiños a la cultura pop, una historia cargada de humor y un apartado técnico brillante que nunca deja de divertir y desafiar. Las batallas contra los jefes son directamente espectaculares y no se limitan a ser una esponja de daño, ya que debemos usar estrategias y esquivar como si no hubiera mañana. Es un placer cerrar el año con un plataformero de acción tan pulido y hermoso. Spirit Mancer es un título que puedo recomendar sin reparo, tanto a los amantes de los clásicos de antaño como a los jugadores modernos que sepan apreciar la magia del pixel art artesanal. Una pequeña joya para no pasar por alto.
Sobre Sebastián Cigarreta
Periodista especializado en gaming, amante de los juegos incomprendidos y eterno enamorado de los clásicos noventosos. Tengo debilidad por todos los MegaMan, siempre Vega main y soy eterno caballero de Boletaria.
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