Muchas veces pensamos sobre lo versátil que es el gaming como plataforma audiovisual. Es el medio ideal para contar una historia y hacernos parte fundamental de ella. Algunos juegos aprovechan para involucrarnos en una narrativa llena de decisiones, otros utilizan los entornos virtuales para narrar por contexto y, en el caso de Compulsion Games, deleitarnos con una suerte de libro de leyendas viviente. A primera vista South of Midnight puede parecer una una aventura de acción del montón, pulida y bien ejecutada pero sin nada que destaque desde lo jugable. Sin embargo, la realidad es que estamos frente a un título cuyo apartado narrativo y presentación en general es tan poderosa que termina eclipsando prácticamente todos sus puntos flojos.
Lo interesante de esto es que, desde el inicio, South of Midnight toma el control de la historia haciendo que nos interesemos por Hazel. La protagonista es una joven adulta como cualquier otra, empacando lo necesario para refugiarse de un tornado lo cual toma con una calmada precaución. En Próspero, un pueblito en esta versión ficcionalizada del Sur de Estados Unidos, este tipo de eventos climáticos es cosa común y todos están un poco acostumbrados. Pero cuando la madre de nuestra heroína nos pide que comprobemos si los vecinos necesitan algo, comienzan a suceder una serie de eventos que desatan esta interesante aventura.
Lo primero que llama la atención del título de Compulsion Games, estudio responsable de We Happy Few y Contrast, es la peculiar elección artística que atraviesa todas las cinemáticas. Si bien el juego funciona a una alta y constante tasa de fotogramas por segundo, todas las escenas pregrabadas se desarrollan en un estilo de animación que recuerda por momentos al stop motion. A fuerza de un narrador omnisciente, con una profunda voz, y sacrificando frames en pos de un estilo artístico único, South of Midnight logró cautivarme al instantante. Los primeros capítulos constituyen la base argumental sobre la que se termina de desarrollar la historia. Pero a partir del cuarto quedé completamente a merced del guión.
Hazel comenzará a descubrir el rol de las Tejedoras, una figura heroica del folklore local que ayudaba a las familias de esclavos a escapar de los campos de algodón. A medida que avanza este hilo inicial nuestra protagonista adquiere habilidades que le permiten atravesar dificultades y resolver algunos puzzles ambientales simples. Doble salto, planear brevemente en el aire, hacer aparecer estructuras del pasado y empujarlas a distancia, son las principales. Todas tienen su contraparte en combate, pero se aprovechan mejor a la hora de explorar en busca de puntos de experiencia. Éstos sirven para comprar y mejorar poderes que sólo resultan útiles en batalla, aunque a veces están acompañados por textos que nos permiten comprender mejor las historias que tenemos a mano.
Hablo de historias, en plural, porque el desarrollo de South of Midnight depende de resolver situaciones independientes que nos permiten acercarnos al propósito principal: Encontrar a nuestra madre. Hazel en su rol de Tejedora puede ver el pasado, sanar viejas heridas emocionales y eventualmente ayudar a alguien a perdonarse a sí mismo. El primer caso a resolver es tan crudo como la vida misma y todos los siguientes tienen un tenor similar. Las tragedias cotidianas, el mal accionar por razones comprensibles y el castigo al que uno mismo se somete para tratar de vivir con los recuerdos. Todo esto está atravesado en la narrativa principal, tomando por momentos el rol protagónico en el juego y haciendo que cada capítulo se revista de una importancia propia.
Para hacer la narrativa más amena es que Compulsion Games decidió transformar la experiencia en un juego de acción y aventuras. Esto se traduce en escenas de combate por arenas y secciones de plataformas que requieren de todos nuestros sentidos para superarlas. A la hora de la acción, South of Midnight cumple con lo básico y nunca destaca pero tampoco defrauda. Podemos esquivar a último momento para generar una explosión que daña a los enemigos, atacar a distancia o a melee con nuestros ganchos de tejer y aprovechar un escueto abanico de habilidades para facilitarnos la tarea. Algunas debilitan o detienen a los enemigos, otras sirven para atacar en zona y hasta podemos ‘poseer’ brevemente a uno de ellos para que pelee a nuestro lado.
Al comienzo las batallas son divertidas pero pronto se vuelven reiterativas. Esto se debe, en parte, a la poca variedad de enemigos aunque los escenarios chicos no ayudan demasiado. No hay peleas al azar, jefes opcionales, ni peligros durante la exploración. Podemos ver las arenas de combate esperando a que entremos y, una vez superadas, desaparecen. La gran excepción la conforman los enfrentamientos contra los jefes. Si bien no ofrecen nada del otro mundo, resultan visualmente espectaculares y nos hacen cumplir ciertos objetivos para dañarlos. Tenemos que aprender a esquivar, contraatacar y en ocasiones sobrevivir a segmentos de plataformas en el medio. Lo mejor de todo esto son las canciones cuya letra nos cuentan las vicisitudes del jefe y cómo llegó a esta situación. Gracias a estos detalles, los encuentros se sienten satisfactorios, no sólo por la acción sino por el espectáculo audiovisual que ofrecen.
El resto del gameplay depende de la exploración la cual está intervenida por pequeños puzzles ambientales y una buena cantidad de desafíos plataformeros. Como ley, al completar las cuatro partes que conforman una de las historias secundarias, debemos superar una sección de plataformas a contrarreloj mientras nos persigue ‘un humo oscuro’. Por lo general provocan algo de ansiedad pero son relativamente accesibles. De hecho me atrevo a decir que son fáciles sin pensarlo dos veces. Sea como sea, visualmente lucen espectaculares, con una sucesión de acrobacias coordinadas aparentemente complejas aunque simples de ejecutar. Ahora, si bien resultan entretenidas, también se sienten como una oportunidad desperdiciada. Por ejemplo, podrían habernos mostrado ‘el humo’ acercándose con una cinemática intermedia. No obstante, terminamos corriendo hacia adelante mientras escuchamos un efecto de sonido que representa el peligro inminente.
Al margen de ello, South of Midnight tiene una presentación general verdaderamente exquisita. Se nota al ver la cantidad de detalles que Compulsion Games tuvo en cuenta a la hora de diseñar cada escenario. El trabajo de doblaje también evidencia lo importante que es este título para el estudio. Hablamos del primer lanzamiento desde la adquisición por parte de Microsoft en Xbox Game Studios. Las voces transmiten emoción, los diálogos suenan creíbles y sinceros, todo suma a la hora de ofrecer una experiencia narrativa de altísima calidad. La música tampoco se queda atrás, acompañando a la perfección cada situación y sobresaliendo en las intervenciones de la voz cantante. El diseño de los personajes que acompañan a Hazel rebosan de personalidad. Son genuinamente interesantes y dotan de un tinte onírico a toda la aventura.
A lo largo de los 14 capítulos que componen la aventura nos convertimos en testigos de una narrativa cuidada, interesante y emotiva que se apoya en la realidad para contarnos la historia de una hija en busca de su madre. En el medio tenemos compresión, drama, tragedia y todo el abanico de emociones que nos hace humanos. Ese es el punto fuerte de South of Midnight: Un juego de acción básico pero correcto que destaca por su aire literario y una majestuosa presentación. Es una experiencia amena, relativamente breve y disfrutable totalmente recomendable para cualquier tipo de jugador. Está traducido al español y, si bien le faltan subtítulos en las letras de las canciones, se puede entender perfectamente la intención emotiva. El trabajo de Compulsion Games es una bocanada de aire fresco entre tanto lanzamiento similar, y espero con ansias el próximo proyecto del estudio.
Sobre Sebastián Cigarreta
Periodista especializado en gaming, amante de los juegos incomprendidos y eterno enamorado de los clásicos noventosos. Tengo debilidad por todos los MegaMan, siempre Vega main y soy eterno caballero de Boletaria.
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