por Ulises Corrales
Tras derrotar a Thorgestr y convertirlo en su prisionero, Senua llega a un asentamiento. El silencio en aquel lugar es intrigante, pero el esclavista que conoce muy bien estas tierras, nota algo extraño y advierta a la guerrera picta. ‘Espera, algo anda mal‘, le dice. El asentamiento está en ruinas, el olor a humo, sangre, desgracia y muerte es evidente. Las voces en la cabeza de nuestra protagonista se preguntan, ‘¿qué pasó aquí?‘. Y es en ese momento cuando el esclavista los menciona, ‘El Asentamiento cayó ante los Draugr‘. Senua no conoce esta palabra. No sabe de la relevancia y peligro que conlleva, pero a lo lejos solo se escuchan lamentos, gruñidos y llantos. Pronto lo descubrirá.
Los Draugr como criaturas de la mitología nórdica están presentes en muchos videojuegos. Sin embargo, es muy probable que muchos los recuerdan por The Elder Scroll V: Skyrim, los sirvientes de los sacerdotes Dragón. Lo curioso es que, en dicho videojuego, más que infringir temor, dan un poco de ‘gracia’ debido a lo torpe de su movimiento y escasa inteligencia. Su cuerpo sin piel, solo muestra la carne, huesos y un par de ojos brillantes. Los hay tanto masculinos como femeninos, con diferentes tipos de armas y armaduras, recordándonos que alguna vez fueron fieros guerreros nórdicos.
Por otro en God of War (2018) y God of War: Ragnarok, los Draugr son uno de los enemigos más recurrentes. Sirven como carne de cañón para Kratos y de relleno en algunas partes. Tienen una apariencia deforme que refleja el deterioro que el paso del tiempo hizo en sus cuerpos y armaduras. No obstante, el aspecto que presentan y su aspecto un tanto rocoso, casi robótico, no nos permite apreciarlos verdaderamente al momento de enfrentarlos. Si bien usan armas de los antiguos nórdicos, por momentos no se sienten como tal. No se siente como si en verdad estamos enfrentando a poderosos guerreros que se reusaron a que las Valkirias les llevasen al Valhalla.
En Senua’s Saga: Hellblade 2, la cosa cambia completamente. Sin lugar a dudas es la mejor representación de lo que son en verdad los Draugr. Aquí no solo se los presenta con una apariencia más realista, sino que guardan un aspecto muy acorde al descrito los mitos y el folklore nórdico, sino también en lo que a su historia respecta. La fiereza de estos seres es tal que aún Thorgestr, un guerrero muy curtido y habilidoso, teme entrar a la aldea porque es conocedor de la maldad de estas criaturas. Un mal que evidentemente Senua aun no entiende ni comprende.
Cuando Senua decide entrar en aquella aldea, su alma se estremece al apreciar cuan sangrientos, brutales y atroces pueden llegar a ser los Draugr. Cuerpos de hombres, mujeres, niños y ancianos, apilados destrozados por igual; crucificados y expuestos en los dinteles de las puertas. Sangre esparcida por las paredes y los caminos. Nuestra protagonista aun escucha las voces, el llanto y el dolor de estas pobres almas masacradas. Hasta hubieron algunos que encontraron más piedad en una soga al cuello que en las hachas de estos despiadados seres. Aquí las plegarias, o tan siquiera el altar decorado dedicado a Freya les pudo salvar.
Senua avanza por aquella aldea destruida, mientras que a lo lejos escucha tambores y gritos, tal como si de un ritual se tratase. Atemorizada, pero decidida a seguir adelante, logra escuchar el cantar de los Draugr. ‘Illtauga‘, esa es la única palabra que la guerrera logra entender, pero esto solamente la confunde pues no conoce su significado. Y mientras se pierde en sus pensamientos, los gruñidos cerca de ella la obligan a esconderse. Es entonces que ve como una criatura que parece humana, corta la cabeza de un hombre para luego simplemente comerla. Es entonces cuando conoce a las temibles criaturas a quienes ni el esclavista osa ver, y mucho menos enfrentar.
Los Draugr, son seres huecos a los que la muerte no pudo vencer. Espíritus vagabundos que deambulan con el único propósito es matar y consumir. En la mitología se los describe como fantasmas con forma corpórea, a quienes ni los más fuertes vikingos osan perturbar. Pero en el juego, de acuerdo a lo que se nos cuenta, el origen de estas criaturas se remonta a cuando la tierra se sumió en el caos cuando un volcán entró en erupción y arrasó con las cosechas. Sin comida, la gente empezó a morir de hambre y a perder la cordura, al punto de que comenzaron a matarse y comerse unos a otros para mantener a raya el hambre. Nunca se nos explica si se trata de muertos vivos o de una tribu enloquecida de caníbales. Sea como sea, representan una amenaza real para Senua.
Desde la seguridad que le brinda el amparo de la noche, Senua descubre que algunos prisioneros lograron sobrevivir a la masacre de la aldea, pero están retenidos como prisioneros. O mejor dicho, como sacrificios, puesto que estos monstruos están llevando a cabo un ritual de sangre y fuego en el que ofrendan humanos mientras mencionan aquella palabra desconocida, ‘Illtauga‘. Los postes del saber que se encuentran en dicha zona, cuentan la historia de Grettir y nos hablan de un Draugr en especial: Un pastor llamado Glamr. Al parecer, este murió por fuerzas malignas, quedando su cuerpo completamente congelado. Por dicho motivo no fue enterrado, quedando abandonado a la intemperie. Sin embargo, tres días después, el cadáver había desaparecido.
El poste también nos revela que el espíritu de Glamr vagaba por los asentamientos aterrorizando a los habitantes, y que todas las personas a las que mató revivían y caminaban a su lado. Más adelante, nos enteramos de que Grettir mató al pastor muerto vivo pero, antes de morir, el Draugr lo maldijo. Desde entonces, sus hazañas solo le trajeron desdicha. Además, Glamr comenzó a aparecer de forma constante en los pensamientos de Grettir, haciendo que este tuviera un miedo atroz a la soledad, puesto que veía todo tipo de fantasmas. Y es por esto que, cuando alguien tiene visiones, se dice que poseé los ojos de Glamr, lo cual concuerda -de algún modo- con lo que Senua experimenta.
La guerrera avanza entre pilas de cadáveres, mientras escucha gritos. Los Draugr siguen descuartizando a sus víctimas al son de los tambores. Senua siente la responsabilidad, el deber de ayudar, de rescatarlos. Es por ello irrumpe en el lugar de los sacrificios con espada en mano, para hacer frente a los temibles guerreros, versados en el uso del hacha y la espada, que no pudieron entrar al Valhalla y que ahora deambulan en la oscuridad. El enfrentamiento es sangriento. Las chispas de las espadas relumbran en la oscuridad, mientras llamaradas de fuego bailan al son de los tambores. La sangre riega la tierra, las vísceras se esparcen, y las cabezas ruedan. Pero nada puede detener a Senua: ni las voces que la atormentan, ni los sanguinarios seres que buscan intimidarla.
Está decidida a dar su vida por estos extraños, pues fue un extraño quien una vez la salvo a ella. Senua logra salvar a una persona atada a un poste. En ese momento, una explosión proveniente del fondo de la tierra, como si de una erupción volcánica se tratase empieza a destruir el lugar, por lo que ambos aprovechan la confusión y huyen. Cuando el sol comienza a salir, el desconocido se presenta como Fargrimr. Este nos explica que los Draugr adoran a una criatura a la que ofrecen sacrificios humanos para llamarla y, de algún modo, esta se comunica con ellos: ‘Illtauga‘. Este es el nombre de la gigante que amenaza la existencia de las aldeas, pero que sólo ataca de noche y, al caer el dia huye. Senua comprende que debe encontrarla y derrotarla. Solamente así podrá traer paz, pero esta es otra historia.
Los Draugr conforman una de las criaturas más espeluznantes, viscerales, sangrientas y atroces de la mitología nórdica. A pesar de que sus tumbas guardaban muchos tesoros, nadie se atrevía a saquearlas. De hecho, los nórdicos solían enterraban a sus muertos bajo enormes rocas con la intención de que no pudiera salir en caso de transformarse en muertos vivientes. Es muy interesante la representación ‘realista’ que Senua’s Saga: Hellblade 2 confiere a dichas criaturas. Si bien conforman uno de los tantos elementos mitológicos que impregnan al juego, aportan un sustancial grado de horror a la aventura que se ve reforzado por un feroz diseño visual, convirtiéndose gracias a ello en una de nuestras peores pesadillas.
Sobre Ulises Corrales
Soy un apasionado de la fantasía oscura medieval y fanático de los soulslike. Cuento historias con voz sensual en cada hoguera en la que paro a descansar.
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