Cuando se lanzó Hellblade: Senua’s Sacrifice, allá por 2017, Ninja Theory tomó por sorpresa a la industria. Su aproximación narrativa enfocada en los gestos, con un apartado técnico brillante y actuaciones soberbias sólo era superado por la forma en la que representaban las condiciones mentales de la protagonista. Hoy, siete años después, su secuela vuelve a romper los moldes con una experiencia superadora en todos los aspectos. Senua’s Saga: Hellblade 2 es una aventura narrativa en la que todos sus componentes sirven a un fin común. Desde la presentación, pasando por la ausencia de tutoriales y hasta cada una de las batallas cumplen una función primordial para la construcción de la narrativa y nos preparan para el desenlace final.
Senua’s Saga: Hellblade 2 nos pone en la piel y los oídos de Senua, justo después de los eventos del primer título. Tras un breve repaso, que se encarga de ponernos al día pero magistralmente evade todo tipo de spoiler, nos encontramos con la protagonista cautiva en una barcaza con esclavos a punto de naufragar. Desde el primer momento hay una dinámica exquisita entre la voz narradora, las voces internas de Senua y su propia voz interior que atraviesan toda la experiencia enriqueciéndola a cada paso. Las voces están aún mejor diseñadas que en la primera entrega, con una ubicación espacial coherente que se aprecia a la perfección si lo jugamos con auriculares y una representación visual clara si activamos los subtítulos.
Los subtítulos, al igual que las opciones de accesibilidad, son protagonistas indiscutidos para todo aquel que no hable o entienda a la perfección el idioma inglés. Esta vez, gracias en parte a las barras negras obligatorias que veremos al jugar, se pueden apreciar mejor y no se interponen en medio de la acción. Aparecen en el mismo costado del auricular por donde nos están hablando, en ambos si nos hablan en simultáneo y hay momentos en los que se mezclan con el narrador y las voces del resto de los personajes. Suena a un lío, pero es la mejor forma de entender lo que pasa dentro de la cabeza de Senua y eventualmente se transformarán en una parte indispensable de la experiencia.
En esta aventura Senua está dispuesta a evitar que vuelvan a secuestrar a la gente de su tierra para convertirlos en esclavos. Para eso se deja atrapar y, con una motivación férrea, decide enfrentar su destino de una vez por todas. En el camino conocerá a un puñado de personajes que ayudan a desarrollar la trama, pero que además disparan ciertas reflexiones dentro de la protagonista que luchará constantemente por exorcizar sus propios demonios. Hellblade 2 es un juego introspectivo que no teme en mostrar la fragilidad de una heroína que, sin importar la situación, siempre logrará salir adelante. Lo interesante, es que en esta entrega aprende a apoyarse en los demás y así superar la adversidad más que nunca.
Al igual que en el título anterior, estamos ante una aventura narrativa. Esto significa que todo está al servicio de la historia, desde los pocos coleccionables que encontramos hasta las interacciones con el mundo para resolver un puzzle. Las batallas también cumplen ese rol, no hay peleas vacías y ningún elemento del juego está ‘gamificado’. No hay barras de experiencia ni contador de vidas, tampoco ítems para recuperar salud, menú de equipamiento o tan siquiera un simple glosario. El menú de pausa sólo sirve para recordarnos el esquema de controles y activar el modo fotografía. Todo lo demás lo vamos a experimentar jugando o escuchando con cuidado lo que nos dicen ‘las voces’.
Otro apartado que está al servicio de la historia es el técnico. Estamos ante el juego más vistoso de la generación y, al menos a mi juicio, el primero en verse realmente ‘Next-Gen‘ hasta el momento. Nada nos preparó para comprender el nivel abrumador de detalle que ostenta Hellblade 2, pero debería ser suficiente con decir que consiguen transmitir emociones a través de las expresiones faciales de los protagonistas y que las mismas se aprecian inclusive en medio de una batalla encarnizada. Cada uno de los escenarios parece una fotografía real y cada movimiento está perfectamente capturado para hacernos creer que estamos controlando a una persona de verdad. Parece como si fuéramos titiriteros contando una historia tan fantástica como cruenta.
A lo largo de 6 capítulos conocemos a varios personajes que acompañan a Senua hasta el desenlace narrativo. A la par, también tenemos momentos de exploración en solitario que se prestan a la introspección de la protagonista. En todo momento se trazan paralelismos con los eventos del primer juego, aprendizajes y enseñanzas que hicieron -o hacen- mella tanto en la psiquis de la heroína como en la propia. Es difícil salir indemne de este viaje y, para cuando veamos los créditos finales, terminaremos sumidos en una profunda reflexión. Es uno de esos títulos que, luego de terminarlos, se quedan a vivir unos días en nuestra mente e invitan a pensar. Uno de esos juegos a los que está bueno volver para encontrar todo tipo de detalles que antes habíamos pasado de largo.
La magia se conjura gracias a la sumatoria de todos los factores. El apartado técnico facilita la inmersión, el nivel de las actuaciones nos hace parte de la aventura y forma en la que se desarrolla la historia nos hace sentir los eventos en carne propia. El viaje es duro y cada traspié nos hace sufrir. Cada caída se siente nuestra, como así también cada momento de superación. Senua lleva una pesada carga a sus espaldas y nosotros, como jugadores, compartimos ese peso durante toda la partida. Para el momento de la batalla final estaremos emocionalmente exhaustos, pero con la misma determinación que la protagonista tiene por completar su misión.
Es difícil indicar en qué momento sucede esta unión entre nosotros y Senua. Tal vez porque es más fácil empatizar con una protagonista tan humana. Quizás, porque durante el tiempo que pasamos jugando estamos literalmente dentro de su cabeza y escuchando sus voces. Las mismas que, tal vez de otra forma, nos aplacan o contienen mientras se suceden los eventos más importantes de nuestra propia vida. Lo cierto es que el vínculo se vuelve tan fuerte que, a veces, Senua se siente como una extensión de nuestro propio ser.
Todo esto sucede en medio de una tormenta espectacular que es el apartado técnico. Con una mezcla de sonido exquisita y algunas de las mejores actuaciones que podamos presenciar en un videojuego. Un juego que no se siente como tal, sino como una experiencia audiovisual del más alto calibre. Un medio para transmitir una historia sin igual. Al terminar la historia, vamos a desbloquear una nueva narración que nos cuenta los pormenores de cada uno de nuestros aliados. Pero además, si encontramos todos los tótems, podemos acceder a un último modo sorpresa que es mejor descubrirlo por propia cuenta.
Senua’s Saga: Hellblade 2 concentra una colección de virtudes que lo exaltan por encima de todos los videojuegos tradicionales. No sólo preserva la esencia del original, sino que construye sobre sus cimientos una obra superior en todo sentido. Una experiencia audiovisual que nos sumerge de lleno en una fantasía terrorífica que explora sin tapujos los rincones más oscuros de la mente humana. Los miedos, el temor a fracasar, la responsabilidad y el peso del legado que puede aplastarnos hasta hacer crujir nuestros huesos. La fuerza de voluntad de Senua la lleva a superar situaciones angustiantes pero esta vez será el pilar de otros, no desde la violencia sin sentido sino a través de la comprensión y el entendimiento. Es una gran oportunidad para hablar de la salud mental, desde la empatía y para comprendernos un poco más. También es una obra fantástica, con una narrativa sublime, que todos deberían disfrutar.
Sobre Sebastián Cigarreta
Periodista especializado en gaming, amante de los juegos incomprendidos y eterno enamorado de los clásicos noventosos. Tengo debilidad por todos los MegaMan, siempre Vega main y soy eterno caballero de Boletaria.
Artículos más recientes