El hecho de no esperar nada de alguien -en este caso de un juego- puede generar una suerte de efecto positivo. Esto se debe a que nuestras expectativas están sobre el mínimo, por lo que resulta más fácil poder llegar a sorprendernos. Pero, cuando las cosas están muy bien hechas, dicho factor se potencia. Desde su anuncio, era difícil de preverlo, pero Prince of Persia: The Lost Crown es una de las sorpresas del año. Es un título que salió prácticamente de la nada y que prescinde de numerosos elementos presentes en los desarrollos de Ubisoft, brindando una experiencia sólida y concisa, que si bien no revoluciona el género metroidvania, lo interpreta de manera perfecta. Una propuesta que, cual pianista de jazz, toca todas las notas con precisión agregando algo de estilo propio.
En Prince of Persia: The Lost Crown encarnamos a Sargon, un miembro de los Inmortales que debe adentrarse en las ruinas del Qaf para rescatar -valga la redundancia- al príncipe de Persia, Ghassan. Bajo esta premisa nos adentrarnos en lo que antes fuera una gloriosa ciudad, descubriendo misterios y enfrentando traiciones. El escenario en el que transcurre el juego, no solo presenta un montón de lugares que explorar y puzzles que resolver, sino que también ofrece muchos misterios que descubrir, relacionados a ‘loops‘ temporales y dimensiones paralelas. Esta es una temática que la saga abordó en entregas anteriores. La diferencia es que en esta ocasión, obra como un recurso para dotar a nuestro personajes de ciertos poderes.
Esta entrega se trata de un metroidvania que se somete a los cánones del género. Es decir, se cimienta sobre la estructura de desbloquear áreas según obtenemos nuevas habilidades que nos ayudarán tanto en la exploración como en el combate. Algunas de estas en forma de nuevas armas, y otras en forma de poderes de manipulación temporal. Las particularidades de Qaf consiguen poner a prueba a nuestras habilidades en contexto, aunque no dejan de ser los típicos desafíos de este tipo de juegos, pero disfrazadas según la ocasión. Esto hace que el título no se sienta particularmente original, aunque se nota el esfuerzo en cuanto a la forma de presentar dichas características. Las vuelve parte fundamental de nuestro personaje y su aventura.
Y es que si bien no estamos frente a un videojuego particularmente innovador, sí destaca a la hora de plantear una propuesta conocida de manera interesante y particular. Tanto al momento de retratar los poderes de Sargon, como en el diseño de los niveles, jefes y presentación de la historia, Prince of Persia: The Lost Crown exuda personalidad. Es una propuesta que nos mete de lleno en el escenario donde transcurre la obra. Un título que mantiene un ritmo dinámico, donde la historia de nuestro héroe se transforma en un viaje atrapante que nos invita a ver que hay más adelante.
Es un título intenso, más no difícil, ya que podemos ajustar que tan complicada será nuestra aventura pudiendo optar entre varias opciones antes de comenzar la partida. Sin embargo, llegado cierto punto, el juego comienza a exigirnos al máximo, obligándonos a explotar nuestras habilidades. Ya sea a la hora de poner a prueba nuestros reflejos con el robusto sistema de combate, o nuestra pericia a los controles en extensas secuencias de plataformas, es un juego que no se contiene a la hora de lanzarnos un reto. Pero hemos de tener en cuenta que, al fin y al cabo, hablamos de Prince of Persia. Y esta es una entrega que hace honor a dicho nombre.
Cierto es que dichos momentos pueden sentirse algo frustrantes. No hablamos de actividades secundarias opcionales, si no de pruebas que debemos superar para poder continuar con la historia. Aun así, cuando logramos superamos son terriblemente gratificantes, y hasta memorable en algunos casos, como ciertos combates contra jefes. De esta forma el juego logra un buen equilibrio entre exploración, plataformeo y combate. La experiencia no se limita solamente a completar el mapa y recoger tesoros. Se siente que el juego se detiene para dar atención suficiente a cada uno de sus aspectos, sin hacer agua en ninguno de ellos.
Así es como el juego consolida todas las mecánicas que presenta a lo largo de la aventura en una experiencia sólida que trabaja en armonía. Es una propuesta que no se limita a reunir herramientas o sistemas para completar una lista de elementos que un metroidvania debe reunir, ni una forma de dirigir nuestro progreso a lo largo del mapa. Son mecánicas fundamentales que conforman la base de nuestro arsenal. Expanden el juego a medida que avanza y nos exige aprovecharlas al máximo de manera constante.
Prince of Persia: The Lost Crown no reinventa el género, pero sin duda es uno de los exponentes más sólidos. Ubisoft ha interpretado con gran entendimiento los elementos básicos del género, con una puesta en escena fantástica. Esto sumado a un cuidado apartado visual y a una banda sonora que destaca especialmente en combates contra jefes, construyen a la perfección la sensación de épica que busca transmitir el juego. El resultado es el de un título que toma por sorpresa a todo amante de los metroidvanias. Un indispensable de este 2024.
Sobre Mariano Daneri
Me gustan las milanesas con fideos.
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