Parece mentira que una de las últimas entregas en 2D de la saga Ninja Gaiden se remonte a 1991. Por aquel entonces, los seguidores de las aventuras de Ryu Hayabusa pudimos disfrutar de Ninja Gaiden III: The Ancient Ship of Doom, un título particularmente recordado por su endiablada dificultad. Ahora, 34 años después del lanzamiento de dicho videojuego, Dotemu, Koei Tecmo y The Game Kitchen -la desarrolladora responsable de Blasphemous– buscan regresar a las raíces con Ninja Gaiden Ragebound. El juego luce increíblemente bien, pero a pesar de ello, tenía dos preguntas en mente que me dejaban algunas dudas: ¿Logrará la entrega mantener ese encanto de antaño? Y ¿Será igual de desafiante?
A fin de salir de dudas, aproveché el marco de la Steam Next Fest de Junio para descargar y probar la demo. Desde ya puedo anticipar que me encontré con un videojuego que ofrece lo que esperaba y más. Un título que demuestra que, si bien la saga supo adaptarse a los entornos 3D, la franquicia aún necesita juegos 2D. Ninja Gaiden: Ragebound se siente y se juega como las entregas de antaño. Sin embargo, como era de esperar, presenta varias mecánicas y novedades muy propias de los tiempos que corren.
Esta versión preliminar me permitió jugar algunos niveles seleccionados en los que pude apreciar que la dificultad se mantiene, como así también descubrir los cambios más notables en términos de jugabilidad. Aunque el juego se basa en una experiencia 2D inspirada en los primeros títulos de la saga, los toques de modernidad resultan más que evidentes. En primer lugar, al igual que sucederá en Ninja Gaiden 4, aquí no controlaremos a Ryu. Ahora tenemos un nuevo protagonista, o dos, depende de como se lo quiera ver: Kenji Mozu, miembro del clan ninja de la aldea Hayabusa, y Kumori, una asesina de la Araña Negra.
En segundo lugar, y mucho más importante, el juego se siente mucho más ágil y preciso que sus predecesores. Esto, claro está, se debe a que la industria evolucionó muchísimo desde entonces y a que The Game Kitchen es un estudio increíblemente talentoso que ya demostró lo que es capaz de hacer en las dos entregas de Blasphemous. Al igual que Ryu Hayabusa, Kenji puede dar volteretas con la espada desenvainada aunque en lugar de rebanar a los enemigos los aprovecha para realizar el ‘Impulso de Guillotina’, una técnica que le permite rebotar en ellos y moverse con soltura por el aire. Nuestro protagonista también puede realizar ataques Hipercargados, para atravesar armaduras pesadas partiendo por la mitad a los demonios más duros como si fueran de manteca.
si bien la saga supo adaptarse a los entornos 3D, la franquicia aún necesita juegos 2D
Otro aspecto llamativo de Ninja Gaiden: Ragebound es que, por razones que tendremos que esperar para descubrir, Kenji y Kumori terminan fusionándose. Esto confiere al protagonista un conjunto de nuevos poderes y diferentes formas de interactuar con ciertos elementos del escenario. Además, este giro se antoja como una forma de explorar la relación entre estos dos enemigos jurados, algo que sin lugar a dudas contribuirá a enriquecer la narrativa y que aporta un trasfondo pocas veces visto en la saga Ninja Gaiden.
Una vez fusionados, Kenji puede arrojar los proyectiles de la asesina y desatar un ataque mágico capaz de dañar a todos los enemigos en pantalla. También se producen algunos cambios en términos mecánicos ya que los enemigos brillan en azul o rosa, debiendo eliminarlos con el tipo de ataque correspondiente para conseguir la Hipercarga. Es un pequeño cambio, sí, pero añade un ritmo completamente diferente al combate general. Además, podemos tomar el control de Kumori activando una especie de altar demoníaco. De este modo se puede acceder a una especie de desafío de plataformas contrarreloj donde debemos llegar al final para desbloquear una puerta o conseguir algún objeto coleccionable. Si bien estas secciones resultan relativamente sencillas, añaden algo de variedad a la experiencia en general. Eso sí, todo apunta a que conforme avance la aventura se volverán mucho más complicadas.
Además de plataformeo y de ofrecer un pantallazo de lo que aguarda en la versión final, la demo también me permitió luchar contra dos jefes. El primero, fue el mismísimo Ryu Hayabusa, al cual tuve que hacer frente al llegar al final del tutorial. El segundo, era una especie de dragón que escupía fuego y volaba de un lado al otro del escenario. Ambos enfrentamientos fueron bastante demandantes aunque no lo suficiente. En este sentido, dado el trabajo de The Game Kitchen esperaba algo más. De cualquier modo, estuve obligado a aprender patrones para poder derrotarlos, pero en ninguno de los dos casos me hizo falta más de un intento.
Esto último posiblemente se deba a las declaraciones de la propia desarrolladora. Durante la presentación, The Game Kitchen explicó que, a diferencia de las primeras entregas de la saga, pretende que su juego sea difícil pero justo. A todo esto, también he de reconocer que la demo de Ninja Gaiden: Ragebound es breve y apenas me permitió disfrutar de un puñado de niveles, lo que se tradujo como alrededor de 40 minutos de juego. Estoy seguro que la versión final depara muchas sorpresas, jefes y segmentos sumamente complicados.
Para terminar, sólo resta destacar el maravilloso estilo artístico que ostenta Ninja Gaiden: Ragebound. El apartado gráfico de corte retro pixelado, similar a las entregas de 8 bits pero mucho más detallado, resulta fabuloso. Además, el juego se siente ágil, con animaciones sumamente fluidas que confieren mucho dinamismo a la jugabilidad. The Game Kitchen tiene entre manos un título muy especial cuya combinación entre lo clásico y lo moderno apuntan a ofrecer una experiencia sumamente atractiva y divertida. Si el juego logra mantener la variedad, la intensidad de la acción y un nivel de desafío progresivo y adecuado, no tengo dudas de que estaremos frente a un videojuego que dará mucho que hablar.
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Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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