Monster Hunter es una saga extraña, tanto por historia como por su filosofía a la hora de encarar cada nueva entrega. Es una franquicia que durante mucho tiempo fue ‘de nicho’ -por muy cliché que esto pueda sonar- y que pegó una salto hacia la popularidad con Monster Hunter World, una propuesta que dejó el ámbito de las consolas portátiles para alcanzar a un público masivo. Esto marcó un antes y un después para CAPCOM, un éxito rotundo que convirtió a dicha entrega en una de las más populares dentro de todo el catálogo de la desarrolladora. Ahora, Monster Hunter Wilds toma la antorcha dónde World la dejó, ofreciendo una propuesta técnicamente exigente pensada para atraer aún a más jugadores a este universo, pero sin dejar de mimar a los seguidores más arraigados.
Como serie, Monster Hunter tiene una trayectoria tan particular como la filosofía que lo atraviesa. Y es que si bien todos los juegos dentro de su cronología parecen iguales, al mismo tiempo son muy diferentes. Es una franquicia que se caracteriza por mantener la esencia en cada entrega, pero que al mismo tiempo sabe darse espacio para experimentar con cosas nuevas. Dicho de otro modo, es una saga que está en constante evolución, pero que no invalida entregas anteriores, haciendo que cada juego dentro de su historial sea único y relevante, mientras que con cada nuevo título refinan su fórmula. Monster Hunter Wilds, está dentro de esta cadena evolutiva, no es la excepción.
Hablar de todos los cambios que Monster Hunter Wilds trae a la fórmula supondría una reseña interminable. Especialmente si se hace desde los ojos detallistas de alguien que tiene experiencia con la saga. Sin embargo, es posible englobar los ejes alrededor de los cuales esta nueva entrega patea el tablero y construye su identidad: Estructura, movilidad y narrativa. En primer lugar, plantea una forma más cercana a lo que conocemos como mundo abierto, construyendo una mejor integración entre los hubs y los territorios de cacería. Como resultado tenemos una experiencia increíblemente dinámica en cuanto a la forma en que están dispuestas las misiones. Podemos aceptar contratos a medida que exploramos o recolectamos recursos, y pasar de uno a otro sin la necesidad de volver a campamento, o también podemos cazar a los monstruos a medida que los vamos encontrando.
A partir de esta implementación, el mundo se siente más orgánico, con monstruos entrando y saliendo de las distintas zonas de manera constante. Esto se enriquece gracias a los cambios climáticos que también producen cambios en el ambiente, como así también en los ciclos o estaciones que van rotando y que afectan tanto a la flora y fauna a nuestro alrededor. El juego se encuentra divido en distintos biomas, tal cual nos tiene acostumbrados. La gran diferencia es que estas áreas parecen estar vivas gracias a todos estos engranajes que entran en acción y que tienen un impacto en tiempo real, y no sólo anclados a las misiones, como sucedía anteriormente.
En segundo lugar tenemos la movilidad, otro de los ejes de Monster Hunter Wilds. El Seikret, la nueva montura, toma elementos que supimos ver en Rise, con la inclusión de los Palamutes. Si bien no interviene en el combate como sus predecesores, es una herramienta fundamental para movernos por los mapas o para escapar de más de un aprieto. Podemos cambiar de armas, usar ítems y hasta hacer ataques básicos mientras estamos montados. También nos pueden llevar directamente a nuestras presas buscando el camino más eficiente mientras nos enfocamos en recolectar recursos. Por lo tanto, más que un medio de transporte es como una pieza fundamental a la hora de hacer frente a los monstruos, y uno de los aliados más importantes durante las cacerías (además de nuestro amigo felyne, por supuesto).
La movilidad también se percibe en nuestro personaje, gracias a los pequeños cambios en las armas. Tenemos movimientos extras que expanden el abanico de combos y contraataques que nos permiten estar más tiempo a la ofensiva. Pero la flamante novedad aquí reside en la capacidad de usar daño focalizado. Dicha mecánica nos permite realizar ataques con mayor precisión, explotando al máximo el sistema de heridas que trae esta entrega. Gracias a ello, podemos causar daño extra mientras disfrutamos de un movimiento más fluido, pero sin que se pierda la esencia del combate al que estamos acostumbrados. Contrario a lo que sucedió en Rise y que generó numerosas críticas hacia este, Wilds se mantiene cerca de World, pero con una vuelta de tuerca que lo hace más rápido y fluido.
El tercer eje de Monster Hunter Wilds, el narrativo, nos presenta una campaña mucho más enfocada en la historia. La misma está estructurada de forma tradicional, con cinemáticas, extensos diálogos y, en general, un acercamiento hacia los personajes y el nuevo mundo a explorar. De este modo, la trama se hace algo más llevadera, particularmente por la puesta en escena más que por los acontecimientos en sí. En este sentido, considero que en gran medida, todo lo que sucede sirve más que nada para justificar la aparición de nuevos monstruos y escenarios. Algo muy en la línea a la que todo veterano de la saga está acostumbrado.
Por otra parte, la vertiente narrativa también ayuda a la hora de construir mejor el rol de nuestro personaje. Ahora no sólo controlamos a un avatar que se siente como un invitado en este mundo, sino que se siente parte de él. Cuenta con voz propia y una posición dentro del gremio a la hora de cazar monstruos y mantener el balance en el ecosistema. Al final del día, el punto más alto se encuentra en la presentación y el trasfondo que construye en torno a nuestro cazador, dotándolo de suficiente personalidad. De ese modo, logra irradiar un aura de personaje principal, pero no lo suficientemente fuerte como para quitar agenda a uno como jugador. Al menos en lo que a su propio canon respecta, porque tampoco es que vamos a estar tomando decisiones ni nada similar.
La dificultad de Monster Hunter Wilds, especialmente en lo relacionado a la campaña, se convirtió en un punto de discordia dentro de la comunidad. Para el jugador experimentado, este título puede resultar extremadamente fácil. El balance de la dificultad es complicado en estos títulos, pues gran parte de ella radica en la propia experiencia de los usuarios. Me refiero a que los seguidores de la saga posiblemente no encuentren aquí una experiencia desafiante. Incluso hasta puede que en menos tiempo de lo normal logren hacer todo lo que el juego ofrece, debiendo esperar a que lleguen las futuras actualizaciones con nuevos monstruos.
Ahora, por el lado positivo tenemos un título mucho más accesible para los usuarios que recién llegan a la saga. De hecho, es un excelente punto de entrada. La campaña hace un buen trabajo introduciendo las cosas de a poco, funcionando como un tutorial extendido. Por supuesto, sigue siendo un juego complejo y abrumador, pero la dificultad ofrece espacio para experimentar y equivocarse. Al margen de todo esto, el gran problema de Monster Hunter Wilds se encuentra en el rendimiento. Esto es algo que había observado durante la beta. Entendí que se iba a corregir, pero lamentablemente sigue estando presente en la versión final.
Lo vasto y dinámico de los mapas se traducen en el uso intensivo de CPU. O al menos así es en PC, sistema en el cual jugué para realizar este análisis. Esto es algo que muchos jugadores con gráficas de última generación parecen ignorar, por lo que el rendimiento es desigual dependiendo del sistema. En mi experiencia, tuve problemas de rendimiento, especialmente a la hora de cargar nuevos mapas o en los centros urbanos con otros jugadores. Vale aclarar que desde su salida, el 28 de febrero, hubo una mejora en este sentido. Y por curioso que parezca, estaba relacionado a las nuevas versiones de drivers para determinadas GPU. Aún así, estamos frente a un videojuego tan exigente como inconsistente.
Monster Hunter Wilds es una gran entrada para esta longeva saga. CAPCOM se las arregló para crear un título que se siente como un campo de juego en que los veteranos de la franquicia pueden experimentar, pero también como una excelente forma de invitar a nuevos jugadores a sumergirse en este mundo. Una propuesta que, tal como Monster Hunter suele hacer con el paso de los años, trae cosas nuevas sin perder su ADN. Sin lugar a dudas, una propuesta que mantiene a la serie vigente, y que por primera vez nos ofrece un mundo enorme y dinámico para explorar una y otra vez.
Sobre Mariano Daneri
Me gustan las milanesas con fideos.
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