por Franco Borgogna
Los héroes de acción de los ‘80 son una especie en peligro de extinción. Películas como The Expendables (Los Indestructibles en Latinoamérica) o Rápido y Furioso buscan recoger ese testigo de lo que fue una época dorada, llena de explosiones y mucha testosterona. Pero el tiempo pasó y nuevos personajes comenzaron a copar la pantalla. Estos nuevos “adalides de la justicia” son mucho más sofisticados, con trasfondos elaborados e historias con las que el espectador puede empatizar. Aunque digan que no, estoy seguro que la mayoría de los que está leyendo esto aplaudió a John Wick por vengar a su perro. Y es justamente en esto último en lo que se inspira Midnight Fight Express. No, no estoy hablando de un vengador de animales, sino del personaje propiamente dicho al que dió vida el “Breathtaking” Keanu Reeves.
Midnight Fight Express es el trabajo con el que Jacob Dzwinel patea la puerta de la industria del videojuego al grito de ¡Aquí estoy! Es un título muy divertido, desafiante que toma prestados algunos de los mejores elementos de juegos como Sifu y la serie Batman: Arkham, para construir un sistema de combate sólido. Es una propuesta que -literalmente- te hace sentir como John Wick, puesto que presenta una gran variedad de movimientos realmente espectaculares, con animaciones muy fluidas. Lo interesante es que no pretende ser un juego difícil. Quiere ser genial. De hecho, y siendo más específico, pretende ser una película de acción, donde se puede controlar al protagonista. Y ¿Saben que? Lo consigue.
Hay varios detalles que quisiera mencionar respecto de este videojuego, pero como dijo Jack, vayamos por partes. La historia nos pone en la piel de Babyface, un antiguo criminal que por motivos que no detallaré (Because Spoilers) olvidó su pasado. La forma en que se cuentan los eventos, es mediante el recurso de narrar el pasado a través del presente. Por alguna razón estamos en una sala de interrogatorios, junto a dos agentes que no paran de hacer preguntas. Sin embargo, no estamos detenidos solo por ser un macarra de poca monta, si no por algo más. Algo mucho más complejo.
Técnicamente somos como un agente durmiente que despierta gracias a un misterioso drone. En plan Jason Bourne. Este aparatejo volador llega a casa del protagonista en una caja y comienza a meterle ideas en su cabeza, de que tiene que reventar a todo el mundo para salvar la ciudad. Está claro que el drone tiene una conexión más profunda con Babyface de lo que inicialmente deja entrever. Toda la trama se desarrolla a lo largo de una noche. Una muy larga, donde visitaremos una gran cantidad de escenarios (41 para ser exacto) rompiendo brazos, piernas y cabezas por doquier. Así comienza esta aventura, que nos pondrá en medio de un montón de situaciones desafiantes, y a veces injustas, pero también llena de personajes hilarantes y diálogos muy ingeniosos.
Sin lugar a dudas, el punto más fuerte de la propuesta es el combate. Aquí me gustaría mencionar que cuando estuve en Gamescom, tuve el inestimable placer de jugar Midnight Fight Express en compañía del mismísimo Jacob. Como ya había probado el juego con anterioridad, más que nada estuvimos charlando respecto de los aspectos técnicos del desarrollo y de sus inspiraciones. De aquellos videojuegos y películas en que se basó para formular su creación. La saga Batman: Arkham es una de las musas creativas, lo cual se percibe en lo familiar que resulta el control. Por ejemplo, el modo en que nuestro personaje “salta” de un enemigo a otro e incluso los bloqueos y contraataques, se ejecutan del mismo modo. El resto proviene de las películas de acción, los beat’em up clásicos y títulos como Hotline Miami.
Pero ojo, que el juego no se queda solo en una inspiración. Es una propuesta con personalidad y un buen nivel de profundidad. Los golpes de Babyface pueden ser ligeros o lo suficientemente pesados como para romper la defensa de los enemigos. También se pueden partir cráneos haciendo uso de armas cuerpo a cuerpo o del propio entorno. Además, hay movimientos típicos de la lucha libre, como el devastador “German Suplex” al mejor estilo Zangief, maniobras para desarmar a los atacantes y hasta armas de fuego. La cereza de este pastel hemoglobínico la pone las ejecuciones que son visualmente espectaculares y cambian mucho en función del arma que llevemos en mano.
Un aspecto en el que creo que Jacob fue muy inteligente, es en poblar el juego con múltiples tipos de enemigos. Cada grupo o pandilla tiene sus propias características. Estos encuentros se sienten únicos y obligan a usar todo el repertorio de habilidades, haciendo que se deba prestar especial atención a cómo se ejecuta cada movimiento. Honestamente, al comienzo era algo que en lo personal no le daba mucha importancia. Solo machacaba los botones. Sin embargo, cuando la cosa comenzó a volverse más demandante, me involucré con las mecánicas de pelea. Aprendí a jugar y me lo pasé mucho mejor. Es muy fácil entrar en el flujo de Midnight Fight Express y el aprendizaje se recompensa.
Cuando quise darme cuenta, estaba haciendo una especie de danza, tirando a un enemigo por un precipicio, arrojando aquello que estuviera a mi alcance a otro, mientras saltaba hacia el siguiente dándole golpes ligeros para liquidarlo con un poderoso remate. Cada puñetazo, patada o ejecución se siente contundente y visceral. Pero cuidado, que los enemigos son duros y Babyface frágil. Dependiendo de la dificultad en que se juegue, tres o cuatro tiros, un batazo en la cabeza o una paliza multitudinaria, pueden mandarnos al más allá en segundos. Pero aún así, y salvo por contadas ocasiones, no se siente frustrante el tener que repetir una misma secuencia. El combate es divertido y los niveles son cortos, pero variados.
Al finalizar cada nivel, se obtiene un puntaje en base a la performance, dinero para comprar objetos con los que personalizar al protagonista y puntos de habilidad con los que desbloquear nuevos ataques. Esto invita a ser creativo, a probar diferentes movimientos y a hacerlo mejor en cada intento. En este aspecto, los controles acompañan bien. Son sencillos y responsivos, lo cual aporta a que toda esta coreografía se lleve a cabo de una forma muy dinámica. Además, se desbloquean desafíos y retos, por lo que la rejugabilidad está garantizada.
Otro aspecto de Midnight Fight Express que me encanta, es que no se avergüenza de su humor. Hay muchísimas referencias a películas, series y a otros videojuegos. Pero me encanta la forma en que las parodia o -incluso- se burla de ellas. Pareciera que el juego no se toma nada en serio, así sea que esté refiriéndose a El club de la Pelea o a la industria de los videojuegos. Por momentos, cuando estaba jugando me era inevitable decir en voz alta “¿En que carajos estaba pensando Jacob acá?”.
Uno de los niveles en que más me reí es uno en que Babyface llega a un estudio de desarrollo de videojuegos, donde están llevando a cabo una celebración con una pelea de almohadas. Pero también hay otros niveles realmente increíbles, dignos de la mejor película de acción. Cada nuevo escenario plantea algo diferente y es maravilloso que siempre busque -y encuentre- el modo de sorprender.
De todos modos, debo mencionar que pese a toda la acción salvaje y diversión que el título propone, no está exento de asperezas. Considero que no hay grandes pegas. O al menos no recuerdo ninguna que empañe el disfrute. En mi partida me he topado con algún que otro bug, como por ejemplo un evento que no se “triggerea”, haciendo que tuviera que reiniciar el nivel. Son cuestiones menores, pero están ahí y dependiendo del ánimo, de repente resultan molestas.
Sin embargo, creo que lo que más me molestó, fueron aquellos momentos donde algunas peleas se hicieron cuesta arriba. Un par de segmentos en concreto se me hicieron frustrantes, como uno en luchamos contra una banda de motoqueros. La mayoría de estos enemigos iban armados con escopetas (Que un tiro de cerca y chau) y para peor, había un tipo que andaba dando vueltas en una moto, que si te atropella te quita muchísima vida. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que morí en esa parte. Y de la cantidad de insultos que lancé hacia la pantalla.
Ya para ir cerrando, mencionar que gráficamente es modesto. Midnight Fight Express definitivamente no entra por los ojos. Pero no es algo que me resulte especialmente molesto. A ver, que sí, que es genial cuando un juego te quita el aliento con su aspecto visual. Pero al final del día, para mi lo importante es que la propuesta me divierta. De todos modos, también entiendo por qué se apeló a este aspecto visual sencillo. Durante la charla que mantuve con Jacob, me contó que todos los movimientos (tanto de Babyface como de los enemigos) fueron realizados mediante MoCap.
Eric Jacobus fue quien estuvo a cargo de interpretar los golpes, agarres, patadas y ejecuciones que Jacob pretendía plasmar en el juego. Este experimentado artista marcial, actor y doble de riesgo, también formó parte de proyectos de renombre como The Last of Us: Part II, Mortal Kombat 11 o God of War. Lo curioso es que Jacobus deseaba trabajar en Midnight Fight Express desde que vió las primeras imágenes del juego. Tal fue el compromiso, que hizo alrededor de 250 tomas de captura de movimiento en tan solo un día. Como dato anecdótico, mencionar que gran parte del desarrollo se hizo remotamente, con Eric haciendo las coreografías de combate en su estudio en Las Vegas, y Dzwinel en Polonia, llevando todo esto al mundo digital.
Y ojito, que para la banda de sonido no se escatimó en calidad. La música del juego fue compuesta por Noisecream a quién quizá recuerden si jugaron a My Friend Pedro. Hay una pieza por cada nivel, lo que da un total de 41 pistas con una calidad brutal. Las melodías son de corte techno, con la percusión marcando presencia, secundada por el sonido de guitarras eléctricas que te vuelan la cabeza. Mi recomendación es jugar con auriculares para disfrutar a pleno de cada rola y meterse al 100% en el «flow» del juego. Tanto me ha gustado la OST que incluso la sigo escuchando a día de hoy. De verdad, me encantó.
En definitiva, Midnight Fight Express quiere que seas el actor, director, productor y coreógrafo de tu propia película de acción. Es por esto que el desarrollo de Jacob Dzwinel se ha convertido en uno de los juegos de acción más divertidos que he jugado en 2022. Como dije, su aspecto es tosco, tiene sus asperezas y picos de frustración. Sin embargo, a medida que avanzaba por la ciudad, deseaba que la noche nunca terminara. El combate es sólido y espectacular, sus mecánicas funcionan bien y la música es maravillosa. Solo añadir que si alguna vez soñaste en sentirte como John Wick y no envejecer en el proceso, entonces esta es la trepidante propuesta que estabas esperando.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
Artículos más recientes