Desarrollar una idea para una secuela dónde la ejecución sea tan buena que respete a la obra original sin perder la fidelidad por el camino, es todo un desafío. En su afán de evolucionar y llevar sus trabajos un paso más allá, muchos estudios parecieran perder el rumbo, dando como resultado títulos descafeinados o que se sienten como algo diferente. Es por ello que el nuevo título de Ground Shatter resulta muy loable, dado que Knights in Tight Spaces mantiene la esencia de Fights in Tight Spaces. Lo interesante es que esta continuación deja ver todos los puntos en común que existen entre ambas entregas, pero evidenciando también que estamos ante algo diferente.
Knights in Tight Spaces toma la fórmula roguelike de Fights in Tight Spaces pero la convierte en una suerte de pseudo-RPG de lápiz y papel. El juego itera sobre combates tácticos por turnos y construcción de mazos, poniendo gran énfasis en el posicionamiento y el movimiento, dos elementos clave para alcanzar la victoria. Esto se debe a que la ausencia de porcentajes de impacto o números de daño variables crea una sensación de ‘batallas tipo rompecabezas’. Además, como es posible saber cuales son las acciones que piensan ejecutar los enemigos en su turno, siempre podemos planificar en consecuencia.
Al inicio podemos elegir nuestro personaje entre uno de los 3 arquetipos disponibles, aunque eventualmente podemos desbloquear más, hasta un total de 8. Hecha la elección nos vamos a lanzar a la aventura, luchando contra bandidos, caballeros, esqueletos y zombies, mientras poco a poco descubrimos una trama de conspiraciones y traiciones. A decir verdad, la historia es tan sólo una excusa para salir a repartir espadazos y puñetazos. Sin embargo, se nota que desde Ground Shatter pusieron esfuerzo para construir una narrativa. Incluso se involucran decisiones que no tienen peso en la forma en que se desarrolla la trama, pero que recompensan con items y objetos consumibles.
El problema con ello es que los diálogos son excesivamente predominantes. De hecho, cada nueva partida nos somete a leer las mismas líneas una y otra vez. En mi experiencia llegué a un punto donde dejé de prestar atención a lo que decían los personajes. Sólo me limitaba a hacer clic para saltar las conversaciones y elegir recompensas. Entonces, por un lado, celebro el hecho de que el juego cuente con una historia y que intentase involucrarme en ella. Pero por el otro, no le encontré mucho sentido ya que la narrativa es estática y lineal.
Cada clase comienza con un conjunto de cartas inicial diferente que podemos usar para realizar ataques y movernos por la cuadrícula. Los arquetipos son notablemente diferentes y tienen características únicas. Por ejemplo, el guerrero puede equiparse con armas y armaduras para potenciar sus atributos, mientras que el camorrista tan sólo puede cargar con un consumible, pero cuenta con mucha más maniobrabilidad. Pero si esto no fuera suficiente para diferenciarse de su predecesor, los personajes y escenarios parecen dibujados con tinta sobre un papiro, marcando un estilo diferente y muy atractivo a los ojos.
Pese a que el juego se ve muy bien, lo mejor de Knights in Tight Spaces es su combate extremadamente preciso. El planteo de cada batalla incentiva a una planificación cuidadosa, donde los errores y un enfoque descuidado se pagan muy caro. Estar en inferioridad numérica es algo muy frecuente, aún cuando podemos reclutar nuevos héroes para ampliar nuestro equipo y, por supuesto, el abanico de opciones. En general, todas las cartas resultan útiles, al punto que es muy fácil crear sinergias y combinaciones fantásticas. Esto es indispensable dominarlo, puesto que las tácticas inteligentes son las que ayudan a eliminar enemigos rápidamente y a cambiar el curso de cada contienda.
El desafío reside en reaccionar y en tener una buena capacidad de improvisación en aquellos momentos en que estamos rodeados de enemigos. Esto nos obliga a pensar ‘fuera de la caja’, buscando la forma de aprovechar todo lo que podamos a nuestro favor. Por ejemplo, en algunos escenarios podemos empujar a un enemigo fuera de los límites, lo que se traduce como una muerte instantánea. También se puede sacar mucho provecho al fuego amigo haciendo que nuestros rivales se golpeen entre ellos, y a los ataques en sincronía entre los héroes del equipo. Son pequeñas sutilezas que resultan muy necesarias aprender a fin de dominar el campo de batalla.
Entonces, a medida que el juego progresa, tanto el mazo de cartas como el grupo se expande, ofreciendo numerosas opciones para adaptarse a cualquier situación. En lo personal, me tomó algo de tiempo acostumbrarme a controlar a tres héroes. Como mencioné, los errores se pagan caro, por lo que necesitaba tomarme mi tiempo para analizar cada movimiento. A veces no tenía en claro si el ataque que estaba por hacer iba a dañar a los enemigos o a un aliado. En otras, por no prestar atención, terminaba golpeando a un enemigo que podía realizar contraataques. Y lo peor, es que luego de una batalla, la salud del grupo no se regenera.
Knights in Tight Spaces es un videojuego demandante. Uno de esos que es fácil de comprender pero difícil de dominar. Superar una run a la primera es realmente complicado, aún en los niveles de dificultad más bajo donde el título se torna increíblemente indulgente. El problema es que, para ser un roguelike, una partida en el modo historia es larguísima y morir tras casi cuatro horas resulta frustrante. Y si bien volver al principio con opciones limitadas y reconstruir desde cero es un elemento clásico del género, en el trabajo de Ground Shatter, las derrotas se sienten particularmente dolorosas.
Por lo demás, al igual que en cualquier roguelike, acá tenemos el clásico mapa dividido en nodos, aunque las opciones para avanzar son algo limitadas. Básicamente podemos elegir entre diferentes combates y más combates. Llegado un punto podemos optar entre visitar la taberna para curarnos o reclutar héroes, el comerciante para comprar o mejorar cartas, o al herrero para adquirir piezas de equipo. Conforme avanza la partida podemos desbloquear misiones secundarias que ofrecen alguna que otra recompensa interesante, aunque nada que justifique el riesgo de realizarlas.
Cabe destacar que además del modo historia, el juego ofrece partidas infinitas enfocadas sólo en combates ya que elimina la parte del mundo exterior. También tenemos desafíos diarios bastante demandantes. A todo esto se suma un apartado técnico bien cuidado con una estética estilo papercraft que impregna tanto a los personajes como a los escenarios. En este sentido, me hubiera gustado que se incluya la posibilidad de elegir los colores para nuestros héroes a fin de tener una mejor diferenciación con los enemigos. La banda sonora acompaña muy bien la acción y los efectos de sonido acentúan a la perfección la violencia y de cada puñetazo, patada y golpe de espada.
Knights in Tight Spaces es una sólida secuela de Fights in Tight Spaces que lleva la fórmula de a nuevas dimensiones. El renovado estilo artístico armoniza a la perfección con la atmósfera y la fórmula de combates con cartas evoluciona lo suficiente como para diferenciarse del juego original. Pero lo más destacable es que a pesar de los cambios, Ground Shatter logra mantener el espíritu con que fue concebido: Ofrecer situaciones de combate que se asemejan a puzles tácticos que nos hacen sentir como un genio al resolverlos. Eso sí, la historia difícilmente podamos recordarla por lo memorable, dado que es muy factible que al llegar a la quinta o sexta partida comencemos a saltar los diálogos de forma compulsiva. Aún así, el juego sabe cómo mantener la frescura con desafíos cada vez más interesantes, haciendo que perdamos la noción del tiempo con mucha facilidad.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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