Si bien Contra: Operation Galuga removió el avispero, los run and gun se sostienen como un género de culto al que pocos desarrolladores prestan atención. Sin embargo, Ivan Valeryevich Suvorov tenía claro que quería incursionar en este estilo de juego. Por eso, en 2017 comenzó a trabajar en el título que a él le gustaría jugar y, con el apoyo de Retroware, materializó su ambición. Iron Meat es el resultado de años de esfuerzo y pasión por una forma de jugar arcadosa, desafiante y espectacular que poco a poco está desapareciendo. Si a esto le sumamos la posibilidad de jugarlo en cooperativo con un amigo, un pixel art delicioso y controles precisos ¿Qué puede salir mal?
La respuesta corta es “poco y casi nada” por que Iron Meat es una fiesta de comienzo a fin. En especial para todo aquel que haya disfrutado los clásicos del género y esté dispuesto a enfrentar una dificultad muy poco piadosa. Todo comienza con un experimento fallido en una base lunar y una posterior invasión de monstruos de carne que pueden animar cualquier tipo de objeto. Detrás de esta simple premisa, que no es más que una excusa vistosa para invitarnos a reventarlo todo a balazos, se esconde un shooter 2D vertiginoso y espectacular que brilla con mayor intensidad en los jefes y explota cuando jugamos en cooperativo.
A la hora de jugar no vamos a encontrar demasiadas novedades, pero tampoco grandes ausencias. El título de Suvorov y Retrowave nos da la bienvenida con incesantes oleadas de enemigos. Inclusive en el primer nivel, y se desarrolla exactamente como un Contra clásico. No me gusta comparar directamente, menos dentro de un mismo género, pero Iron Meat no hace ningún esfuerzo por ocultar sus influencias. Contamos con el necesario botón para bloquear el movimiento y disparar hacia las 8 direcciones. También podemos agacharnos, barrernos y saltar para esquivar, pero además conseguimos las armas de la misma manera que en los clásicos de Konami: rompiendo objetos con el ícono de armamento o simplemente derribando drones.
El hecho que haya tomado prestadas mecánicas de hace casi 30 años no es nada malo en sí mismo. De hecho, consigue que el proceso de adaptación a los controles sea casi instantáneo. Sin embargo, puede llegar a confundir que hayan cambiado el significado de las letras que las identifican. Esto no es más que un traspié temporal y absolutamente olvidable. Lo bueno de la propuesta llega cuando tenemos que esquivar una lluvia de proyectiles mientras intentamos avanzar sin morir o aprender los patrones de ataque de un jefe gigantesco. Entonces, en medio del fragor de la batalla, este shooter en 2D explota en sangre pixelada y pura diversión.
A lo largo de los 9 niveles que conforman la aventura, Iron Meat nos llevará por escenarios diseñados con un pixel art precioso. Con niveles en movimiento, sobre vehículos y en biomas variados, todos con un punto en común: deberemos enfrentarnos a un sinfín de criaturas con tentáculos carnosos y sangrientos que parecen sacados de una buena película de terror de clase B ochentosa. Al final de cada uno deberemos derrotar un jefe que, con mayor o menor dificultad, tratará de hacernos la vida imposible y requerirá que aprendamos a esquivar sus patrones de ataque. Según el nivel de dificultad elegido será más o menos necesario para avanzar, pero déjenme advertirles que la máxima dificultad no es para débiles de corazón.
A medida que avanzamos iremos consiguiendo puntos. La cantidad dependerá de nuestro desempeño en los niveles, el juego tendrá en cuenta por ejemplo cuántas vidas hayamos perdido al terminar el capítulo, y al alcanzar un nuevo “nivel” desbloquearemos un skin nuevo. En total hay 30 trajes (o personajes, porque algunos cambios de apariencia son verdaderamente radicales) para conseguir y hasta podemos combinar sus colores y partes. No es algo que impacte directamente en la jugabilidad, pero sí una excusa más que bienvenida para seguir jugando y mejorando nuestras habilidades.
El resto del apartado técnico está a la altura de las circunstancias. Los efectos de sonido cumplen con creces su función, en especial para darnos cuenta cuando hay peligro en esas situaciones en las que no tenemos tiempo ni para respirar. La música acompaña bien aunque, aún después de completarlo un par de veces, no me ha quedado ninguna melodía grabada en el inconsciente. Lo que más destaca son los controles ajustados y su apartado visual espectacular. En ese sentido Iron Meat no decepciona y en este tipo de juegos es un aspecto importantísimo.
Si tuviera que decir algo negativo del título es que, aún cuando me divertí muchísimo jugándolo, no termina estando a la altura de las expectativas. Cumple en todos los frentes, sí, pero no incorpora nada nuevo a la fórmula de siempre. Entiendo que no todos los juegos vienen a revolucionar un género, pero Iron Meat prometió (aunque tímidamente en su material promocional) establecer un nuevo estándar moderno para este tipo de juegos. En ese sentido, al menos para mi gusto, no cumple con lo propuesto ni supera al mejor representante actual de los run and gun que sigue siendo el juego de JoyMasher.
¿Esto significa que Iron Meat no está bueno? ¡De ninguna manera! El juego de Ivan Valeryevich Suvorov y Retroware es un shooter 2D espectacular y vistoso. Una propuesta que ostenta una jugabilidad pulida que nada tiene que envidiarle a los clásicos de los noventas. Puede pecar de corto, pero es divertidísimo volver a jugarlo en dificultades superiores. Además, las 30 skins para desbloquear son razones suficientes como para seguir jugando con amigos. Es cierto que no viene a revolucionar el género pero, al final del día, tampoco es necesario puesto que jugarlo es divertido y desafiante. Los fans del género van a amarlo, los que prefieran no sufrir tanto tienen un modo más accesible y los que tengan con quien jugarlo pasarán un fin de semana a puro tiroteo y gore.
Sobre Sebastián Cigarreta
Periodista especializado en gaming, amante de los juegos incomprendidos y eterno enamorado de los clásicos noventosos. Tengo debilidad por todos los MegaMan, siempre Vega main y soy eterno caballero de Boletaria.
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