El mundo de los videojuegos ofrece mucho para todos los que quieran adentrarse en él: géneros, estilos, franquicias o consolas. Nadie queda privado de nada, como si un gran botín en una isla caribeña aguardara y cada uno de nosotros pudiera llenarse sus bolsillos. Esto abre el abanico para ofrecer un sinfín de desarrollos como del que voy a hablar. ¿Alguna vez se preguntó, querido lector, qué puede ocurrir dentro de cuatro paredes con oleadas de monstruos sacados de un universo similar al de Blasphemous? La gente de Apptivus tiene la respuesta a esa pregunta: Impaler, un shooter en primera persona, muy hardcore con mucho gore y metal.
El equipo de cuatro miembros del estudio de desarrollo creó un concepto simple que remite -a grandes rasgos- al modo zombies de Call of Duty World at War. El juego nos pone solos en una habitación con columnas. Un escenario digno de una pelea de algunos de los jefes que supimos ver en Dark Souls o el reciente Elden Ring. Dentro de este lugar, monstruos que parecen arrancados de juegos icónicos como DOOM saldrán en oleadas consecutivas ¿Nuestro objetivo? Demasiado sencillo desde la noción pero que el mismo juego irá redoblando la apuesta: eliminar a cada monstruo de cada oleada ¿Tiene un final? Si, morir en el campo de batalla dando lo mejor.
Una vez muertos volvemos a empezar de cero pero con algo que lo hace distinto. Me refiero a la posibilidad de acceder a cinco nuevas armas (solo se podrá elegir una) que requieren determinados requisitos, sumado a nuestro empalador. A lo largo de diferentes oleadas el terreno será el mismo, es decir la habitación con columnas. Sin embargo, irán apareciendo no solo diferentes criaturas en cantidades y frecuencias, sino objetos como troncos, pilares o barriles explosivos que podrán ser destruidos para dañar a los enemigos.
Por si lo descrito no lo deja en claro, Impaler es un roguelike. Durante cada «run» recibiremos monedas y, cuando juntemos una cierta cantidad, podremos comprar mejoras eligiendo entre dos opciones al azar. En total el juego nos ofrece 42 que se irán desbloqueando a base de repetir este ciclo de oleadas. Algunas mejoran la vida mientras que otras, la cadencia del arma, por ejemplo. Por el otro lado también se pueden comprar poderes para expulsar a los enemigos que nos rodean si nos hacen algo de daño. Se irán acumulando una tras otra, volviéndonos más eficientes en eso de destruir enemigos y superar las complejidades del campo de batalla. En caso de morir, las mejoras se desbloquean, pero habrá que ir pagando por ellas al inicio de cada partida.
El terreno también tendrá dos elementos característicos que ayudan no solo a acceder a mejoras sino a asesinar masivamente a más enemigos. Uno de ellos son los cálices dorados. Estos objetos pueden ser empujados al medio de la contienda, a ciertas zonas en concreto, y una vez allí explotaran dejando caer monedas. Por el otro lado, están una especie de «trampolines» que nos permitirán saltar a alturas impensadas con un solo objetivo: caer con todo nuestro peso eliminando a los enemigos más ligeros, dejando en pié solo a los más duros.
También hay una mecánica «estrella» que es la que da nombre al juego. Me refiero al empalamiento. Gracias a este poder, que hace único el juego, podemos levantar a un enemigo asesinarlo en el lugar o rematarlo con nuestra escopeta, ametralladora o rifle. Además, con la sucesión de muertes se comenzará a cargar una especie de barra de poder. Una vez se complete, el tiempo se detendrá haciendo más fácil el poder eliminar enemigos, ayudándonos a reposicionarnos o a pensar una mejor estrategia, en caso que la situación se nos esté yendo de las manos. Respecto a esto, decir que si sos un fanático de las escenas slow motion de acción donde las balas impactan en el cuerpo de los enemigos, mientras los casquillos van saltando de lado a lado, este es tu juego.
Y un elemento que no puedo dejar de mencionar, que hace muy feliz a quien escribe, es la música heavy metal que acompaña la acción. Esto que también destaqué en mi análisis de Warhammer 40.000: Shootas, Blood & Teef. Los reefs se intercalan, las baterías golpean fuerte y el ruido de los monstruos combinados con nuestros disparos dan forma a una sinfonía perfecta que solo se calma entre oleada y oleada. Como si un pequeño claro de nube se abriera en el vasto océano antes de cerrarse dejando que la tormenta continúe. En cuanto al apartado artístico, se asemeja a producciones que han salido en este último año. A aquellos FPS retro de los ’80/
’90 como por ejemplo Project Warlock 2, juego que también tuve el placer de compartir mis primeras impresiones.
Impaler es un videojuego sencillo, fácil de entender y de entrar en ritmo, pero difícil de dominar. Es un título sumamente intuitivo, que solo requiere de voluntad para repetir y sobrevivir a cada oleada. Es, a mi entender, una fórmula simple pero adictiva que invita a seguir jugando. Apptivus ha sido inteligente en este aspecto, puesto que siendo un equipo pequeño, optaron por un concepto simple, pero extremadamente adictivo. Cualquier persona que haya jugado a las primeras entregas de DOOM allá por los años ’80 entenderá lo que digo.
Sobre Max Van Hauwaert Duart
Estudiante, fotógrafo, apasionado de la historia y gamer. Devoto de las Don Satur (saladas, obviamente). Intento frustrado de lector de libros. Fiel al Séptimo Arte. Dicen que si le das una UI la destruye en segundos.
Artículos más recientes