Tengo debilidad por las películas y los juegos “clase B”. Ocupan un espacio importante en mi corazón. Han sido, a lo largo de mi vida, una pieza fundamental en mi formación cultural. Recuerdo pasar horas en busca de esas películas perdidas que daban en horas no aptas para menores en TV. También recuerdo tener cierta fascinación al encontrarme con esos juegos lanzados entre temporadas fuertes, en la segunda línea, muchas veces pasando inadvertido entre títulos con nombres más resonantes. Ahí es donde se ubica Gungrave G.O.R.E.
Entiendo a este contenido «Clase B» como a obras que no tienen el presupuesto de aquellas «Triple A». Sin embargo, con la irrupción de los sistemas de crowdfunding y la gran expansión de la escena independiente, esta categoría ha ido perdiendo tanto presencia como significado. Pero en otras épocas, en donde la industria estaba estructurada de forma más homogénea, se podían considerar de «Clase B» a aquellos títulos de segunda línea. Estos, como dije, muchas veces relegados a llenar los huecos que quedaban entre lanzamientos más grandes.
En esta categoría podemos encontrar de todo, pero personalmente me gusta utilizar tres etiquetas para identificar los juegos. Está el «Clase B Ambicioso», el «Clase B es tan malo que es bueno», y el “Clase B mitad de tabla”. Las primeras dos son aquellas categorías donde he sabido encontrar clásicos inolvidables. En la primera, obras que pese a su falta de recursos destacan por su ambición y originalidad. En la segunda, propuestas que fallan tan estrepitosamente, pero que aún así terminan siendo entretenidas. Ambas categorías hacen que se miren con cariño a estos videojuegos, asociándose al término no sólo con nombres propios, sino también con una experiencia general.
Ahora, la tercera categoría es la peor de todas. Me refiero a la «Clase B mitad de tabla», donde lamentablemente, Gungrave G.O.R.E. cae por su peso específico. Desde mi punto de vista, la mitad de tabla no llega a ninguno de los dos extremos. En el mejor de los casos puede llegar a ser una experiencia OK; pero en el peor algo aburrido y totalmente olvidable. Y bueno, ya se dan una idea de por dónde van los tiros.
El desarrollo de Iggymob sugiere en sus primeros minutos, una experiencia intensa y sumamente ridícula. Si bien se percibe imperfecta, se muestra como potencialmente entretenida gracias a lo exagerado de su presentación, con una cinemática introductoria en la cual nuestro personaje irrumpe de manera espectacular, junto a una oleada de mecánicas que prometen una experiencia muy frenética. Lamentablemente, esta promesa queda en la nada rápidamente. Cualquier tipo de carisma que su historia o sus personajes pueden llegar a tener no va más allá de esa introducción inicial. Para que se hagan una idea, el personaje principal se presenta como el tipo rudo de pocas palabras y semblante taciturno. Alguien demasiado cool para mirar explosiones. Pero rápidamente se termina convirtiendo a una masa de polígonos sin gracia que prácticamente no dice palabra durante toda la campaña.
El gameplay, por otro lado, si bien se muestra complejo y lleno de opciones, se mantiene repetitivo y monótono pasados los primeros diez minutos. Gungrave G.O.R.E. nos tira con todo un arsenal de herramientas y habilidades durante los primeros minutos de juego. Habilidades que van desde combos con nuestras armas, un sistema de parry y ataques cuerpo a cuerpo. También podemos expandir el arsenal a medida que vamos consiguiendo cierto tipo de recursos. El problema es que el juego nunca nos exige, ni nos incentiva, hacer uso de esto.
Los niveles se reducen a avanzar a través de un pasillo interminable mientras vamos disparando con nuestras armas a oleadas de enemigos que se dedican a correr hacia nosotros. Lo único que hay que hacer es apretar un botón y dejar que el autoapuntado haga el resto. Respecto al combate cuerpo a cuerpo, nunca tuve o sentí un incentivo para usarlo. Esto más que nada, debido al diseño de los encuentros. Y en las ocasiones en que lo he usado, no se termina de sentir del todo bien, debido principalmente al torpe movimiento de nuestro personaje y la falta de conexión entre los distintos ataques de nuestro combo.
En general, ninguno de los sistemas propuestos son un deleite. En mi experiencia encontré que, o no son necesarios, o simplemente no son divertidos. Y en cuanto al juego en sí, quitando algún que otro momento puntual perdido en algún nivel, todo lo que hacemos en los primeros 10 minutos de juego es lo que tiene para ofrecer en su totalidad.
Tras todo lo mencionado, quisiera añadir que no porque algo no sea entretenido, signifique que esté roto o sea disfuncional. Las mecánicas que el juego presenta funcionan, la presentación es decente y las cinemáticas destacan -en algunos momentos- por su calidad de animación. Visualmente es bueno y no encontré bugs o inconvenientes técnicos. El problema es que el juego no resulta divertido debido a la repetitividad de los niveles. Pero especialmente por la falta de carisma tanto en su historia como en personajes. No dejo de tener la sensación de que las limitaciones de este título no hubieran estado en el presupuesto de desarrollo, sino en la creatividad para ponerlas en práctica.
Gungrave G.O.R.E. es un título chato. Un videojuego que no destaca ni por lo positivo ni por lo negativo. Honestamente, se me hace difícil recomendarlo hasta para pasar el rato, debido a que hay otras propuestas -incluso más económicas- que pueden cumplir con dicho propósito. Es una lastima porque tiene todo los elementos para ser uno de esos grandes juegos «Clase B» en la que perderse durante todo un fin de semana, pero que termina siendo una experiencia que cae presa del tedio. Tengo la sensación de que en Iggymob estuvieron más preocupados por aplicar todos sus recursos en la corrección técnica, cayendo así en la mediocridad de un producto que no se anima a arriesgar, y que parece hecho solo para cumplir.
Sobre Mariano Daneri
Me gustan las milanesas con fideos.
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