Eldest Souls. No soy adivino, pero creo que puedo llegar a intuir lo que estás pensando: Otro videojuego más que incluye la palabra “Souls” en su nombre. Otro título que toma como fuente de inspiración la obra de Hidetaka Miyazaki. Otro desarrollo carente de originalidad. Bueno, igual no es lo que pensaste, pero sí he de reconocer que fue la sensación que tuve cuando se presentó ante mis ojos. Recibí con cierta mesura a la propuesta de Fallen Flag Studio, porque seamos francos (Cuack) ¿Cuántos juegos han intentado replicar de alguna manera la fórmula “Dark Souls” y han fracasado miserablemente en el intento?
Antes de continuar quiero aclarar que estoy harto y cansado de escuchar eso de “Tal juego es el Dark Souls de…” o te trazar comparativas innecesarias, por lo que esta será la última vez que se menciona al título de FromSoftware en el artículo. Dicho esto ¿Qué es Eldest Souls? Se trata de un juego de acción, bastante exigente y con un elevado nivel de dificultad. Siendo más preciso -y apelando a la jerga-, es un Boss Rush, que se divide en frenéticas peleas contra grandes enemigos, y pequeños momentos de paz entre batalla y batalla. No hay ningún tipo de confrontación contra otro tipo de oponente. Las transiciones entre jefe y jefe se utilizan para explorar la misteriosa Ciudadela en que transcurre la trama. Durante esos momentos se pueden buscar objetos, notas de texto con información sobre la historia del lugar y charlar con algún que otro NPC.
También fue durante estos momentos donde me tomé el tiempo de admirar el sublime apartado pixel-art de la producción, al que encontré al nivel de joyas como Hyper Light Drifter. Además, Fallen Flag tuvo el acierto de hacer uso de una cámara con vista isométrica, la que transcribe muy acertadamente la desmesura de los ambientes. Todo de la mano de un buen trabajo en el apartado sonoro que hace que explorar el mundo sea un placer. De más está decir que este placer se convierte en algo más sádico cuando se enfrenta a un jefe. Pero aún así Eldest Souls sigue siendo divertido de jugar y hermoso de ver.
La historia nos cuenta que en este mundo existía una luna que con el paso del tiempo se rompió en pedazos. Varios de sus fragmentos cayeron en la tierra, siendo uno de ellos el que dio vida a los Hombres, mientras que otro creó a los Dioses. Las dos especies vivieron en paz, hasta que un Dios maligno trajo la corrupción y esclavizó a los Hombres. Tras varios siglos de esclavitud, los humanos se rebelaron encerrando a los dioses en una especie de ciudad-prisión, conocida como la Ciudadela. Sin embargo, el Dios corrupto, abrió un portal a través del cual creó demonios que trajeron pestilencia al mundo. Y en un intento final por eliminar a sus enemigos, los humanos lideraron una Cruzada contra la ciudad, la cual fracasó.
Esta es la apertura narrativa de Eldest Souls. El juego que nos pone en los pies de un guerrero que, armado con una gigantesca espada de obsidiana, deberá eliminar a cada uno de los dioses que salgan a su paso. Debo decir que a pesar de su linealidad y simplicidad, el juego hace un interesante trabajo en esto de construir un lore. Tal es así que durante el transcurso de la aventura se pueden encontrar varios documentos esparcidos por el entorno. Estos narran de forma fragmentada la fallida Cruzada contra la Ciudadela. Sin embargo tampoco es que se profundice demasiado y de hecho, prácticamente no llegamos a conocer nada respecto a la identidad del protagonista.
Aún así, tampoco es que considere esto como un gran defecto. Es decir, creo que Eldest Souls peca de ambicioso en ese aspecto. Pero a fin de cuentas, entiendo que se trata de un juego estructuralmente simple. En mi caso solo necesité esa pizca de contexto para no sentir que estaba completamente desorientado y entender un poco acerca del mundo. De cualquier manera insisto, no aporta prácticamente nada al conjunto en general.
Al margen de lo mencionado en el párrafo anterior, hasta acá todo muy lindo, pero ¿Qué hace que Eldest Souls sea una propuesta a tener en cuenta? La respuesta es simple: Las peleas contra los jefes. Las batallas son muy ágiles, frenéticas y divertidas. Aquí el mayor desafío administrar el tiempo de los ataques y hacer una lectura de los patrones enemigos. Nuestro personaje cuenta tan solo con un arma (Un enorme mandoble de obsidiana) y una limitada variedad de movimientos, siendo los más importantes la esquiva y el ataque cargado.
Respecto a la esquiva no hay mucho que decir. Disponemos de una barra dividida en tres “cargas”, la que si bien se recargan con el tiempo, limita el uso de esta habilidad. Sin embargo los ataques cargados son otra historia. Estos son mucho más poderosos que los golpes estándar (movimiento que rara vez usé), pero lo más importante es que son la única forma de recuperar vida. En Eldest Souls no existe ningún objeto de curación. Fallen Flag nos invita a ser agresivos, nos empuja a la refriega, al punto de que atacar, muchas veces se convierte en la mejor defensa. Ah y tampoco hay magias para hacer daño a distancia.
Eldest Souls es rápido y táctico, y la mecánica del ataque cuerpo a cuerpo para recuperar salud le da al título una identidad propia. Pero no solo eso, porque el sistema de combate se profundiza gracias a los árboles de habilidad que dan lugar a tres clases distintas. Esto se traduce en tres estilos de lucha diferente. El primero se centra en la velocidad, el segundo en la ofensiva y el último en la defensa. Y cada uno cuenta con su propio poder especial.
Los puntos de mejora para avanzar en los distintos árboles se obtienen al derrotar un jefe. Además, también se nos recompensa con una piedra que contiene el alma de este. Dicha piedra se puede vincular a los diferentes movimientos del personaje, otorgando bonificaciones pasivas. Cabe señalar que una vez se escoge un árbol, los demás se bloquearán. Sin embargo será posible redistribuir los puntos en cualquier momento del juego y sin penalización alguna. Esto me pareció genial, ya que no es un limitante para probar diferentes tácticas según el desafío que se deba afrontar.
El sistema de combate y la peleas contra los jefes son indudablemente los pilares sobre los que está construida esta propuesta. La cereza del pastel es que hay muchas alternativas para hacer que la mecánica varíe sustancialmente. Y todo esto tiene mucho más peso en el New Game +, donde el nivel de desafío incrementa gracias a que los enemigos tienen nuevos ataques. De igual modo, el juego de por sí es exigente, incluso en situaciones llegando a sentir que la progresión de la dificultad es algo irregular. En mi partida hubo combates que me tomaron varios intentos. Pero también hubo otros notoriamente fáciles.
A fin de cuentas, el progreso dependerá de adaptarse a las sutilezas del juego. Es fundamental experimentar con los diferentes árboles de habilidad. Pero igual de importante es no ceder a la frustración ante los picos de dificultad. De cualquier modo, y a lo largo de las 12 horas que me tomó completar el juego, no sentí que Eldest Souls fuera injusto. Si bien puede tornarse complicado, el título cuenta con un sistema de reaparición que nos deja directamente al inicio de la batalla contra el jefe después de cada muerte. Y lo mejor es que sin ningún tipo de penalización.
Con un apartado gráfico sublime, una jugabilidad viva, frenética y divertida, y una buena rejugabilidad, Eldest Souls es un juego sumamente sólido. El desarrollo de Fallen Flag Studio es directo y tiene un objetivo claro: Medirnos una y otra vez en combate contra desafiantes jefes, ofreciendo como recompensa una maravillosa sensación de satisfacción por la victoria. Es cierto que la curva de dificultad no es perfecta. Y como consecuencia de ello, aquellos con poca paciencia podrían llegar a aburrirse fácilmente debido a las muertes continuas. No obstante, quienes logren superar dicha barrera, se encontrarán con un juego basado en un sistema de combate interesante, un diseño de jefes variado y una mecánica de progresión satisfactoria.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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