Pescar en los videojuegos generalmente se manifiesta en dos formas diferentes: En algún simulador al que no le faltan las palabras ‘Bass’ y ‘Fishing’, o como una actividad secundaria. Algo no tan similar -pero parecido- sucede con los títulos inspirados en la obra literaria de H.P. Lovecraft, que bien terminan siendo juegos de terror poco agraciados, shooters, o aventuras genéricas. Es como si captar la esencia de la pluma del escritor de Providence fuera todo un desafío. No obstante, hay excepciones que se saltan esta regla y que se las arreglan para contar una buena historia de corte ‘lovecraftiano’ abordando la temática desde un ángulo tan diferente como lo es un juego de pesca. Y esto es justamente lo que convierte a Dredge en un título original, cuya narrativa es capaz de captar la atención durante las aproximadamente doce horas que puede tomar llegar a los créditos.
Dredge es el primer trabajo de Black Salt Games, un equipo neozelandés formado por cuatro personas. Y honestamente, no pudieron iniciar con mejor pie. El título se aparta de la típica perspectiva de historia lovecraftiana donde los misterios suceden en tierra; en algún poblado perdido similar a Innsmouth. Por el contrario, aquí asumimos el rol de un pescador que llega buscando trabajo a la ciudad portuaria de Marrow. Sin embargo, las cosas no comienzan especialmente bien, ya que un accidente lo hace naufragar, perdiendo en el proceso su embarcación. Afortunadamente, el alcalde del lugar nos recibe con los brazos abiertos, a la vez que nos ‘presta’ un nuevo barco con el que poder trabajar. Entonces, el objetivo es pescar y vender lo obtenido para ir pagando nuestra deuda. Eso sí, teniendo en cuenta que tendremos que dejar las aguas antes de la puesta del sol.
La gente de Marrow -y de este mundo en general- resultan bastante enigmáticas. A veces, cuando hablamos con ellos, nos dan fragmentos de información o nos cuentan historias que parecen poco más que divagaciones de un loco. Por otra parte, mientras navegamos, todo parece volverse como una especie de diorama donde nuestro pequeño bote navega por las aguas atrapando algunos peces. Sin embargo, no pasa mucho tiempo hasta que los horrores comienzan a manifestarse. Porque detrás de su nombre, Dredge esconde un interesante juego de palabras. Me refiero a que el sonido de su pronunciación recuerda al del término ‘dread’, que significa ‘terror’. Y si bien acá no hay jumpscares, eso no quiere decir que la incertidumbre, la tensión y el miedo a lo desconocido no vaya a estar presente.
En términos narrativos, es un juego cuya historia está exquisitamente escrita, aunque se va contando de forma no lineal y algo fragmentada. Navegando por el amplio mar se pueden encontrar mensajes en botellas que permiten conocer algo más del mundo y los misterios que esconde. Porque, al fin y al cabo, el juego sólo te guía hasta cierto punto, soltándonos la mano para que descubramos el resto por nosotros mismos. De cualquier modo, hay un disparador que hace de incentivo para visitar los cinco rincones del archipiélago. El caso es que un coleccionista está en busca de unos objetos y, cómo andamos por ahí pescando ¿Qué nos cuesta dar un vistazo?
Cada una de las cinco zonas que componen el juego están brillantemente diseñadas y bien diferenciadas unas de otras. En cada una de ellas se pueden atrapar diferentes peces, tanto de día como de noche, incluidas algunas ‘aberraciones’, dando lugar a más de 100 especies marinas. También hay muchos secretos que han de ser resueltos mediante puzzles bastante ingeniosos y hasta misiones secundarias. Estas son, básicamente, tareas que a muchos personajes les gustaría que realizáramos a cambio de recompensas. Pero ojo que todas están bien escritas y resultan interesantes. Aunque lo mejor de esto es que nos empujan a hacer lo más importante en este juego: explorar. Porque el mapa es bastante grande y presenta una cantidad significativa de contenido. Aunque para encontrarlo hay que moverse e investigar mucho.
Obtener todas las especies marinas no es fácil, pero afortunadamente hay una enciclopedia muy útil que las recopila y donde se indica en qué lugar pueden encontrarse. Me encantan los diseños, como así también las descripciones de cada pez. Sin embargo, lo que más me gustan son las aberraciones. Estas son versiones deformadas de algunos peces, cuya naturaleza es misteriosa, son muy originales pero también aterradoras. Imagina estar pescando tiburones y de repente, sacar del mar uno cuya piel es reemplazada por mera sangre. Escalofriante.
Ahora, el atractivo siniestro de la historia de Dredge no significa que la jugabilidad sea dejada totalmente de lado. Pese a ser su mecánica principal, la pesca se siente como un rejunte de minijuegos, pero que funcionan maravillosamente bien. Acá no hay que pensar en carnadas o artilugios raros para atrapar un pez. Lo único que se requiere es tener un tipo de caña adecuada para pescar a diferentes tipos de profundidades. Una vez se tira el anzuelo, comienza una especie de QTE muy sencillo donde, pese a los fallos, nunca será un fracaso. Por el contrario, el juego quiere que pesques y que lo hagas sin frustraciones para que puedas seguir explorando. Este loop es tan entretenido que es muy fácil caer en el leitmotiv de ‘saco unos peces más y paro’, y de repente darse cuenta de que los rayos de luz se están colando por la ventana.
Pescar es lindo, sí, pero cada pez atrapado ocupa espacio, lo cual hace que siempre se tenga que estar gestionando el espacio en el barco. Como si de una especie de Tetris se tratara, tendremos que organizar los peces de la forma más eficiente posible, y venderlas a tiempo al mercado más cercano. Porque cuanto más fresco sea el pescado, más dinero obtendremos. Otro aspecto fundamental que se debe gestionar es el tiempo. Acá los minutos pasan solo cuando movemos la embarcación, pescamos o extraemos objetos del fondo marino. Y dependiendo en qué zona, no es muy agradable que la noche nos caiga encima. Así fue como descubrí que las advertencias de los lugareños, de volver a un puerto seguro a tiempo, no eran en vano.
En Black Salt Games se han tomado el trabajo de diseñar una gran variedad de situaciones en las que podremos toparnos en mar abierto. No voy a entrar en detalles respecto a esto para no hacer spoilers. Solo diré que los misterios nocturnos de Dredge sorprenden y te mantienen alerta constantemente. Afortunadamente, contamos con una serie de habilidades que se pueden adquirir a medida que avanza la aventura. Por ejemplo, una que permite que el barco vaya más rápido u otra que ‘espanta’ a los peligros que moran en las oscuras aguas. Pero todo tiene un precio, ya que nuestro personaje podría entrar en pánico. Entonces, para no volvernos locos, además de tener cerca una fuente de luz, será menester volver a tierra firme para descansar para reponer fuerzas.
Otro motivo muy importante para volver a tierra firme es para mejorar al verdadero protagonista del juego: nuestro barco. Inicialmente es una barcaza pequeña y lenta, pero conforme pasen las horas se convertirá en una grandilocuente reina de los mares. Eso sí, para ello habrá que invertir bastante dinero y recursos que habrá que recuperar del fondo del mar o de otras naves que han naufragado. También se pueden usar unas piezas de metal -unos engranajes, para ser más preciso- para desarrollar nuevos tipos de objetos. Por ejemplo luces, redes o cañas de pescar. El desarrollo de la embarcación es muy importante porque con cada mejora aumenta el espacio disponible en la bodega, lo cual permite cargar con más peces antes de volver a venderlos.
Honestamente, hay muy pocas cosas que puedo reclamarle a Dredge. De hecho, diría que no tengo nada negativo que decir, porque no he experimentado bugs, problemas de performance o tan siquiera situaciones frustrantes durante la partida. El trabajo de Black Salt Games es muy refinado y pone a los jugadores en situaciones llenas de intriga, invitando a descubrir los secretos que esconde este mundo. Es un juego impecable, con un apartado gráfico precioso y una banda sonora de excelente nivel, con melodías solemnes, compuesta de piano, cuerdas y vientos. Cada zona tiene su propio conjunto de notas dolorosas y melancólicas durante el día, que transmiten cierta tranquilidad. Sin embargo, durante la noche las tonadas cambian, contribuyendo a aumentar el pánico, mientras decenas de ojos morados se ciernen sobre el barquito. Un espectáculo macabro en todos los sentidos.
Dredge es la resignificación de lo que suele ser una mecánica secundaria, como lo es la pesca, y de cómo se puede contar una maravillosa historia lovecraftiana en torno a ello. Es un título con un loop de juego sencillo, con una trama llena de misterios, múltiples finales y un mar repleto de horrores. Black Salt Games se marca un debut sensacional con un videojuego capaz de mantener el interés, incluso después de ver los créditos finales. Viajar por este archipiélago es una experiencia relajante de día, pero que también una llena de tensión por la noche. Es un título que baila entre la curiosidad y el miedo, permitiendo al jugador vivir la aventura a su ritmo, sin prisas, pudiendo descubrir todo lo que esconde el océano: sus maravillas y sus escalofriantes pesadillas.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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