Las expectativas eran altas. Con la llegada de The Final Shape, Bungie se jugaba al todo o nada. En primer lugar, por que el nuevo DLC marca el punto final, la conclusión de todo lo construido durante una década, desde que Destiny viera la luz allá por 2014. En segundo, por el hecho de que el estudio dejó la vara muy alta, especialmente durante las semanas previas al lanzamiento, las cuales estuvieron cargadas de anuncios. Pero por sobre todo, la tensión se fundamentaba por el historial que atravesaron las últimas actualizaciones, cuya recepción fue algo tibia, poniendo sobre este nuevo paquete de contenido muchas esperanzas, pero también temor respecto de lo que esperar.
A esta altura del partido, Bungie demostró tener la capacidad de alcanzar grados de excelencia en cuanto contenido, tanto en lo jugable como en la construcción de una narrativa. Esto es algo que todos jugador de Destiny 2 pudo comprobar en Forsaken y The Witch Queen, dos expansiones sumamente aclamadas por la comunidad. Sin embargo, Lightfall, lanzada en 2023, erosiono parte de esa confianza construida, especialmente en el plano narrativo.
El caso es que dicho capitulo de la historia de Destiny 2 se sintió como una experiencia decepcionante, anticlimática y con pocas respuestas. Una trama que prácticamente no aportó nada, teniendo como resultado un DLC con una falta total de emoción y drama por parte de los personajes. Eso, sumado a una campaña estructurada con un ritmo demasiado lento para mantener interés, hicieron de Lightfall una experiencia mediocre, en el mejor de los casos.
Dicho traspié fue motivo suficiente como para hacer dudar a los fanáticos de Destiny 2 respecto a la capacidad de Bungie cumplir con las expectativas. Por lo tanto, con The Final Shape no había margen para fallar. El DLC tuvo que cargar con el peso de estar a la altura, especialmente porque marca el punto final para 10 años de contenido. Afortunadamente la apuesta terminó pagando y con creces. La expansión ofrece todo lo que se había prometido. Cierra la historia, da respuestas, tiene corazón, emociona. Es una experiencia no solo espectacular a nivel narrativo, sino que sobresale en cuanto a su estructura, los desafíos que propone, y hasta en su propuesta de juego como servicio.
Sin dar muchos detalles de la historia, para no arruinar la experiencia a nadie, The Final Shape cumple con todo lo que podríamos esperar de la conclusión de una saga que nos acompañó durante gran parte de nuestras vidas. Entiende la gravedad del conflicto y lo desarrolla con el tiempo y la épica que exige. Da lugar a los personajes y los trata con el respeto que se merece. Ofrece guiños al jugador, pero sin caer en el fanservice, haciendo que cada tributo se sienta merecido, sin desacreditar lo construido hasta el momento.
Este nuevo capítulo toma al mundo, a sus personajes, pero especialmente al jugador y su relación con ellos, con absoluto respeto, entendiendo la importancia del momento. Tiene drama, tiene épica, y al mismo tiempo no teme proponer un cierre. Hace todo que cualquier seguidor acérrimo de la saga estaba esperando. La campaña es trepidante desde el minuto uno. Sin relleno, sin vueltas. La nueva subclase funciona de mil maravillas, abriendo todo un nuevo abanico de posibilidades. ¿Lo mejor? Está totalmente disponible desde el comienzo.
El truco es que Bungie entiende dónde se encuentra el foco del conflicto y no se desvía de él en ningún momento. Todo lo que hacemos como jugadores es en función de hacer avanzar la historia. La experiencia es intensa desde el primer minuto, y satisfactoria porque constantemente nos brinda respuestas. Todo sin mencionar la cantidad de momentos épicos que realmente nos hacen sentir que estamos viviendo la conclusión que la historia necesita.
Las misiones son variadas, con gran énfasis en lo mecánico, evidenciando lo mucho que evolucionó el juego, que otrora no se salía de la fórmula de «esperar aquí mientras nuestro Ghost revisa un ordenador». La campaña ofrece retos que anteriormente solamente podíamos encontramos en contenidos como raid o dungeons. Esto también funciona como testamento de la evolución de Bungie a la hora de diseñar niveles y encuentros. La experiencia final es muy satisfactoria, tanto a nivel narrativo como interactivo, ya que en todo momento se siente que luchamos contra una fuerza imparable, en una misión suicida en la cual nos jugamos a nuestro futuro, a todo o nada.
Ahora, más allá de todo lo positivo que se pueda decir de esta expansión, hay un elemento que es importante destacar. Además del temor a que The Final Shape no estuviera a la altura, también se esperaba su llegada con cierta tristeza. Al fin y al cabo, es una suerte de punto final para un juego que, como mencioné, acompañó a toda una comunidad por más de 10 años. Si bien en cierta medida lo es, debido a que se cierra un arco narrativo, lo poderoso de esta expansión es que deja abierta una puerta hacia el futuro. Una que conduce a la revitalización y entusiasmo en torno a un título que últimamente se sentía estancado.
Destiny 2, todavía tiene mucho que dar hoy por hoy. Bungie demostró que guardaba un par de ases en la manga, con la capacidad de sorprender con una expansión a la altura de las circunstancias. The Final Shape cierra con una década de historia, de personajes y momentos. Hacia el final es imposible no sentir melancolía. Sin embargo, también quedarse con mucha esperanza y expectativa por lo que está por venir. Por aquello que la desarrolladora tiene para ofrecer y, particularmente, por lo que nos espera en los siguientes diez años. Y como siempre recuerden que ‘Los guardianes crean su propio destino’.
Sobre Mariano Daneri
Me gustan las milanesas con fideos.
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