Ya no soy un niño. Ya no hay guerra de trincheras. Y aún así, el horror de esos acontecimientos perduran y sacuden el imaginario como el estruendo de los cañones sacudían el aire y la tierra. Conscript capta todo esto a la perfección y no es una locura que se presente a sí mismo como un survival horror. Al fin y al cabo, el solo hecho de pensar en estar en un campo de combate, con la incertidumbre de no saber cuando un certero disparo podría poner fin a mi vida o a la de un compañero, me da escalofríos. Parece increíble, pero la atmósfera que construye Jordan Mochi en este título es maravillosa.
Tuve la suerte de poder jugar la demo de Conscript disponible en Steam. Hace tiempo le había echado el ojo, pero quería esperar el momento de probarla. Y finalmente, ese día llegó. Estas son mis impresiones y pensamientos -o al menos algunos de ellos- sobre esta propuesta. De este videojuego bélico que nos pone en la piel de un soldado francés que busca a su hermano perdido durante la batalla de Verdún.
Desde el comienzo, el contexto y la narrativa se combinan de forma espectacular con la estética, la posición de la cámara y la ambientación. Conscript hace mérito de su autopercepción como portador de los sistemas típicos de los survival horror. Me refiero a la gestión del inventario, a lo limitado de la munición o a la propia necesidad de supervivencia cuando un enemigo ataca. Es decir, a nivel de jugabilidad tal vez no propone nada nuevo. Sin embargo innova en el modo en que se apropia de estas mecánicas que, con maestría, son adaptadas a la propuesta.
No me gustan las comparativas pero es inevitable pensar en Resident Evil mientras se juega. Pero cuidado, Conscript no se resume a ser una “copia”. La exploración, los documentos que nos cuentan parte de la historia, la fuente de las letras y hasta el hecho de tener que usar cinta de máquina para guardar la partida. Incluso hasta los controles tipo tanque. Todo está ahí. A cada paso pensaba en que -quizá- de un momento a otro el juego me iba a tirar un zombie a la cara. Pero cuanto más avanzaba, me daba cuenta de que no hace falta poner un monstruo para generar terror. Mucho menos cuando se tiene a la criatura más aterradora de todas: El propio ser humano.
Como bien dice la popular frase, “La excelencia está en los detalles”. Y Conscript tiene mucho de ello. La atmósfera y el diseño, los colores y sombras, la línea de visión del personaje, los sonidos de los gritos, impactos y explosiones, son excelentes. Las interacciones con los objetos y la interfaz, funcionan con coherencia y sentido. Logra producir la tensión que promete, e incluso algún que otro sobresalto entre intervalos de sugestión.
Es un juego con una sensación de inmersión visceral. Recuerdo avanzar por un escenario y encontrar cuerpos tendidos en una clara señal de lo que ahí había sucedido. Es entonces donde uno puede decidir si quedarse con la impresión de lo sucedido como jugador, es decir, con tu propia interpretación. O por el contrario, acercar al personaje e interactuar con el entorno, conocer su reacción y su mundo interno. Esa dinámica narrativa me encantó.
Conscript es un juego que me lleva a pensar en la experiencia estética de la moralidad. En la contemplación de la naturaleza que nos impacta y nos desborda con una mezcla de sensaciones. Creo que es un gran acierto que se tome la Batalla de Verdún para contar los hechos de este juego. Porque es más que una excusa para ambientar el horror. Pensar en Verdún, es pensar en los extremos a los que a veces llega la experiencia humana. Te invito a buscar imágenes de esta batalla para que veas los cañones, las trincheras, el barro, la desesperación y el sin sentido de soldados luchando sobre cadáveres. Lo único que no captan las imágenes es el olor de la muerte.
Lo sublime en Conscript es el cómo logra captar esa atmósfera, ofreciendo una mezcla entre una jugabilidad familiar y este contexto desgarrador. Hay muchos juegos donde se mata o se escapa de la muerte. Sin embargo, no todos logran generar en uno esta incómoda sensación de tensión constante. El hecho de ver a un soldado enemigo corriendo hacia nosotros, con la intención de golpearnos con una pala. Como el protagonista toma su tiempo para cargar un fusil y como su mano tiembla al apuntar. El sonido del disparo. Todo está minuciosamente pensado para meternos de lleno en el juego.
Conscript es un videojuego que logra ponerte frente a sensaciones conocidas dentro de una sugestión de lo siniestro. Los controles tanques, el combate, la gestión del inventario, su mapa laberíntico y los puzzles me hicieron sentir en un lugar familiar. Pero también hay un punto donde la nostalgia y el regocijo de encontrarse con algo familiar de antaño se funden con lo extraño. Es increíble cómo Mochi logra hacerte sentir un extranjero en un lugar conocido. Y eso es justamente lo que para mi hace que este videojuego sea especial. Lamentablemente por ahora no hay una fecha de lanzamiento estipulada, pero por lo que se puede ver en Steam, falta poco. Aguanta ahí, hermano mío, pronto acudiré a tu rescate.
Sobre Exequiel Morgendorffer
Lic. en Artes Escénicas. Stremer y profesor, me gusta la filosofía, lo audiovisual y los placeres de la vida. De La Rioja, Argentina.
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