COMMANDOS: ORIGINS – Análisis

COMMANDOS: ORIGINS – Análisis

Malditos y gloriosos bastardos

Con Commandos: Origins, Claymore Game Studios marca el regreso a la icónica saga que dio inicio a la combinación de estrategia y sigilo en una entrega a la altura de la trilogía original


La llegada de Commandos: Behind Enemy Lines sentó un fuerte precedente en el mundo del videojuego. El título de Pyro Studios dejaba de lado la construcción de bases y la gestión de recursos, para enfocarse en tan sólo un reducido grupo de soldados que debían realizar todo tipo de misiones detrás de las líneas enemigas. Si bien era una propuesta extremadamente demandante, eso no le impidió alcanzar un éxito notable que impulsó al estudio a lanzar varias secuelas, hasta que la serie finalmente quedó inactiva. Al menos así fue hasta ahora, puesto que Claymore Game Studios trajo de regreso al mítico grupo de élite en Commandos: Origins. Y, señoras y señores, estamos ante una excelente precuela que captura la esencia de antaño poniendo a prueba nuestra perspicacia táctica a cada paso.

El primer contacto que tuve con Commandos: Origins fue en la Gamescom 2024 y las impresiones con las que me quedé fueron realmente buenas. El título guardaba un aspecto y jugabilidad similar al de las entregas originales. Estaba claro que las intenciones de Claymore Game Studios eran las de recoger el testigo que Pyro Studios dejó caer en 2003, ofreciendo una intensa experiencia de estrategia en tiempo real enfocada en el sigilo, manteniendo la icónica dificultad diabólica por la que es reconocida la saga. De más está decir que el estudio logró cumplir con su objetivo con creces, ya que el título ofrece todo eso y más.

Para empezar, Commandos: Origins es una precuela que nos cuenta la historia acerca de cómo se formó el escuadrón de comandos. Esta unidad no surgió de la nada, y esta entrega explora los comienzos del grupo con Thomas Hancock (el Zapador) seleccionando personalmente a los miembros de este grupo de ‘marginados’ para llevar a cabo las misiones más peligrosas que nos podamos imaginar. De más está decir que la narrativa no es particularmente brillante, pero es interesante descubrir y conocer detalles de cada uno de los miembros del equipo. Durante las cinemáticas previas al comienzo de cada misión podemos escucharlos bromear y conversar entre ellos. 

A decir verdad, la narrativa es algo floja e inconsistente. Pero aún así cumple con el cometido de construir un trasfondo y el vínculo de hermandad del que fuimos testigos en las demás entregas. Aplaudo el hecho de que Claymore Game Studios se arriesgara a hacer algo diferente y no limitarse a contarnos -otra vez- la historia de la Segunda Guerra Mundial. Además, pese a su ambientación seria, el juego se enfoca en la historia lo justo y necesario, otorgando mucho más protagonismo a la jugabilidad. Eso sí, en comparación con la antigua trilogía y con otros exponentes del género, el ritmo aquí es mucho más lento.

La campaña incluye un total de 14 misiones con tres niveles de dificultad y diferentes opciones de personalización para definir nuestra experiencia de juego. Por ejemplo, podemos hacer que todo sea extremadamente complicado eliminando el mapa y otras herramientas, aunque en lo personal no lo recomiendo. Cada escenario puede tardar entre dos y tres horas en completarse. Esto se debe a tres factores en concreto: Los mapas son gigantescos, tenemos múltiples objetivos que cumplir, y hay enemigos en los escenarios que es necesario planificar y ejecutar cuidadosamente cada paso. Además, es posible definir la representación del escenario de la Segunda Guerra Mundial pudiendo sustituir la simbología nazi por otra más genérica.

En términos jugables, Commandos: Origins sigue por la senda de los anteriores títulos de la saga, con 6 personajes para controlar los cuales se presentan de forma gradual. De este modo, el título nos permite familiarizarnos con las mecánicas de cada soldado, además de conocer sus fortalezas y debilidades. Por ejemplo, el Zapador puede cortar los alambres de púa con un alicate o colocar explosivos, mientras que el Marine cuenta con un arpón para eliminar a los enemigos silenciosamente. En este sentido, es muy importante aprovechar las herramientas y habilidades únicas con que cuenta cada soldado, ya que es mediante la combinación de todos estos elementos que vamos a poder superar cada nivel.

Al fin y al cabo, el juego es como un rompecabezas donde la resolución reside en las herramientas que tenemos y la forma de aprovecharlas. Es genial comenzar una misión y ver cuántos soldados se interponen entre nuestro objetivo. Al principio, todo parece imposible ya que cuesta ver los puntos flacos en la defensa enemiga. Pero conforme pasan los minutos, es fácil darse cuenta por donde comenzar a desenredar el ovillo y abrir una brecha por la que infiltrarse y sembrar el caos entre las tropas del Tercer Reich. En ese sentido, Commandos: Origins es sumamente gratificante ya que puede hacernos sentir como el mejor estratega del mundo.

Commandos: Origins Review

Cada nivel está dividido en segmentos donde acceder a un edificio o sabotear una red eléctrica representa una suerte de minijuego en sí mismo. El juego nos deja completamente solos, sin llevarnos de la mano. Simplemente plantea un desafío, pero cómo vamos a resolverlo depende enteramente de nosotros. Por supuesto, también brinda herramientas como la posibilidad de resaltar brevemente todos los objetos de interés o de establecer los famosos conos de visión. Pero más allá de eso, la clave está en hacer uso de nuestra propia astucia e intelecto, y de observar detenidamente las rutinas de los soldados enemigos en busca de la mejor oportunidad para clavarles un puñal en la espalda.

Lo que me llamó poderosamente la atención es que en el gameplay se produce una disonancia entre lo que debería ser y lo que es. Se supone que en los juegos de sigilo debemos completar diversos objetivos moviéndonos en las sombras. Entrar y salir sin que nadie sepa que estuvimos allí. El tema es que esa es la apariencia, pero la realidad nos dice otra cosa: Todo se resume a equivocarse una y otra  vez, como si de un ensayo de prueba y error se tratase. Entonces, el bucle de juego se resume a guardar, intentar algo, sale mal, suena la alarma y nuestros hombres terminan muertos, cargar la partida, intentar otra cosa, y así sucesivamente hasta que todo sale bien.

Esta dinámica, sólo provoca que las misiones que ya de por sí son largas, se extiendan más de lo necesario. No obstante, es ahí donde se encuentra la esencia de Commandos: Origins, en fallar y reintentar, hasta conseguir llevar a cabo la maniobra táctica perfecta. Entonces, algo tan simple como poner una bomba en la base de un puente, quizá pueda tomarnos unos 30 minutos de tiempo efectivo dentro de la misión, pero más de 1 hora de tiempo real. Es demasiado lento y preciso. Pero cuando todo explota por los aires, nuestros hombres consiguen escapar de una pieza, y nadie parece entender que sucedió, la satisfacción del deber cumplido es inigualable.

Además, es menester destacar que el título hace un trabajo excelente para no resultar tedioso, a pesar de lo mucho que puede tardar una misión. Los objetivos son variados y el hecho de que no siempre contamos con todos los miembros del equipo nos obliga a pensar en la mejor manera de aprovechar lo que ofrecen. Para ello Claymore Game Studios tuvo el atino de introducir una mecánica clave dentro del género que es la posibilidad de realizar acciones coordinadas, que aquí decidieron bautizar como ‘Modo Commando’. Esto nos permite detener el tiempo y designar una acción a cada soldado. 

Por ejemplo, imaginemos que tenemos que eliminar a dos soldados enemigos que están uno enfrente del otro. Entonces podemos indicar al Boina Verde que apuñale a uno, al Marine que arroje una piedra para que el otro se de vuelta, y al Francotirador que lo elimine con un preciso disparo. Una vez todos están preparados ejecutamos la acción y en segundos, todo termina. Se siente como una coreografía brutal y sangrienta, pero efectiva. La piedra cae al suelo. Un soldado se gira a ver qué pasa, mientras su camarada deja escapar un agudo grito de dolor y se desploma. Y antes de que pueda saber qué sucedió, un disparo perfora su casco. Maravilloso.

Commandos: Origins Análisis

Indudablemente, el mayor problema de Commandos: Origins se encuentra en el hecho de que no es amigable y apunta a un nicho específico. El juego no hace un trabajo especialmente bueno recibiendo a nuevos jugadores en la saga. Incluso la primera misión, que es básicamente un tutorial, es complicada y demandante. La curva de aprendizaje se siente extremadamente pronunciada y puede conducir a la frustración desde el inicio. Además, a diferencia de los dos miembros iniciales del equipo, las habilidades del resto de los soldados se explican mediante cuadros de texto. Para cualquier veterano de la franquicia todo resulta familiar, claro, pero los que no jugaron a las entregas anteriores, posiblemente se encuentren un poco perdidos.

Más allá de lo mencionado, sólo resta destacar la encomiable labor realizada por Claymore Game Studios en el diseño de cada nivel. No sólo porque se nota mucho trabajo en cada escenario en lo que al apartado gráfico respecta, sino por las múltiples variantes que ofrecen. Es un título que, con sus limitaciones, nos permite expresarnos de forma creativa a la hora de resolver las diferentes situaciones que plantea. Lo único a reclamar es que no existe la posibilidad de revisitar los niveles superados y jugarlos nuevamente, pero con un grupo de soldados diferentes. Supongo que esto puede implementarse en una futura entrega. Sólo el tiempo lo dirá.

Commandos: Origins Reseña

Claymore Game Studios entendió que es lo que hizo a Commandos una saga tan única y especial, conservando la esencia de las entregas originales pero añadiendo algunas novedades en el proceso. Por muy cliché que pueda sonar, Commandos: Origins es una carta de amor al género, a la nostalgia y a sí mismo. Es un título que trata con mucho respeto a la franquicia y a sus seguidores. Un videojuego que definitivamente no reinventa la rueda, pero que tampoco busca cumplir con dicho propósito. Por el contrario, se trata del reinicio de una serie que se creía perdida para siempre, pero que parece haber regresado para quedarse por muchos años más. El Tercer Reich nunca descansa, por lo que espero que podamos ver nuevamente en acción a este entrañable escuadrón de bastardos llenos de gloria.


FICHA TÉCNICA:

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Sobre Franco Borgogna

Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.


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