Es difícil hablar y mucho más recomendar una secuela cuando existe una primera parte cuyo nivel de calidad es excelso. En 2015, Cities: Skylines no solo plantó los fundamentos sólidos para convertirse en uno de los referentes dentro del género de gestión de ciudades. También expandió su propuesta con numeroso contenido que complejizó la experiencia a niveles sin precedentes. En ese contexto se vuelve complicado hacer un juicio de valor puesto que cuando uno piensa en segundas partes, piensa en expansión, y sobre todo, en revolución. Cities: Skylines 2 no hace ninguna de esas cosas. Pero ¿Quiere decir esto es un juego innecesario qué hace poco para justificar su propia existencia?. Tal vez, tal vez no. Parece una afirmación tibia pero, al final del día, la recepción de esta segunda entrega dependerá mucho de en qué elementos uno busca en este tipo de experiencias.
El punto en el cual hay que centrarse a la hora de analizar el título de Collossal Order es el enfoque. Cities: Skylines 2 difícilmente pueda expandir respecto a un título con años de contenido extra. Pero tampoco es que busca cambiar radicalmente el género como para convertirse en algo nuevo. No expande en cuanto a contenido respecto a la primera parte, ni cambia su fórmula, sino que decide centrarse en cuestiones específicas y ahondar en ellas. Es decir que, en lugar de hacer todo, todo el tiempo, o de hacer aún más, el juego pone el foco en características concretas llegando a un nivel de detalle nunca antes visto en el género, y lo lleva en direcciones específicas.
Cities: Skylines nos ofrecía un juego de gestión de ciudades; un simulador que tomaba la antorcha de Sim City, pero que daba un pequeño giro poniéndole su propio toque, centrándose menos en leyes, gráficos y finanzas, y más en lo referido al diseño urbano. El principal recurso a manejar era el tráfico, y el eje del trazado de nuestras ciudades siempre estaba dictado por como construíamos sus caminos, calles y avenidas. Luego se fue expandiendo con distintos DLC, donde cuestiones como la industria o el clima cobraban un papel más relevante. Pero ese pequeño elemento particular, esa hiperfocalización en la optimización de como cientos de vehículos circularían por las carreteras, era lo que para muchos daba al juego su toque particular.
En Cities: Skylines 2 las cosas no son tan diferentes. De hecho, vuelve a hacer lo mismo poniendo su sello distintivo al focalizarse en pequeños elementos que ayudan a complejizar todo lo referido al diseño y mantenimiento de nuestra ciudad. Y sí, quizá simplifica algunos elementos pero en pos de expandir otros. Los caminos, calles y carreteras siguen teniendo su papel aunque ahora es mucho mas importante ya que están ligados al tendido eléctrico y el sistema de cloacas de la ciudad, haciendo que no solo ordenen el traslado de nuestros ciudadanos si no también de los recursos que utilizan. También hay mas libertad para modificar elementos mas pequeños y específicos, desde los distritos en los cuales dividir la ciudad, hasta la decoración, lo cual a nivel visual se siente como un salto gráfico realmente justificado.
Esto puede parecer, por contrapartida, una simplificación de estos últimos dos apartados. Pero muy lejos de ello, ahora logra que estén mucho mas ligados al diseño de la ciudad. El trazado de calles y la organización de los distintos distritos se siente como una parte vital de la planificación, y no como algo que se añade a ultima hora simplemente para hacer que la metrópoli sea funcional. Estos cambios en el diseño permiten poder jugar con otros aspectos a la hora de organizar la ciudad. Por ejemplo, pudiendo escoger el tipo de voltaje que utilizamos, diversificando un recurso como la electricidad y su cableado. Algo similar sucede con la organización del sistema de aguas y cloacas, que nos obliga a pensar en trazados eficientes para evitar cuellos de botella para la distribución de recursos.
Donde el nuevo trabajo de Collossal Order se expande notablemente es en todo lo referido a la gestión económica y de leyes. Ahora contamos con muchas más opciones que nos permitirán ajustar nuestro presupuesto de manera más específica. De todos modos, no es algo que sea necesariamente obligatorios, por lo que no estaremos obligados a gestionar cada detalle de manera constante.
Esto último hace, entre otros elementos, al nuevo sistema de progresión de nuestra ciudad, uno de los puntos más destacables de Cities: Skylines 2. Ahora la metrópoli ya no sube de categoría según su cantidad de habitantes. Por el contrario, lo hace de acuerdo la experiencia obtenida por realizar diferentes acciones, como construir distintos edificios y aumentar la felicidad de los ciudadanos. Esto puede parecer menos realista pero, tiene da lugar a dos aristas que enriquecen la jugabilidad. Por un lado, nos permite escalar mucho más la progresión, con mayor cantidad de niveles y recompensas; y por el otro, poder dirigir la evolución urbe y llevarla en distintas direcciones.
La forma en que progresará la ciudad también se logra a partir de un árbol de tecnología. Mediante el mismo podremos tomar distintos caminos, desbloqueando políticas, edificaciones, acciones y hasta mejoras en los servicios. De esta forma, y a medida que la metrópoli se expande, será posible especificar hacia qué dirección deseamos que vaya. ¿Queremos adoptar medidas ‘verdes’ que aboguen por energías renovables? ¿O quizá erigir una megalópolis fuertemente industrializada y sin consideración por el medio ambiente? La progresión menos lineal hace que los caminos elegidos realmente se sientan diferentes y, mejor aún, que cada ciudad ofrezca una experiencia única.
Un punto que he de mencionar es que Cities: Skylines 2 es un juego exigente en cuanto a requerimientos. Pero, aun con las opciones gráficas al mínimo, devuelve una calidad que permite deleitar la vista contemplando nuestra ciudad en todo su esplendor. Cierto es que el rendimiento cae al correr el juego con lujo de detalles, en especial, cuando la urbe se va expandiendo. Sin embargo, durante gran parte del juego usaremos la cámara lejana, debido a que es mucho más cómoda para las labores de gestión. Por lo tanto, podemos optar por opciones visuales más ‘modestas’ sin sacrificar en demasía el apartado visual en el proceso.
Cities: Skylines 2 tal vez no sea la mejor opción para el jugador que esté a la expectativa de mayor contenido. Por el contrario, parece un juego mucho más focalizado, que busca concentrarse en profundizar en los detalles más que en expandir en cuanto cantidad. Puede que tal vez se sienta como una secuela decepcionante para el jugador ambicioso. No obstante, sus agregados son sumamente sólidos, tanto como para satisfacer un público muy minucioso que disfrute de estar en todos y cada uno de los detalles más íntimos de sus creaciones. Una secuela más pequeña, pero no por ello menos compleja.
Sobre Mariano Daneri
Me gustan las milanesas con fideos.
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