por Mariano Daneri
En su afan de no estancarse, los estudios de desarrollo suelen apostar por un radical giro de tuerca para sus nuevas producciones. Si bien esto puede sonar bien en papeles, en la práctica no lo es tanto. Por ejemplo, Hades 2 se mantiene en la línea de la primera parte y es un título exitoso, mientras que los cambios que Red Hook realizó con Darkest Dungeon 2, lo convirtieron en una propuesta diferente y resistida por los seguidores de la primera entrega. En el caso de The Farm 51, tomaron todo lo bueno que hicieron en Chernobylite, pero en lugar de mantener la base y añadir algunos elementos nuevos, presentan una secuela que, de momento, está muy por debajo de las expectativas. Y es que ahora mismo, la experiencia que ofrece Chernobylite 2: Exclusion Zone es tan sólo una promesa de lo que puede llegar a convertirse en un futuro.
La gran pregunta aquí es ¿Cómo llegamos a esta situación? Chernobylite, es un título desarrollado por The Farm 51 que nos llevaba a un mundo post apocalíptico con una jugabilidad que mezclaba mecánicas survival horror con elementos RPG. Hablamos de un videojuego que supo ganarse una buena base de seguidores por lo original de su propuesta, que se antojaba como una suerte de alternativa para S.T.A.L.K.E.R.. Seis años el estudio regresa con Chernobylite 2: Exclusion Zone pretendiendo continuar con el legado construido. La diferencia es que ahora plantea una propuesta mucho más ambiciosa que exánde algunos elementos y reinterpreta otros tantos.
Es importante destacar que el juego se encuentra en un early access muy temprano. Dicho esto, la secuela toma todos los elementos de su predecesor y los plasma en un mundo abierto, añadiendo un sistema de combate estilo soulslike. Es por ello que esta entrega cambia a una cámara con perspectiva en tercera persona como foco principal y nos permite especializarnos en diferentes ramas, como combate melee o a distancia, ya sea con armas de fuego o con un dispositivo tecnológico. Algo así como magia, pero dicho con palabras más sofisticadas. Podemos maximizar una opción en concreto u optar por mezclarlas y crear nuestras propias configuraciones híbridas. Todo esto condiciona el equipo que vamos a usar y hasta algunas opciones de diálogo a lo largo de la historia.
Estas opciones iniciales ayudan a modelar un poco a nuestro personaje. La historia se encuentra estructurada de manera tradicional: tenemos cinemáticas y diálogos con NPC en los cuales se nos va a dar cierto nivel de interpretación con algunas opciones de diálogo. Durante dichas interacciones podemos tomar decisiones y, eventualmente, alinearnos con una de las tres facciones que pueblan el mundo. Sin embargo, el juego no ofrece una opción para crear o definir el pasado del protagonista. Por el contrario, jugamos como Cole Gray, un individuo con un aspecto y trasfondo predefinidos que no podemos modificar.
el juego se encuentra muy verde, con muchas mecánicas que funcionan a medias
Chernobylite 2: Exclusion Zone toma aspectos de su predecesor, como la gestión de bases, el crafteo y la ambientación, mientras profundiza en otros. En este sentido, se nota que el equipo de The Farm 51 está poniendo mucho esfuerzo en los elementos RPG. El enfoque ahora es mucho más grande en lo que a equipo y atributos respecta. Tenemos un sistema de progresión mediante el cual podemos mejorar las características de Cole o adquirir nuevas habilidades invirtiendo puntos de experiencia. Además, el componente de supervivencia también se expande con ciertos detalles que tienen que ver con la forma en la cual nuestro personaje es afectado por el entorno o las acciones realizadas. Por ejemplo, podemos adquirir estados alterados curiosos o traumas que se desencadenan a raíz de atacar ciertos tipos de enemigos humanoides, recibir daño de fuego, o pasar mucho tiempo en combate.
Es muy fácil notar que Chernobylite 2: Exclusion Zone es mucho más ambicioso pero varios factores parecen jugarle en contra. El más importante radica en que su estado de acceso anticipado impacta demasiado a la hora de intentar hacer una apreciación justa. Lo cierto es que el juego se encuentra muy verde, con muchas mecánicas que funcionan a medias, elementos importantes que todavía no estan implementados y varios problemas de performance. A todo esto se suma el hecho de que las actuaciones de voz dejan mucho que desear. Incluso hasta hay algunas líneas faltantes se reemplazaron por una IA de cuestionable calidad.
Pero lo problemas no terminan ahí. El juego ofrece una opción para cambiar la cámara de tercera a primera persona, pero que no funciona en armonía con un sistema de combate que se siente incómodo, poco preciso y, en general, más frustrante que divertido. Y por si todo esto no fuera suficiente, las constantes actualizaciones hicieron que escribir estas primeras impresiones se convirtiese en un proceso arduo debido a la incompatibilidad de las nuevas versiones con las partidas guardadas. Eso sin mencionar los nuevos bugs emergentes que llegaron de la mano de cada nuevo parche. Es indudable que en unos meses podemos estar frente a un juego muy diferente. Sin embargo, mi experiencia al momento de redactar estas líneas dista de ser la mejor.
Chernobylite 2: Exclusion Zone todavía necesita de mucho trabajo. Las ideas están ahí, pero la implementación al día de la fecha lo hace parecer un producto muy embrionario aún para un early access. Se mantiene en una promesa gracias al prestigio que The Farm 51 supo construir con su trayectoria. Hablamos de un equipo que hizo un gran trabajo con la primera parte, lo que nos permite pensar que con el tiempo todo puede cambiar. El estudio está demostrando que están trabajando a fin de revertir la situación, y muy probablemente el título logrará materializar aquello que pretende ser. Pero ahora mismo, promesas, promesas.
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Sobre Mariano Daneri
Me gustan las milanesas con fideos.
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