BLUE PRINCE – Análisis

BLUE PRINCE – Análisis

Como un juego de mesa, pero mil veces mejor

Blue Prince, el título de Dogubomb, es mucho más espectacular de lo que esperábamos y gracias a sus originales mecánicas se posiciona como el nuevo referente de los videojuegos de puzzles


Este es un buen momento para compartir una confidencia: generalmente cuando estoy ante un buen título suelo emparejarlo mentalmente con algún otro medio de expresión, como por ejemplo películas, cómics, pinturas, etc. Esto se debe a que considero que algunos videojuegos logran el estatus de una obra magnífica que tranquilamente se puede encontrar a la altura de cualquier otro tipo de bellas artes. La mayoría de las veces este paralelismo lo vuelco en la literatura. Al hacer este ejercicio con Blue Prince automáticamente se me vienen a la mente dos novelas que encajan a la perfección con la idea propuesta por el equipo Dogubomb. Me refiero en concreto a ‘La Casa de Hojas‘ de Mark Z. Danielewski y ‘S. El Barco de Teseo‘ de J.J. Abrams y Doug Dorst.

Quienes conozcan estos espectaculares libros, pueden tener una idea inmediata de por dónde van los tiros. Ambos proponen una premisa enigmática; un intrincado laberinto que se antoja complicado de desenmarañar. Obras donde a medida que el lector avanza, sus vueltas de tuerca no hacen más que sembrar nuevas dudas sobre el nudo gordiano que conforma su trama. Por un lado, en Blue Prince tenemos el cambiante espacio físico en el que nos adentraremos como en la prosa de Danielewski, y a su vez el persistente tejemaneje de acertijos que se encuentran dispersos por cada rincón del escenario, al igual que en ‘S. El Barco de Teseo‘.

En Blue Prince jugamos como Simon P. Jones, un muchacho de 14 años, que a su temprana edad se convierte en el heredero de la propiedad Mount Holly, perteneciente a su tío abuelo Herbert S. Sinclair, quien falleció recientemente. Esta enorme y misteriosa mansión compuesta por 45 habitaciones en su interior y un extenso jardín en el exterior guarda una peculiaridad. Por muy pariente que sea, Hebert no es un hombre dispuesto a entregar su fortuna tan fácilmente. Fiel a su manía por los acertijos, el anciano instauró una condición para nuestro protagonista: Sólo podrá convertirse en el nuevo propietario del lugar si logra llegar a la enigmática habitación 46.

Blue Prince Review

El objetivo es más que claro, pero la travesía para acceder a la antecámara es un desafío apto solo para los más persistentes. Esto se debe a que Mount Holly es un laberinto que nos hace perder la noción del tiempo a los pocos minutos de iniciar partida. Y es que gracias a sus desafíos genera muchas dudas que activan inmediatamente nuestra imaginación, provocando una obsesión que pocos juegos consiguen. Un efecto raro incluso dentro del género, pero que logra mantenernos en vilo durante horas dada la maestría con que está planteado. La experiencia se convierte en una adicción casi al instante y alimentando nuestro júbilo un acertijo tras otro, y con pequeñas pistas que rodean a los grandes misterios que envuelven a la extravagante propiedad.

Al comenzar cada día iniciamos nuestro recorrido en el vestíbulo. Desde ahí somos nosotros los que decidimos el diseño de la propiedad, habitación por habitación, al atravesar cualquiera de las tres puertas principales disponibles. Al hacerlo recibimos tres opciones entre las cuales debemos elegir y definir qué es lo que vamos a encontrar al otro lado de la puerta. De esta manera podemos descubrir nuevas áreas que traen consigo muchos misterios para resolver. Sin embargo, contamos con una serie de restricciones para que esto no sea un simple paseo por el parque. Por el contrario, debemos pensar y planear muy bien cada movimiento antes de aventurarnos por puro instinto.

Sucede que Simon cuenta con un total de 50 pasos, que disminuyen cada vez que cruza una puerta. Eventualmente podemos ampliar esta cantidad a un mayor número, pero independientemente de ello, una vez que los pasos lleguen a cero el día acabará, y vamos a tener que comenzar de nuevo. Pero ¡Sorpresa, sorpresa! Todas las habitaciones descubiertas se eliminan y todo el progreso realizado se pierde al comenzar una nueva jornada. Bueno, al menos en lo que a las habitaciones respecta, ya que todo lo que veamos y aprendamos por el camino permanecerá con nosotros. El conocimiento es clave y resulta extremadamente útil a futuro, motivo por el cual recomiendo encarecidamente tener lápiz y papel a mano porque se convertirán en los mejores aliados.

Las salas son bastante diversas y van desde dormitorios, hasta pasillos, baños, jardines y bibliotecas, entre muchas otras. En ocasiones, las habitaciones tienen múltiples salidas, en otras una sola, o incluso ninguna, lo que convierte a estas últimas en un callejón sin salida. Todas cumplen una función y cuentan con algún tipo de pista para desvelar, por lo que es obligatorio andar con los ojos bien abiertos. A su vez, estas se encuentran categorizadas por número de rango y color, rasgos muy útiles para definir qué opción elegir. Sumado a ello, no solo tenemos que escoger a conciencia cada nuevo ambiente, si no también aprender a gestionar los recursos de los que disponemos.

Blue Prince Análisis

Si bien a priori pareciera que uno debe aceptar que se encuentra a merced de los infortunios del azar, con el correr de los días, es fácil notar que, gracias al aprendizaje es posible moldear la mansión de una manera en la que nos pueda favorecer. Esto se debe, principalmente, a que con el paso de las horas la es posible entender lógica detrás del comportamiento de las habitaciones. Por ejemplo, la cantidad de puertas que éstas habilitan, o los puntos estratégicos en los que puedan aparecer objetos interactivos. Ciertas salas de la mansión se habilitan con llaves o gemas dispersas por ahí. También podemos encontrar dinero físico para comprar objetos que nos pueden facilitar mucho la vida o provisiones para mantener el nivel de pasos.

La mansión es la gran protagonista de la historia, y prueba de ello es la variedad de combinaciones y sorpresas que esconde para dar curso a la narrativa. Aparte, el inmueble también se presenta como una herramienta de aprendizaje, un gran mecanismo sobre el cual testear objetos. Nuestra percepción es puesta a prueba constantemente, premiando la curiosidad con pequeños hallazgos que sienten inmensamente satisfactorios. Por otro lado, también es un objeto sobre el que nos vemos tentados a buscar la forma de tener el control, aún cuando es imposible hacerlo. Y lo excepcional de la experiencia es dejarse empapar por el misterio que rodea al título; de no saber qué será lo próximo que nos vamos a topar, llegando al punto de sorprendernos por nuestras propias habilidades de resolución.

Si hay algo que destacar desde el inicio, es que en Blue Prince no hay buenas o malas partidas. Cada día tiene algo para ofrecer, siempre. Si somos astutos, aun cuando el interior de la mansión se haya transformado en un enorme callejón sin salida, siempre podemos dedicar tiempo descubrir algo nuevo antes de finalizar la jornada. Esto conforma uno de los puntos más álgidos del título porque nunca para de sorprendernos con sus detalles en el entorno que contienen muchos secretos. Eso y los rompecabezas que conforman el eje central de la experiencia. Los hay para todos los gustos y están tan bien pensados que pueden dejarnos boquiabiertos en más de una ocasión al dar con una solución.

Pero más alla de encontrar la forma de resolver algo, incluso un rompecabezas resuelto conforma un engranaje que retroalimenta a otros acertijos. En ningún momento nos vamos a encontrar con un puzzle obtuso o sin sentido. Por el contrario están muy bien pensados, con una amplia variedad de niveles de dificultad y se presentan de forma no lineal. Pero lo mejor es que están presentes en todo momento, hasta en lugares discretos a simple vista, de principio a fin de la experiencia aunque corre por nuestra cuenta y capacidad de observación el encontrarlos. Insisto, es increíble lo bien diseñados que están y cómo se interconectan entre sí.

Gráficamente el juego es muy lindo, predominando un marcado estilo minimalista cartoon con bordes tipo sketch. Es bastante agradable de ver y es mas detallado de lo que cabría esperar. Para su ventaja es justamente este estilo visual el que hace que todo en los escenarios se vea armónico y sin desentonar, tanto en el interior como en el exterior de la mansión. Porque sí, la aventura de Simon no solo se limita a salas y diferentes alas del inmueble, también es necesario recorrer el terreno que la rodea. Sonoramente es más que modesto con un conjunto de melodías extremadamente relajantes, del tipo música de ascensor o sala de espera. Algo ideal para hacer de la exploración una experiencia muy amena.

Este es sin lugar a dudas el apartado más relajado de la propuesta, ya que no sobresale justamente por sus ritmos musicales o pistas que generen algo en nuestro inconsciente más allá de una constante aura de misterio. La ambientación nunca alcanza un punto de saturación o llega a cansar por su repetitividad. Parece algo sin mucho sentido, pero es increíble ya que vamos a pasar muchas horas dando vueltas por la mansión. Todo sin oír conversaciones o efectos de sonido más allá del entorno o los pasos de nuestro protagonista. Sinceramente se antoja muchísimo contar más acerca de la experiencia, pero es tan satisfactoria y autosuficiente que hacer tan sólo un spoiler sería un crimen. Es un título que solo requiere que nos aventuremos al interior de la mansión para quedar hipnotizado durante horas.

Blue Prince Reseña

La mecánica roguelike, el apartado visual y la variedad en sus rompecabezas le confieren a Blue Prince una personalidad muy marcada que denotan el gran esmero realizado por Dogubomb. Nuestra perseverancia por descubrir alguna nueva pista y resolver los acertijos confieren al título una sensación de satisfacción tan grande que justifica por completo el estar de un lugar a otro tomando notas, capturas y probando diferentes estrategias para maximizar nuestros pasos. Cada rompecabezas completado retroalimenta a otros aún más grandes que el que envuelve el misterio de la habitación 46. La curva de aprendizaje se adapta a nuestro ritmo y perspicacia, y es lo que hace al juego tan atractivo. De esta forma ilustraremos mejor nuestro avance demostrando que, poco a poco, nos hacemos merecedores de heredar Mount Holly, exactamente como deseaba nuestro benefactor.


FICHA TÉCNICA:

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Sobre Darío Gadea

Sniper de pura cepa. Fanatico del horror, la fantasia y la ciencia ficción. Adicto a los Metroidvanias, los RPG, la musica pesada y el synthwave. Cuando no esta leyendo algo perturbador esta jugando a Age of Empires II


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