No fueron pocas las veces que he dicho que ciertos tipos de juegos o géneros tienen que hacer algo especial o llamativo como para sentirme sorprendido. Sin embargo, esto no quiere decir que necesariamente deban ser producciones innovadoras. Esto me hizo pensar en varias cosas. Por ejemplo, en mi afición por los roguelikes/lites y el dedicar horas a propuestas que sentía muy similares unas de otras, o si era que simplemente estaba perdiendo la capacidad de disfrutar de uno de los placeres más simples en este ámbito. Un día de tantos, mientras le daba vueltas a estas ideas en mi cabeza, recuerdo recibir un correo para acceder a la beta de Bleak Sword DX. Y fue tan solo probarlo para llegar a la conclusión de que para que un juego sea genial, solo hace falta algo fundamental: que sea divertido.
Ahora, que finalmente Bleak Sword DX tuvo su lanzamiento, pude disfrutar de la aventura completa, me queda en claro que el simple placer de divertirme y pasarlo bien no se había extinguido en mi ser. Pero mejor aún, la capacidad de sorprenderme, tampoco. Y eso que no estamos hablando de un videojuego que se diga ‘nuevo’. Cabe recordar que el trabajo de more8bit (Luis Moreno Jimenez) vio la luz en 2019, pero en el servicio Apple Arcade. Lo que tenemos aquí es una revisión del título, mejorada y actualizada. Es la versión DX, que presenta nuevos niveles, diseños enemigos y mejoras en la inteligencia artificial. Debo aclarar que nunca probé el original, pero imagino que habría quedado tan encantado con su propuesta como lo he quedado hoy día.
Es un videojuego bastante sólido en todos sus aspectos, aunque indudablemente donde más destaca es en su jugabilidad. Narrativamente es simple, pero funcional. De hecho, tampoco puedo decir que yo fuera capaz de escribir la historia que cuenta. La trama gira en torno a la maldición de la Bleak Sword y un ejército malvado al que hay que detener. Sin embargo, pese a la simplicidad de este relato de espada y hechicería, hay diálogos y cinemáticas que sirven para enfatizar las amenazas a las que debemos hacer frente. En especial cuando de enfrentamientos contra jefes se trata. Y es realmente admirable cómo a través de un conjunto de píxeles monocromáticos que dan forma a cada uno de ellos, more8bit logra infundirles una personalidad muy marcada.
Está claro que Luis Moreno Jimenez puso mucho empeño en el apartado artístico, asegurándose de que los entornos y enemigos se sientan distintos y fácilmente reconocibles. Las animaciones son excelentes, el diseño cuidado y esas figuras 2D, de color blanco, destacan perfectamente en esa especie de diorama que conforma cada nivel. Los escenarios están elaborados con mucho detalle y mediante la simpleza que impregna a la obra, dan vida a un mundo de fantasía devastado, donde la brutalidad acecha en cada esquina.
En lo que a jugabilidad respecta, casi podría decir que Bleak Sword DX se siente como un demake de Dark Souls. Pero esto no sería justo. O quizá sí. Imagino que será un bonito halago que digan que algo que hiciste te recuerda a un videojuego que dio vida a uno de los subgéneros más populares. Divagaciones al márgen, no hay muchas mecánicas de combate, pero es necesario saber usar cada una de ellas. Nuestro personaje puede hacer ataques ligeros y pesados, esquivar, bloquear y hacer parrys. Y eso es todo. Sin embargo, insisto, pese a lo sencillo que pueda parecer, aprender a hacer uso de todo y cada uno de estos movimientos es fundamental para poder progresar y no caer preso de la frustración.
La campaña se compone de 12 ‘mundos’, cada uno compuesto de 12 niveles. Bueno, casi todos, puesto que uno de ellos transcurre a lomos de un caballo y consta de 6 escenarios. Este añadido en concreto, da al juego algo de variedad y -honestamente- me hubiera gustado ver más de ello. No necesariamente iguales, pero algo parecido que contribuya con variantes ¿Quizá un escenario surcando los cielos a lomos de un dragón? Hubiera sido interesante. El caso es que Bleak Sword DX se adhiere a lo básico, pero tampoco es que ello sea algo particularmente malo. Analizar a los enemigos, sus patrones y encontrar la ventana indicada para lanzar ese espadazo definitivo, es increíblemente divertido.
A todo lo mencionado, se suma una progresión de personaje funcional, pero efectiva. Tras cada batalla se obtiene experiencia y al conseguir la suficiente se puede comprar una mejora para la vida, el ataque o la defensa. Eventualmente se pueden recibir objetos que potencian alguna de estas estadísticas y consumibles que recuperan vida o aumentan los atributos por un combate. Ahora, un detalle es que si por casualidad perecemos, así sea ante el mordisco de una vil rata, se pierde todo. Y cuando hablo de ‘todo’ me refiero a los items y la experiencia. La única forma de recuperar ambas cosas es superar con éxito el nivel pero evitando morir, debido a que de lo contrario, se perderán para siempre.
En mi experiencia, la mayoría de las veces que me mataron, fue por ser muy ‘greedy’. Me refiero a que el ímpetu de querer eliminar a un enemigo hacía que me quedara cerca de este, arrojando golpes a diestra y siniestra. Y peor aún, consumiendo la barra de resistencia sin sentido o estrategia, quedando completamente indefenso y vendido. Y eso es algo que no recomiendo en absoluto. Claro que hubo ocasiones donde morí por un ataque que no esperaba o por estar aprendiendo el patrón de movimiento de un jefe. Sea como sea, la dificultad es justa y responde a la consigna de ‘fácil de entender, difícil de dominar’.
Hay un repertorio de enemigos muy variados que van desde animales agresivos hasta soldados protegidos por pesadas armaduras, arpías voladoras y fantasmas, entre otros. Todos tienen su truco, hasta las criaturas iniciales como las arañas (a las que me costó tomarles el tiempo). Cada batalla se siente justa, aprovechando hasta el último centímetro de cada nivel, haciendo que sea obligatorio moverse, atacar y esquivar en el momento indicado. Y lo mejor de todo, es que es un videojuego que nunca sacrifica la diversión en pos de una mayor dificultad. Porque una vez más, la clave del éxito aquí está en cómo todo se mantiene simple de principio a fin.
Quejarme del trabajo de more8bit sería como querer buscarle la quinta pata al gato. Es un juego que abraza la simpleza para ofrecer una experiencia medio ‘souls’, medio hack’n slash, realmente buena. Además, por lo que pude ver, expande su contenido respecto al original. Añade varios extras, como un modo aleatorio, el clásico Boss Rush y una arena que se desbloquea después de terminar la aventura. Sin lugar a dudas, un conjunto de adiciones que extienden la vida útil del título.
En definitiva, Bleak Sword DX ofrece una experiencia llena de acción que no decepciona. Es un título que convence no solo por su jugabilidad desafiante, sino por su excelente y monocromático apartado artístico que aprovecha el pixel art de una forma muy original. Claro está que el trabajo de more8bit no es una gran aventura con una historia épica y un desarrollo de personaje profundo. Sin embargo, esas 4 horas que me tomó abrirme camino a lo largo de cada nivel, enfrentando a un variado repertorio de jefes y enemigos, me resultó mucho más fascinante de lo que puedo plasmar en palabras. Luis Moreno Jimenez ha dado vida a un videojuego que no puedo hacer más que recomendar, no solo porque ha logrado sorprenderme, sino porque cumple con su premisa fundamental: divertir.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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