Cuando me pongo a pensar en los juegos de 8 bits, lo primero que se me viene a la cabeza son joyas como Castlevania, Metroid, Megaman o Zelda. Estos títulos, indudablemente marcaron a la industria del videojuego sentando un fuerte precedente acerca de qué elementos, mecánicas, música o apartado visual se esperaba en los desarrollos de finales de los años ‘80 y principio de los ‘90. Sin embargo, estos no son estándares que se mantienen válidos sólo para los juegos de aquel entonces, puesto que cuando aparecen producciones como B.I.O.T.A. (De ahora en más BIOTA, sin los puntitos), se espera lo mismo y más. Al menos es lo que yo, como jugador, pretendo.
Lo cierto, es que BIOTA -el desarrollo de Small Bros distribuido por Retrovibe– tiene todo lo que mencionara y algo más. A ver, no es que estemos frente al juego que llega para revolucionar un género en concreto, sino a una experiencia sólida, que incluso por momentos llega a brillar con algunos destellos de originalidad. En lo personal, encasillo a este tipo de producciones como uno de esos videojuegos que no te cambian la vida, pero que definitivamente te arreglan un domingo lluvioso.
Para quien no esté muy al tanto de que es BIOTA, se trata de un metroidvania, pero llevado a una expresión bastante minimalista. Y no, no lo digo solo por su apartado gráfico que recuerda a aquellas producciones monocromáticas de la Game Boy, sino por su planteo en sí. Me refiero a que, por norma general, para avanzar en un juego de este género, se requieren de múltiples habilidades que abran nuevas zonas de un mapeado interconectado. Sin embargo, aquí todo se resume a algo mucho más simple: Explorar, conseguir dinero, comprar algún ítem en concreto para desbloquear un área del mapa y poco más. Entiendo que lo explicado se ajusta mucho a lo que es un metroidvania de pura cepa, pero como digo, acá es todo mucho más simple y ninguna parte del mapeado resulta inaccesible por falta de, por ejemplo, el famoso salto doble.
La historia está ambientada en el siglo XXII, en una era donde la humanidad ha dominado los viajes interestelares tras el descubrimiento de una sustancia conocida como viridium. A raíz de esto, la corporación V-Corp ha establecido colonias mineras en asteroides y planetas, con el fin de adquirir más materia prima con la que poder realizar más viajes espaciales y expandir su imperio hasta el infinito. El problema surge cuando en una de estas colonias se interrumpe toda comunicación y se envía -por algún motivo- a una nave llena de científicos para que investiguen qué fue lo que sucedió en dicha colonia. No obstante, lejos de ser una solución, este equipo de investigadores desaparece por lo que se envía una nueva nave, solo que esta vez tripulada por el escuadrón de mercenarios Gemini II. El objetivo es muy simple: hallar a los científicos y lidiar con cualquier amenaza allí presente.
Desde el comienzo el título nos permite elegir entre cuatro personajes, todos equipados con un arma principal y una habilidad especial con usos limitados. Hay un francotirador, una especie de comando o boina verde, un soldado con una escopeta y otro algo más tradicional con una especie de ametralladora. Cada una de las armas de estos mercenarios funcionan diferente, aunque siendo sincero, no se siente muy distinto uno del otro. De hecho, salvo en contadas ocasiones y por pedido expreso del juego de elegir otro mercenario, la mayor parte de la aventura (un 90%, siendo más específico) me la pasé usando el mismo personaje.
Como sucede en la mayoría de los metroidvanias, BIOTA tarda un tiempo en ponerse en marcha, pero tampoco tanto, debido a que no es un juego especialmente largo. La aventura comienza en la superficie de esta colonia, donde podemos hablar con algunos trabajadores que nos ponen al tanto de lo que está sucediendo. Desde allí, además de poder cambiar de personaje o practicar en una especie de galería de tiro, también hay un ascensor que permite adentrarse en las profundidades de la instalación minera.
Además, en esta especie de “hub central” hay una tienda o mercado negro (como el juego llama a estos lugares) con el cual el juego introduce su sistema de comercio. La moneda de cambio es el propio viridium, el cual se puede tomar de los enemigos asesinados. Esto es indispensable, puesto que con este recurso podemos comprar no solo mejoras para el escuadrón en general, sino también para hacernos de algunos artículos que -como dejé establecido al comienzo del análisis- resultan fundamentales para poder avanzar por el mundo.
La verdad es que en BIOTA todo resulta bastante intuitivo, sencillo de comprender y, eventualmente, las cosas comienzan a encajar en su lugar. Sin embargo, el verdadero juego comienza una vez se entra en la colonia minera. Los niveles se componen de habitaciones individuales, las cuales forman parte de un mapa bastante amplio. Algo que me gustó, es que cada área está bien diferenciada una de otra, no solo en lo estético, sino también en el tipo de enemigos que aparecen. Básicamente es un ciclo de juego típico de un metroidvania promedio, pero muy divertido, puesto que sus responsables han hecho un buen e inteligente trabajo distribuyendo por el mapa los elementos clave necesarios para la progresión.
Otro aspecto que me gustó respecto al diseño de los niveles, es el delicado balance entre combate-plataformeo. Hay zonas donde se debe disparar a todo lo que se mueve, otras en que ni siquiera hay enemigos y se debe avanzar dando saltos precisos, mientras que algunas áreas combinan ambos elementos, planteando un desafío ligeramente demandante. Eso sí, los enemigos se pueden evadir ya que no son tan amenazantes y se mueven más de lo que atacan. Los que más problemas pueden llegar a generar son una especie de cerebros flotantes que aparecen y desaparecen luego de atacar, y unos tipos gigantes con lanzallamas. Quizá los jefes puedan presentar batalla en un inicio, pero también se ajustan a lo mismo, con patrones predecibles y bastante fáciles de descifrar.
El caso es que si bien BIOTA se inspira en videojuegos que marcaron una época, lo cierto es que busca ser bastante más indulgente. ¿Falta vida? No te preocupes, en cualquier momento se puede regresar a la superficie para curarse por completo e intercambiar personajes. ¿Esta zona está siendo muy difícil de superar? Sin problemas, se puede guardar la partida en cualquier lugar (siempre y cuando no haya enemigos alrededor). Son pequeños pero significativos detalles que el juego ofrece para que un usuario que tan solo busque pasarla bien, pueda progresar sin quedarse estancado y preso de la frustración.
Quizá el punto más flojo de la producción sean algunos segmentos que los sentí como de relleno. Hay partes en que a fin de ofrecer algo de variedad, el juego nos permite pilotar una serie de vehículos, como por ejemplo un submarino, un mecha o una nave espacial. Con diferencia, considero que la mejor sección fue el nivel submarino, puesto que es una zona completamente diseñada para aprovechar el uso de este vehículo. El resto, bueno, no es que estén mal, pero son segmentos que duran demasiado y se vuelven repetitivos. Se sienten como que le sobran minutos a estas secuencias y rompen con el ritmo general que plantea la aventura.
Otro aspecto que me hizo un poco de ruido es la combinación de colores por la que puede optarse. Entiendo que al estar inspirado en videojuegos de 8 bits se busque tener una estética muy marcada y es de agradecer que se pueda seleccionar entre diferentes paletas de colores. Si bien como dice el dicho “para gustos, colores”, algunas de estas paletas resultan demasiado brillantes, al punto de cansar la vista y dificultar el juego, mientras que otras son demasiado apagadas. A esto, le debo sumar el hecho de que la fuente y el tamaño del texto escogidos dificultan la lectura de los diálogos. Eso sí, puntazo a favor con la música, que me tuvo tarareando constantemente varias de las melodías durante las 5 horas que me tomó terminar la aventura.
En resumen, BIOTA es un título corto y agradable. Puede que no sea el metroidvania que cambiará el género, ni que tampoco tenga un mapa enorme y lleno de secretos como puede ser el de Castlevania: Symphony of the Night. Sin embargo, esto no quita el hecho de que el desarrollo de Small Bros sea genial para alguien que esté buscando un juego de ritmo rápido, cargado de acción, plataformas y con una historia propia de una película de acción típica de los ‘80. Definitivamente una propuesta ideal para matar una lluviosa tarde de domingo y un punto de partida ideal para todo aquel que desee adentrarse en el maravilloso subgénero de los metroidvanias.
Sobre Franco Borgogna
Periodista apasionado por los videojuegos que sueña en mundos pixel-art sin caídas de frames. Streamer a tiempo parcial, fundador de la comunidad “La Orden del Pixel”, amante de la series, las películas y los comics.
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